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Cine y series

Lucrecia Martel le dedicó un profundo y sentido homenaje a Pedro Almodóvar

La directora argentina, la primera argentina que se desempeña como presidente del jurado del Festival Internacional de Cine de Venecia, fue la encargada de entregar el galardón que premió la trayectoria de su colega español y entre lágrimas emocionó con su discurso.

Lucrecia Martel le dedicó un profundo y sentido homenaje a Pedro Almodóvar
Pedro Almodóvar fue homenajeado por Lucrecia Martel en el Festival de Venecia

La directora argentina Lucrecia Martel, considerada "la más importante directora de América Latina", fue la encargada de entregar el León de Oro, premio que distinguió al director de cine español, Pedro Almodóvar.

El galardón se dio en el marco del Festival Internacional de Cine de Venecia 2019 -que tiene lugar del 28 de agosto al 7 de septiembre-, donde entre lágrimas y sin esconder su nerviosismo expresó un sentido y profundo discurso para homenajear la trayectoria de Almodóvar.

 

"Pedro estoy muy nerviosa, espero no llorar", anunció ante la ovación de los presentes. "Estamos reunidos para celebrar a Pedro Almodóvar. Uso estas palabras que son las mismas de la misa católica. El cine es su religión, lo ha dicho muchas veces. El cine corregía lo que la escuela humillaba en él y en muchos niñas y niños. Su parroquia fue la sala de cine de barrio. En ese altar de luces, de canciones pegadizas, danzaron las divas de todos los tiempos que lo protegieron de la inutilidad moral, como debieran hacer los santos", comenzó. 

Este año, Almodóvar presentó "Dolor y gloria", una película autoreferencial que fue considerada por la prensa española como "lo mejor del director en años".

"En un reportaje dijiste que seguramente fuiste un niño muy fuerte para soportar la mirada de incomprensión. El más fuerte de los niños. Almódovar fue causa y consecuencia de La Movida, la contracultura que desempolvó a España del largo letargo del franquismo. Combatieron con las mejores armas: películas, revistas, libros, música, fiestas. Digo esto con nostalgia de aquellos años 80 en que el deseo estaba mucho menos organizado que ahora. La salud no era un bien necesario. Y la ciudad era la aventura a la que había que lanzarse", continuó Lucrecia.

Homenaje a Pedro Almodóvar

"Era más importante aventurarse en ciertas calles que tener un home theater 5.1 para ver tres seasons de 11 capítulos. Una década con muchísimo menos miedo que ahora. En 45 años ha dirigido y escrito más de treinta películas y cortos. Sus invenciones forman parte de la memoria de la humanidad", siguió.

Además de entregar el galardón, Lucrecia es la primera argentina que se desempeña como presidente del jurado del Festival Internacional de Cine de Venecia.

La admiración de los directores es mutua. En una reciente conferencia de prensa, el Almodóvar se sinceró: "Desde que vi 'La ciénaga', de Lucrecia Martel, llamé a mi hermano Agustín porque me había parecido una película maravillosa y le dije 'vamos a seguir a esta mujer', y así trabajamos con ella en su segunda, tercera y cuarta película", dijo. Y agregó: "Admiro muchísimo la escuela de interpretación argentina, es una de las mejores. Soy un gran admirador de los actores argentinos".

Su admiración quedó plasmada en su film "Dolor y gloria", donde incluyó las actuaciones de Leonardo Sbaraglia y Cecilia Roth.

A continuación el discurso completo:

"Pedro estoy muy nerviosa, espero no llorar. Estamos reunidos para celebrar a Pedro Almodóvar. Uso estas palabras que son las mismas de la misa católica. El cine es su religión, lo ha dicho muchas veces. El cine corregía lo que la escuela humillaba en él y en muchos niñas y niños. Su parroquia fue la sala de cine de barrio. En ese altar de luces, de canciones pegadizas, danzaron las divas de todos los tiempos que lo protegieron de la inutilidad moral, como debieran hacer los santos

En un reportaje dijiste que seguramente fuiste un niño muy fuerte para soportar la mirada de incomprensión. El más fuerte de los niños. Almódovar fue causa y consecuencia de La Movida, la contracultura que desempolvó a España del largo letargo del franquismo.

Combatieron con las mejores armas: películas, revistas, libros, música, fiestas. Digo esto con nostalgia de aquellos años 80 en que el deseo estaba mucho menos organizado que ahora. La salud no era un bien necesario. Y la ciudad era la aventura a la que había que lanzarse.
Era más importante aventurarse en ciertas calles que tener un home theater 5.1 para ver tres seasons de 11 capítulos. Una década con muchísimo menos miedo que ahora. En 45 años ha dirigido y escrito más de treinta películas y cortos. Sus invenciones forman parte de la memoria de la humanidad.

Pedro Almodóvar

Desde una bolsa de almacén en México a un pastillero en Tokio. Todos sabemos que hizo cine sin ir a una escuela de cine, y festejamos esa carencia. Afinó sus oídos en los chismes de peluquerías, con las lavanderas en el río, en callejones de adictos insomnes, en el cotilleo de los vecinos.

Para varias generaciones de directores latinoamericanos su cine fue una reconciliación con el castellano. Tus diálogos nos iluminaron el lenguaje de nuestras propias familias. Nos señaló el exquisito camino que las cantantes populares como Chavela, la Lupe, Mina, abren en la banda sonora.

Coleccionó en su infancia cromos o figuritas de divas del cine, impresos en colores chirriantes que , dice, inspiraron su extravagante paleta de colores. Pero es imposible ver la obra de Almodovar sin reconciliarse con los rincones de nuestras casas donde naufraga la moda.

Los fondos que pueblan nuestras fotos familiares. Nuestras fiestas de quince, y sus peinados. Almódovar inundó nuestra memoria con invenciones que no necesitan de gran presupuesto, sino de honestidad provinciana.

Esos livings de empapelados desquiciados, los enfermeros amantes, esas alfombras de animal print, los peinados con spray, las mujeres asimétricas, los aros de cafetera nos hicieron más libres.

Lucrecia Martel y un sentido discurso que homenajeó a Almodóvar

Nos liberaron del buen gusto, de la buena educación, de la moral mezquina de los que se llaman a sí mismos normales. Nos liberaron de la claridad de los lazos familiares. Nos reconciliaron con la estupidez, con los refranes incomprensibles, con los malentendidos.
Mucho antes de que las mujeres, los homosexuales, las trans, nos hartáramos en masa del miserable lugar que teníamos en la historia, Pedro ya nos había hecho heroínas. Ya había reivindicado el derecho a inventarnos a nosotras mismas.

Ya había puesto las prótesis de mamas, los dildos, al lado de un cucharón, o una olla de vapor, al mismo nivel que cualquier cosa útil. Ahora se está ocupando de los hombres. Fundamental. Gracias Pedro!

No hay deber ser en la ética de Almódovar, hay obligación de crearse. Obligación de inventarse. 

Desbarató la moralina que esconden los géneros del cine, los mezcló, elevó el melodrama por encima del thriller. Abrazó el ridículo para hacer un arma sin precedentes contra el maltrato.

"Sus películas inauguraron territorios donde se puede vivir mejor", sostuvo Martel.

Si aceptamos que el cine expande el mundo que conocemos, el mundo ha crecido mucho desde que Pedro lanzó sus cortos a mediados de los años 70. Sus películas inauguraron territorios donde se puede vivir mejor.

Pedro, ahora que la ultra derecha se levanta en el mundo como si nada hubiera pasado, ahora más que nunca te necesitamos. Porque seguimos mojando nuestras bikinis en un mar de muertos”, cerró.

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