Tras la muerte del papa Francisco, se activó el protocolo de "Sede Vacante" en el Vaticano, que prevé el velatorio y el inicio del Cónclave. En ese proceso, cuatro cardenales argentinos con derecho a voto participarán de la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Se trata de Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y considerado la mano derecha del Papa; Ángel Sixto Rossi, arzobispo metropolitano de Córdoba, jesuita y amigo personal de Francisco; Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero y primado de la Argentina, cercano al Pontífice; y Mario Aurelio Poli, arzobispo metropolitano emérito de Buenos Aires, quien sucedió a Bergoglio en la arquidiócesis y comparte un enfoque pastoral similar.
Además de los cardenales argentinos habilitados para votar, hay otros cuatro que integran el Colegio Cardenalicio pero no podrán participar del Cónclave por tener más de 80 años. Ellos son Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales y decano adjunto del Colegio de Cardenales; Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán; Luis Pastor Dri, confesor en el Santuario de Nuestra Señora de Pompeya; y Estanislao Esteban Karlic, arzobispo emérito de Paraná.
Esta misma norma se aplica al resto de los miembros del Colegio Cardenalicio, compuesto por 252 cardenales, de los cuales solo 138 están habilitados para votar. De ese total, casi el 80% fueron designados por Francisco. De hecho, en diciembre de 2024 nombró a 21 cardenales nuevos, ampliando 110 sus designaciones y promoviendo sus politicas reformistas sobre la Iglesia Católica.
De esta manera, según las reglas del Cónclave, el nuevo Sumo Pontífice necesitará los votos de dos tercios del colegio para poder asumir en reemplazo de Jorge Bergoglio.