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BBC y HBO se juntan para una nueva producción. Una dramedia que no teme juguetear con la coyuntura y el abuso sexual.
Michaela Coel es una artista completa. La británica de origen ghanés no es tan conocida por estos pagos, pero viene dejando su huella desde “Chewing Gum” (2015-2017), comedia que creó, escribió y protagonizó. La también poeta y compositora vuelve a la carga con “I May Destroy You”, un relato oscurísimo y verborrágico sobre la generación Y y el abuso sexual, en clave de humor negro. Una historia que, desde el vamos, suena un tanto “incorrecta”, pero con Cole a la cabeza funciona maravillosamente.
La dramedia inglesa -coproducida entre BBC One y HBO- pergeñada, escrita, producida y codirigida por la propia Michaela, la pone en el centro de la escena como la hiperquinética Arabella Essiedu, una joven escritora que cobró fama a través de Twitter y su primer libro “Chronicles of a Fed-Up Millennial”, convirtiéndola en ícono de la generación Y. Ahora prepara un nuevo texto, más allá del bloque mental que la atraviesa. Cuando la conocemos en “Eyes, Eyes, Eyes, Eyes” (el primero de los doce episodios de esta temporada debut), la chica resume una nueva estadía en Ostia (Italia), refugio para el descanso y el goce con su supuesto novio Biagio (Marouane Zotti), para luego volver a Londres e intentar terminar el manuscrito que debe entregar a sus agentes literarios.
Los planes de diversión y encuentro con amigos son demasiado tentadores, pero Arabella está decidida a pasar la noche en vela hasta rellenar todas esas páginas en blanco. La insistencia de Simon (Aml Ameen) y su novia Kat (Lara Rossi) terminan ganando, y en una pausa de la escritura, la chica resuelve escaparle al trabajo y distraerse en el pub por una cronometrada hora. Sin Kat a la vista, pero sí la amante de Simon, Alissa (Ann Akin) y su primo Derae (Ansu Kabia), de visita desde los Estados Unidos, la jornada toma un segundo aire para este grupo de parranderos dispuestos a aprovechar cada segundo, cada trago y cada droga recreativa que entra en su organismo.
La mañana siguiente Arabella logra su cometido, aunque sorprende a sus editores (y a ella misma) con un contenido no tan coherente, que ni recuerda haber escrito. Es más, lo ocurrido la noche anterior le resulta borroso y lejano, sumando algunas imágenes perturbadoras que se cuelan en su subconsciente. ¿Qué pasó durante la juntada con amigos? Esa es la cuestión de “I May Destroy You” y la búsqueda de varias respuestas para una herida en la frente y la pantalla de un celular destrozada.
Fiel a su caracter un tanto desenfrenado y despreocupado, Essiedu hace caso omiso a las primeras señales y sigue adelante con su vida cotidiana. Pronto, la realidad y los sucesos de la noche amenazan con desbalancear su día y con la ayuda de sus amigos, Terry (Weruche Opia) y Kwame (Paapa Essiedu), intenta volver sobre sus pasos y recopilar cada tramo de esos recuerdos borrosos que insinúan un ataque sexual.
Sam Miller (“Snowpiercer”, “Daredevil”) tiene a su cargo la dirección de estos dos primeros y frenéticos episodios que utilizan cada momento para presentar y moldear a sus personajes, incluso más allá de la protagonista. “I May Destroy You” tiene un claro target generacional y se apoya en un lenguaje visual acorde, paseándonos por las calles de Londres de una forma casual, alejada de la visión de “turista” que suelen ostentar la mayoría de las producciones.
Coel, en su papel de guionista, toma una posición bastante valerosa y original para hablar del trauma del abuso sexual, sin dejar que el humor negro estorbe a la hora de las reflexiones y el dolor de las verdaderas víctimas. En sus manos, Arabella atraviesa por todas las etapas, hasta que se agarra de la bronca para encarar esta odisea en búsqueda de la verdad. Mientras tanto, la vida continúa con sus nimiedades, lo que hace tan atrayente a este relato tan coyuntural.
Igual, la clave principal de “I May Destroy You” es su protagonista. Una figura avasallante que se come cada una de sus escenas y construye una relación inmediata con el espectador, sin importar su edad, a diferencia de un contexto que no siempre cuaja con un público más “maduro”. Todo gira en torno a ella, ya sea el deadline de su libro (una misión que parece imposible), como la reconstrucción de esos recuerdos esquivos, pero la serie también deja lugar para la distención en momentos como la fallida audición de Kat, que también se permite cavilar sobre la fama, la identidad y la “comercialización” de ciertos movimientos como el feminismo.
“I May Destroy You” se va revelando poco a poco como los acontecimientos de esa noche perdida, siempre de una manera un tanto furiosa y dinámica, como sus diálogos, su cámara, su música y su talentosa protagonista.
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