35 Encuentro Plurinacional de Mujeres: "el enemigo es el patriarcado"
Luego de dos años de pandemia, mujeres y comunidad lgbtq se vuelven a encontrar en San Luis. Hablamos con Nina Burgos, histórica militante, sobre el fantasma de la transfobia y la historia de este hito mundial que sucede en todo el país.
Los Encuentros Nacionales de Mujeres son una pieza fundamental a la hora de hablar de derechos políticos de los movimientos feministas pero también si hablamos de pavadas lindas como el encontrarse, o que sea itinerante ya que recorre todo el país de punta a punta y sucede siempre en una provincia distinta. Esta vez y luego de una pandemia que lo pausó todo, se realiza en San Luis.
La idea, desde un principio, fue esa. Entender qué sucede con nuestros derechos que hoy damos por sentados pero que hace 35 años no existían. Al primer encuentro asistieron muy poquitas mujeres (menos de mil) y fue en Buenos Aires. Todo a pulmón pero muy convencidas ellas de que un espacio así era más que necesario: “¿cómo íbamos a hacer las mujeres para saber qué nos faltaba si no estábamos en contacto?”, se pregunta Nina Brugos, una de las pioneras de los Encuentros y también histórica de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Organización que nació y se expandió en estos encuentros tan claves.
¿Cómo se gestó la fuerza feminista?
La famosa frase “La unión hace a la fuerza”, toma otro color si hablamos de mujeres y de comunidades lgbtq. Frase destacada del peronismo que explica cómo se consiguen derechos negados y que, en general, era utilizada por varones. Antes de la vuelta de la democracia, los grupos feministas no tenían tanta fuerza y la mayoría de las mujeres eran amas de casa aisladas de sus compañeras. La cosa cambió mucho, claro. La existencia de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo le dio otra impronta a las mujeres, su rol social y su vinculación con los Derechos Humanos en nuestro país.
En ese marco, se activa el primer encuentro, la rosca política más picante y se busca año tras año el difícil consenso entre las organizaciones y de quienes se acercan a los encuentros de forma autónoma y con el empuje claro de una de las olas feministas más potentes del siglo en nuestro país.
“Cuando empezamos eran 3 talleres. Los títulos inclusive eran más simples: mujeres y trabajo, mujer y medios de comunicación, etc. Año a año el encuentro se fue complejizando y eso hace, creo yo, a la cuestión un poco más incómoda para algunos sectores, por ejemplo, los más populares”, admite Nina con algo de tristeza.
Es que sí, a medida que la cuestión política avanza sobre las discusiones sociales, la necesaria y compleja tarea de nombrarse se asoma. “Ahora algunos talleres tienen un título tan largo y difícil que yo no entiendo y eso que formo parte de los feminismos desde hace décadas”, agrega la activista.
Este año hay 105 talleres. Una lista larguísima con ítems a gusto y piacere de todos los movimientos y con una cargada agenda política. Estos talleres, para quien nunca fue a un Encuentro, son espacios de debate en donde se pone sobre la mesa todo lo que sucede cotidianamente por nuestra condición de género y de clase.
Sin ir más lejos, en el año 2005 en el Encuentro Nacional que se realizó en la provincia de Córdoba, se constituyó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Campaña que años más tarde fue motor para conseguir la interrupción legal del embarazo en nuestro país. Y, hay que decirlo, en el mundo entero ya que el pañuelo verde, insignia de este movimiento político, hoy se usa de manera universal en países en donde no está garantizado. “Somos un orgullo mundial, hoy la lucha por el aborto y la Campaña ya no nos pertenecen solo a nosotras, ya es de todo el planeta”, indica muy feliz Nina.
¿Se puede nombrarlo todo?
En estas tres décadas y media los movimientos feministas pegaron un glowup extremo y es el debate sobre la desigualdad estructural una de las discusiones sociales más picantes. Pero no sólo para afuera hay resistencias, adentro de los movimientos hay también cuestiones ásperas que generan ruido y confusiones. Cuestiones difíciles de explicar y de acordar entre las distintas organizaciones.
Para quien no entiende nada de lo que pasa o nunca lo supo, intentaremos explicarlo. Como en todo movimiento político hay extremos e ideas más duras respecto a la conquista de derechos, los límites y les integrantes. En este caso, una de las cuestiones que fragmenta a los feminismos está relacionada con la transfobia o, también podríamos decirlo como el terror de algunos de los movimientos de mujeres radicales por ser invisibilizadas por un género que ellas no reconocen como propio.
Es que sí, como en todo movimiento político, las diferencias existen y se correlacionan y los feminismos nacieron en este mundo. Un mundo en donde la cuestión trans y queer genera todavía muchísimo debate. Esta diferencia hizo tanto ruido en estos años que hoy el problema del nombre se presenta en la convocatoria. Al parecer se harán dos encuentros distintos en la misma provincia. Y digo al parecer porque si bien así lo afirman, aún no hay nada confirmado.
Nombrarnos es siempre una cuestión política y este tira y afloje dentro de los movimientos feministas, una realidad. El problema es cómo decimos lo que decimos. El problema es la semántica, la visibilidad y los derechos por conquistar. Es el orgullo de nuestro nombre pero también la opresión. Hace 35 años que las mujeres se organizan de forma masiva para debatir y rosquear y en todos estos años no sólo cambió la sociedad sino también los propios encuentros. Hoy el colectivo LGBTQI está por todos lados, forma parte de la mayoría de las organizaciones sociales y resiste ante el esfuerzo de algunos grupos radicales que no quieren ni, dicen, necesitar la unión entre los feminismos y las disidencias.
“A mi no me gusta todo lo que está pasando porque nuestro enemigo no somos nosotras, es el patriarcado que además goza aún de muy buena salud”, sostiene Nina que asitirá al primero de los encuentros pero aún no sabe si al segundo que, de realizarse, sucederá en noviembre.