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Terminal Morfi: las novedades gastronómicas en los aeropuertos argentinos

Es una regla: comer antes de volar no es ni muy rico ni conveniente para el bolsillo. Sin embargo, dos nuevas propuestas apuntan a subir un poco el nivel de Aeroparque y Ezeiza. 

Terminal Morfi: las novedades gastronómicas en los aeropuertos argentinos

Si acostumbrás a viajar en avión, o si alguna vez tuviste que esperar un tiempo a que llegara el vuelo de un ser querido, lo sabés bien: la experiencia culinaria en los aeropuertos, ya sea en Aeroparque o en Ezeiza, es con suerte satisfactoria, nunca increíble, y siempre cara. Como en los shoppings, los "patios de comidas" no suelen ser un ejemplo de variedad y calidad. Pero las cosas apuntan a cambiar. 

En nuestro querido Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, en la planta baja, una de las últimas incorporaciones al elenco de restaurantes es la parrilla La Cabrera. Con un formato de local al paso, en el que no falta su característico Choribondi -ese colectivo que también se puede ver en Masticar y otros eventos-, la nueva sucursal de la cadena Gastón Riveira ofrece lo que mejor sabe hacer: carnes asadas, en este caso entre panes por una cuestión de practicidad. Hay hamburguesas de 120 o 220 gramos, choripán, sándwich de bife de chorizo o de pollo, además de tostados, ensaladas, cafetería y alguna que otra cosa dulce. Funciona de la mañana a la noche, con opciones para cualquier momento del día. El precio promedio, para sorpresa de algunos, es menor al de Palermo: por persona se gastan alrededor de $400. No hace falta viajar para poder ir, ya que está en un sector abierto a todo el mundo.

A unos cuantos kilómetros de distancia, en el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini (Ezeiza, en criollo), acaba de inaugurar Fausto: un restaurante con forma de isla, donde los protagonistas son los vinos y la barra para acodarse a esperar el despegue. Si bien hay comidas aptas para todas las franjas horarias importantes (se puede desayunar, almorzar, merendar, cenar; abre las 24 horas), acá lo importante es empinar el codo y comer picadas. El chef es Rodrigo Sieiro (Warnes, La Fernetería) y el responsable del wine bar es Matías Prezioso (presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers). Las tablas de quesos y embutidos incluyen pan de masa madre de La Fuerza Bakery y se las traen: hay, por ejemplo, de pecorino, mortadela, Leberwurst; de jamón crudo, gruyère, búfala de Florencia; o de jamón cocido, queso atuel y bresaola, entre otras. 

Si el apetito no es tan importante, pero sí la sed, la clave es elegir alguno de los Fausto Flights: tríos de copas de vino que incluye degustación de fiambres y quesos. Se puede elegir entre tres experiencias: Diversidad Argentina (El Esteco Old Vines Torrontés, Costa & Pampa Pinot Noir y Portero Reserva Malbec); Malbec de Norte a Sur (Laborum de Parcela Finca El Retiro, Casarena Single Vineyard Naoki y A Lisa) y Terroir Valle de Uco (Finca Suárez Malbec, Livvera Malbec y Polígonos del Valle de Uco Cabernet). Si directamente no hay hambre y el tiempo apremia, hay dispensers que ofrecen vinos de Salta, San Juan, Mendoza y la Patagonia. Basta con acercarse al sommelier para obtener una tarjeta y una copa que permitan servirse el blanco, tinto o espumante de preferencia en alguna de las tres medidas posibles. ¿Ya te entraron ganas de ir? Podés entregarte a la aventura y sentirte turista por un rato en la terminal C: Fausto también es accesible para todo público. 

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