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Día Internacional del Dulce de Leche: 5 datos del manjar (no tan) argentino

Cada 11 de octubre se celebra, en todo el mundo, a nuestro amado DDL. ¿Cómo en todo el mundo? ¿No era solo nuestro? En esta nota, información clave sobre su origen y otras curiosidades que vale la pena conocer. 

Día Internacional del Dulce de Leche: 5 datos del manjar (no tan) argentino

No, amigos: el dulce de leche no es 100% argentino. Aunque los turistas se lo lleven a rolete, no quiere decir que el único lugar donde se produce sea nuestro país. Por eso existe un Día Internacional del Dulce de Leche, que se celebra cada 11 de octubre en diferentes puntos del mundo, aunque sin rituales concretos (suele pasar con las efemérides gastronómicas). 

Para aportar nuestro granito de arena a esta fecha tan especial, a continuación compartimos algunos datos claves sobre el DDL, incluyendo información sobre su origen, su consumo y un par de curiosidades interesantes que pueden salvar cualquier conversación aburrida, a saber:

1. Muchos países se adjudican su creación, desde Argentina hasta Indonesia y Filipinas

Probablemente, la leyenda más difundida en nuestro territorio es la que conecta a Juan Manuel de Rosas y Juan Lavalle con el nacimiento del dulce de leche. Se dice que el 24 de junio de 1829, cuando el jefe federal recibió al comandante unitario en la estancia La Caledonia para firmar el Pacto de Cañuelas, la criada de Rosas se puso a hacer la preparación de leche caliente azucarada con la que su patrón tomaba el mate (sí, mate con leche, amigues). En el medio, Lavalle se tiró a descansar en un catre del anfitrión después de su viaje. Cuando la criada fue a llevarle el mate al Restaurador, vio al enemigo yaciendo en la cama y avisó a la guardia, olvidándose, en el trajín, de la leche con azúcar que había puesto en el fuego. 

Cruzando el Atlántico, una historia muy similar cuenta que al cocinero de Napoleón, en 1804, también se le pasó la cocción de su leche azucarada, originando accidentalmente el dulce de leche. 

Daniel Balmaceda, historiador argentino, desmintió estos mitos en una nota con BBC Mundo y explicó: "Originalmente el dulce de leche se comía y se preparaba en Indonesia, en el sudeste asiático, y de allí fue llevado a las Islas Filipinas, alrededor del siglo VI. Desde las Islas Filipinas, que desde mediados del siglo XVI cayeron bajo dominio español, se exportó el 'manjar' a América, sobre todo a la zona de Acapulco, México. Y desde allí, el dulce de leche comenzó a multiplicarse por todo el continente, cada uno produciendo su propia versión". 

Así es como hoy hay variantes de la misma receta en Argentina, Uruguay (con quien disputamos, sin éxito, la declaración del DDL como Patrimonio Cultural Alimentario en 2003), Paraguay, Chile, Perú, Colombia, Puerto Rico, Ecuador y otras naciones de nuestro continente. 

2. Acá se consumen más de 3 kilos anuales per cápita

De acuerdo a distintas fuentes, incluyendo al Ministerio de Agroindustria y la consultora Kantar WorldPanel, en promedio los argentinos ingieren alrededor de 3, 3.05 y 3.10 kilos anuales por cabeza. Es, sin duda, uno de los volúmenes más altos del mundo, aunque Uruguay tiene cifras parecidas.

3. A nivel industrial, los ingredientes no son solo leche y azúcar

Esto es muy común: ese alimento que parece de tan sencilla elaboración en el hogar, cuando se produce a gran escala incorpora muchos otros ingredientes, a veces bien escondidos. El dulce de leche, que se puede hacer de forma casera con leche y azúcar (aunque hay algunos que, quizás de manera reprochable, optan por usar leche condensada para abreviar el proceso), en su presentación industrial incluye o puede incluir leche, sacarosa, crema de leche, almidón, almíbares, cacao, chocolate, coco, almendras, maní, frutas secas, cereales, ácido sórbico y natamicina (conservantes), lactato de calcio (texturizante), sorbitol (humectante), aromatizante de vainilla, colorante caramelo y citrato de sodio. La condición: que sea apto para el consumo y que resulte siempre en una consistencia cremosa o pastosa, que sea de color castaño acaramelado y que tenga el olor y el sabor típicos de la preparación. 

4. No se exporta tanto como creemos

Cuando uno piensa en productos emblemas de nuestro país, como pueden ser el dulce de leche, la yerba y el vino, se imagina que una gran porción de esa mercadería tiene destino el comercio exterior. En algunos casos, como el del vino, eso se cumple; pero en cuanto al DDL, los números de exportación no son para nada abrumadores. De una producción de más de 130.000 toneladas por año -distribuida entre 70 empresas, aproximadamente- solo se venden 4.000 toneladas a otros países; el resto se destina al consumo interno y a otras industrias. Aunque parezca poco, de todas maneras el ingreso es considerable: el principal exportador, San Ignacio, en 2017 generó ventas por 3.6 millones millones de dólares.

5. Hay un barrio porteño con más de 5 tiendas de dulce de leche en tres cuadras

En los últimos dos o tres años, San Telmo se convirtió en la nueva meca del manjar local: estimuladas por la creciente circulación de turistas (sobre todo, brasileros), abrieron numerosas tiendas dedicadas a la venta de dulce de leche, además de alfajores y otras delicatessen nacionales. Sobre la calle Defensa ya hay tres sucursales de La Casa del Dulce de Leche (una dentro del Mercado de San Telmo), una de Dulce de Leche & Co. (también dentro del Mercado), una de La Vaca Lechera, un negocio de nombre Melado y otro que se llama El Palacio, sin mencionar a diferentes comercios no especializados que aprovechan la movida y ofrecen su propia góndola de DDL. 

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