6 reglas de oro para convertir tu cocina en un espacio saludable
Incorporar hábitos saludables a nuestras vidas requiere de un poco de planificación.
La clave es proponérselo y adaptar los lugares que nos rodean para que ellos ejerzan una influencia positiva sobre nuestras decisiones cotidianas.
En ese sentido, la cocina es un sitio ideal para comenzar aponer en práctica estas recomendaciones que te van a ayudar a organizarte de manera sencilla:
1. Almacená:procurá tener en tu cocina una alacena con todos los alimentos esencialesque necesitan vos y tu familia. Esto te va a permitir improvisar comidas saludables con productos enlatados o secos, cuando no tengas tiempo de cocinar productos frescos, sin tener que caer en el “delivery”. Algunos de los que no pueden faltar en la alacena son: lentejas, arvejas, porotos, garbanzos, pastas integrales, arroz integral, salsa de tomate de buena calidad, aceitunas, quinoa, trigo burgol y avena, entre otros. También es bueno tener en frascos a la vista en la cocina frutos secos y semillas, que siempre pueden servir como snack o para completar sopas, licuados o una nutritiva ensalada.
2.Optá por lo fresco: mantené siempre al alcance de la mano frutas, para no caer en el “picoteo” de cosas poco saludables. Elegí las frutas y verduras de estación (que van a ser más baratas y sabrosas) para disponerlas en un bowl -en la mesada de la cocina, en la mesa del comedor o en tu escritorio- con una variedad que permita tentarse a cualquier miembro de la familia.
3.Ideá un menú: una forma de comprar sólo lo necesario -lo cual te va a ayudar a gastar menos y además evitar productos poco saludables- es sentarte a pensar un menú semanal. En él debés procurar incluir todos los grupos de alimentos para garantizar que vos y tu familia coman variado y sano. Podés pensar dos semanas adelantadas y luego repetir. Una dieta saludable no tiene que ser sinónimo de comer solo ensaladas.
4.Listo para usar: podés ir a la verdulería o mercado una vez por semana y luego dedicarle 30 minutos a lavar las frutas y verduras y dejarlas lista para usar. Por ejemplo, podés pelar las zanahorias y mantenerlas frescas por un par de días en un contenedor con agua en la heladera. También podés lavar y dejar cortados puerro, cebolla de verdeo, brócoli y otros vegetales, y guardarlos en bolsas en la heladera. Cuando llegue la hora de cocinar, solo tendrás que elegir los ingredientes y mezclarlos.
5. Congelá: ante la falta de tiempo que la mayoría de nosotros sufre, comer sano puede ser difícil. Sin embargo, el freezer puede marcar la diferencia. Tratá de cocinar el doble de cantidad de las comidas que preparás habitualmente (en especial las que más le gustan a tu familia). Dividilas en porciones y congelalas. Desde tartas de verduras hasta guisos saludables, pollos y salsas caseras... todo se puede mantener listo para comer en el freezer. Incluso las viandas del colegio de tus hijos.
6.Todo a la vista: los alimentos saludables siempre deben estar accesibles y a la vista, tanto fuera como dentro de la heladera. Disponé en tu cocina frascos con semillas, frutos secos, arroces, harinas, y distintas conservas caseras. En la heladera, agrupá los productos por grupos en los distintos estantes y cajones: lácteos, carnes, verduras y frutas, separando lo crudo de lo cocido. Además de permitirte acceder a ellos con mayor facilidad, evitarás las contaminaciones cruzadas.