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"The Beatles: Get Back": la cámara testigo de un registro guardado hace 50 años

Tres capítulos, casi ocho horas totales de material inédito sobre los Beatles en manos del reconocido director Peter Jackson. 50 años después aún quedan muchos detalles por develar y este film lo hace de forma minuciosa. Una pieza imperdible para todos los fanáticos que quieran vivir desde adentro la cocina de una de las bandas más importantes de la historia de la música.

"The Beatles: Get Back": la cámara testigo de un registro guardado hace 50 años
Los últimos 50 minutos del documental, son dignos de pochoclear y subir el volumen: el show completo de la azotea (el último que darían frente a público) con imágenes inéditas del espectáculo y su post en el estudio.

Hablar de material “inédito” sobre los Beatles suena raro a más de 50 años de su separación, siendo una de las bandas más trascendentales de la historia de la música y quizás sobre una de las que más se hayan hecho distintos análisis desmenuzados de lo que fue su vida activa. 

Primera parte

468 minutos divididos en tres partes es Get Back que ya está disponible en la plataforma Disney +. Más de 60 horas de grabación de material inédito fueron revisadas para dar luz a este archivo digno de ser un tesoro para alguien que haya sabido apreciar el paso de los cuatro de Liverpool por la historia de la música. 

El material había sido originalmente grabado por el realizador Michael Lindsay-Hogg, autor del documental de 1970 Let It Be, para un especial de televisión y un concierto en vivo que acompañaría el lanzamiento de un nuevo álbum, pero que finalmente no vieron la luz.

La docuserie, bajo la mirada del reconocido director Peter Jackson, es exhaustiva y minuciosa y no hace más que volver en humanitos a esas estrellas, a esos dioses que causaban frenesí, la beatlemanía. Una especie de “Los más humanos de los dioses”, en este caso de la música, como supo describir Galeano a Maradona.

¿Por qué? Porque Los Beatles fueron dioses que se nos parecen y eso es lo que más se puede apreciar en GetBack: una presión maquinaria de componer un disco en dos semanas, la organización de un show y volver a tocar juntos después de tanto tiempo, el desgaste interpersonal, la guerra de egos (de Paul y George), el despojo de algunos (John y Ringo) y la sobreexigencia de otros (Paul).

En este especial se los puede ver así, dejándose ser a pesar de todo lo que estaba sucediendo con ellos periféricamente. Las discusiones no tienen ningún matiz. Parte de esa ruptura a la vista con rispideces y tensión sobre ellos, admitían que era por la falta de un guía paternal para el grupo, que impusiera orden y disciplina como lo fue Brian Epstein, el gran mentor y manager de la banda desde sus orígenes.

Brian Epstein, George Harrison, Ringo Starr, John Lennon y Paul McCartney.

"Hemos estado muy negativos desde que murió el señor Epstein", dice Paul McCartney. “Debemos ser los Beatles no estar deprimidos”, agrega John y continúa: “Hemos estado deprimidos por lo menos un año”.“Desde que el señor Epstein falleció nada ha sido igual”, suma George al diálogo.
 

La manera en que fue concebido, grabado y presentado al público Let it Be, puede ser interpretado como una centrifugadora de genios en conflicto, un caos musical que a pesar del desencuentro, hicieron arte. Un arte que 50 años después sigue dando qué hablar.

Paul pensó que era buena idea recuperar el espíritu del grupo y consideró que lo mejor sería grabar en directo. Así fue que se optó por una de esas ideas raras que no lo eran jamás para los Beatles: se encerraron a grabar y a ensayar en un estudio cinematográfico, el hangar de Twickenham con cámaras filmando todo como una suerte de Cinema Varieté. Otro de sus intereses era volver a sus “raíces rock”, de cuando grababan sus discos sin tantas intervenciones de estudio. 

Fue así que el 2 de enero de 1969, el cuarteto más la sombra inseparable de John, Yoko Ono, se instalaron en el hangar para que Michael Lindsay Hogg filmara todo lo que sucediera, aunque después terminaron mudándose a los estudios de Apple Records.

Sin embargo, en el egomaníaco contexto interno del grupo había una disputa tácita que perjudicaría los encuentros: “vos decidís, yo también”. Muchos caciques y pocos indios diría mi madre… La subordinación ya no era una opción, principalmente para George.

Desde el primer encuentro hubo chispazos, la tensión flotaba en el aire. Paul había asumido el papel de jefe con un alto nivel de exigencia y entrega, lo cual no fue bien recibido, principalmente por George, quien no se consideraba parte ya que el único binomio válido era el de John/McCartney. Ringo observaba y no opinaba.

“Me da miedo ser el jefe, y lo he sido durante un par de años. Siempre parece que intento humillarte para que dejes de tocar. Pero no es así. Intento evitar que toquemos hasta saber. Pero debes tocar para saber qué encaja y qué no”, confiesa Paul a lo que George luego responde irónicamente: “Nunca me apoyan ni nada. Ustedes lo saben. Tocaré lo que quieras o no tocaré nada. Lo que sea que te complazca, lo haré”. El silencio de radio se apoderó de la escena.

Además, la presión de volver a tocar en vivo, cosa que no hacían desde 1966, también estaba presente. La disputa por la locación del recital también era motivo de discusión pero en algo estaban de acuerdo: querían provocar, que fuera en un lugar prohibido donde cayera la policía. 

Plantearon muchísimas opciones: el director Michael Lindsay-Hogg era insistente en querer llevarlos a Libia a dar un concierto en las ruinas fenicias de Sabratha, a las pirámides de Giza, en el transatlántico QE2 o hasta en un orfanato u hospital para niños.

“Esto no es por dinero, es por la comunicación y eso es la TV: tenemos la oportunidad de sonreírle a la gente como en All YouNeed Is Love, dice John.

Sin embargo, en medio de las idas y vueltas de los primeros días de ensayo y grabación, todo culminó con la historia ya conocida: George se cansó y dio el portazo, se fue. John, quien también estaba en plena incomodidad no se fue pero decidió que de ese momento en adelante fuera Yoko la que hablara y se comunicara por él. Las cámaras filmaron cómo ese vínculo grupal de los cuatro ídolos ya estaba teñido por el cansancio. Así finaliza el primer episodio, con las lágrimas a punto de estallar.

Segunda parte

La relación entre Yoko y John obnubiló sentimental y musicalmente al beatle, donde una vez unidos, no pudieron separarse más, decisión cuestionada y evidenciada en el documental que deja a Paul con ojos llorosos cual espejo de angustia, adelantando en su mirada todo lo que vendría después: que ya no había marcha atrás para el final de la banda.

Al comienzo del segundo episodio, cuando George había abandonado el grupo, hubo un encuentro en el que Paul, Ringo, Linda Eastman y otras personas en escena, conversan sobre el presente complicado del grupo. Allí, Paul confiesa que a él Yoko le cae bien, que no le resulta una molestia que esté allí, que entiende que estén enamorados y quieran estar juntos: "El problema no es Yoko, el problema en todo caso es el grado de compromiso que queremos tener nosotros, o que ya no tenemos un papá que nos diga 'estén en la sala de ensayo a las 9, y sin novias'. En 50 años esto va a ser increíblemente cómico, que se piense que nos separamos porque Yoko se sentó en un amplificador." 

Yoko Ono en las sesiones de grabación junto a John Lennon y el resto del equipo.

Lo que daría por ver la cara del actual Paul escuchando justamente 50 años después su teoría que todavía es sostenida y defendida por gran parte de los beatlemaniacos. 

Es así que todos los relatos adquieren un formato de historia gracias al toque de Peter Jackson que radica en la secuencia narrativa que le da a este material inédito: genera tensión con la representación del paso de los días.

Jackson construye así a través de un almanaque que los objetivos planteados desde un principio, no estaban logrando cumplirse. Sin embargo no escatima en apelar a la nostalgia y alegría insertando escenas frenéticas de toques en vivo con públicos vibrantes alrededor del mundo.

Cinco días después de la marcha de George, comenzaron las negociaciones para que regresara: era irremplazable aunque dijeran entre chistes que llamarían a Eric Clapton para que ocupara su lugar y que se repartirían sus instrumentos. Estos gags y frases propias de un grupo de amigos, son el condimento especial de Get Back, esas risas y complicidades que solo ellos entendían y conocían.

Otra de las perlitas dignas del film, es sin dudas “la charla del florero”. Lennon y McCartney tienen una conversación decisiva para el rumbo del grupo, pero la prefieren lejos de las cámaras. Lo que ellos no sabían es que había un micrófono oculto en un florero. En esta escena se puede escuchar una conversación literalmente “a calzón quitado” sobre todos los problemas de los últimos días, los celos, las dinámicas de poder al interior del grupo y el eterno problema del liderazgo.

Además, Paul estaba incómodo porque sentía que no había un clímax para el proyecto, hasta que le sugieren la idea de hacer un concierto sin permiso en el techo del estudio. Su cara se le ilumina y para corroborarlo van a la azotea a ver qué tan factible podía ser. En ese punto termina el segundo capítulo. Lo que pasará después es historia: el show de la terraza será la última vez que los cuatro toquen en vivo. 

Tercera parte

Estuvieron 16 días ensayando para grabar un disco con 14 canciones nuevas y presentar un recital que pretendía ser disruptivo. El último plan era dar un concierto en la terraza del propio Apple Records, la famosa azotea y es el que se puede disfrutar completo en el tercer capítulo.

El frío era acérrimo en aquel enero de Londres, y el día del concierto de la azotea fue uno de los más helados de ese invierno. Por ejemplo, para hacerle frente a las bajas temperaturas durante el show, Ringo se puso el impermeable rojo de Maureen, su esposa en aquel entonces. Sin dudas una gran decisión para la estética visual junto con los tapados de John y George, y el del siempre correcto Paul con su traje.

En escena en la azotea: Paul McCartney, Ringo Starr y John Lennon.

En esta parte del film es evidente el disfrute entre los compañeros y es lo que se puede vivir en primera persona, siendo parte del set. Ese es el máximo goce de este documental. Felices volviendo a tocar, volvieron a las risas de equipo, potenciadas también por la llegada de su amigo el legendario músico Billy Preston que tocó los teclados durante varias sesiones, justo cuando estos discutían la posibilidad de convocar a un músico más que los apoye con las canciones. Llegó a ser el único artista considerado como el quinto beatle.

Los últimos 50 minutos del documental, son dignos de pochoclear y subir el volumen: el show completo con imágenes inéditas del espectáculo y su post en el estudio.

Billy Preston, el querido amigo de los Beatles.

Los Beatles han sido y serán la mejor banda de todos los tiempos, lo escribo cargada de subjetividad, claro, pero también bajo el patrón universal de una especie de “metro” con el cual se mide el resto de los grupos con ellos. Trascendieron su propio género, lo que en 1955 se conoció como rock and roll. Su brillantez compositiva, musical y metódica forzaron la evolución de la forma de grabar en la época. 

Alejados de los conflictos raciales que se daban en Estados Unidos, fueron ellos quienes militaron la diversidad étnica y musical, como en la mismísima Get Back que se convirtió en un himno de protesta por los movimientos anti inmigración en el Reino Unido.

Let it Be es en realidad el penúltimo disco que fue el último, porque luego grabaron Abbey Road, pero Let it Be se publicó el 8 de mayo de 1970, sellando así el big bang de la música popular, para siempre.

Get Back viene a confirmarlo con su cámara testigo, haciéndonos parte, por primera vez, de la mítica intimidad beatlera.

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