El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es el organismo de la ONU fundado en 1988 para proporcionar evaluaciones periódicas sobre el cambio climático, sus implicaciones y potenciales riesgos, así como para proponer estrategias de adaptación y mitigación. En el día de hoy se publicó un informe especial sobre cambio climático, desertificación, degradación del suelo, gestión sustentable de la tierra, seguridad alimentaria y gases de efecto invernadero en ecosistemas terrestres. Este aporte, realizado por más de cien expertos de los cuales la mitad proviene de países en desarrollo, es clave para futuras negociaciones sobre clima y medio ambiente.
Las políticas necesarias para frenar los gases de efecto invernadero y los impactos del cambio climático tienen que ver en parte con el uso global de la tierra, la agricultura y la dieta humana. Básicamente: es necesario reducir el consumo de carne.
“No queremos decirle a la gente qué comer. Pero sería beneficioso, tanto para el clima como para la salud humana, si las personas en muchos países ricos consumieran menos carne y crearan políticas apropiadas a tal efecto”, dijo Hans-Otto Pörtner, ecologista que copreside el grupo de trabajo del IPCC sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad. Dietas equilibradas con alimentos de origen vegetal y de origen animal producidos de manera sostenible son una de las estrategias a tener en cuenta que los investigadores estiman que podrían producir un cambio significativo en los suelos y reducir considerablemente las emisiones de dióxido de carbono.
Otra cuestión en relación a la seguridad alimentaria tiene que ver con la tierra: cuando se degrada se vuelve menos productiva, restringiendo lo que se puede cultivar y reduciendo la capacidad del suelo para absorber carbono. Esto exacerba el cambio climático, lo que a su vez exacerba la degradación de la tierra. Sería necesario, entonces, abordar el cambio climático desde la mejora de la tierra, la seguridad alimentaria y la nutrición, para así ayudar a acabar con el hambre, dado que aproximadamente un tercio de los alimentos producidos se pierden o desperdician.
Filo.News habló sobre este informe con Carolina Vera, profesora e investigadora en UBA-CONICET y actualmente vice-presidente del Grupo de Trabajo I del IPCC, además de ser la única investigadora argentina en la sesión de aprobación del reporte en representación de la comunidad científica sudamericana: “Los autores evaluaron más de 7000 artículos científicos y técnicos. El reporte recibió un total de 28275 comentarios de revisores expertos y de los gobiernos en sus dos etapas de revisión que se producen previamente a la sesión de aprobación final”.
“El reporte muestra que las condiciones sobre la tierra o la parte de la superficie no cubierta por los océanos o hielos están degradadas en un cuarto de su totalidad y en una situación crítica con una tasa de explotación de la tierra y agua dulce de las últimas décadas que no tiene precedentes en la historia humana. El cambio climático está empeorando una situación ya de por sí difícil y está socavando la seguridad alimentaria”, advirtió.
Dijo además que la forma en que producimos los alimentos importa, y que otras opciones de dieta pueden ayudar a reducir las emisiones y las presiones sobre la tierra siendo a la vez nutritivas. “La tierra que ya estamos utilizando podría alimentar al mundo en un clima cambiante y proporcionar biomasa para energías renovables, pero requeriría una pronta acción y de largo alcance a través de varios frentes. Un manejo sustentable de la tierra también contribuye a la conservación de la biodiversidad”.
Concluyó que una mejor gestión de la tierra puede jugar su parte para enfrentar al cambio climático, pero no puede hacer todo y contó además que Esteban Jobbagy de CONICET-UNSL y Miguel Taboada del INTA-CONICET son los otros investigadores argentinos que formaron parte de esta gran investigación.