Tras la tragedia que tuvo lugar en una playa en las afueras de Mar del Plata, donde un acantilado se derrumbó costándole la vida a una nena de 2 años y 8 meses, el padre de la víctima rompió el silencio.
Javier Perazzo, papá de la pequeña Emma, mantuvo una entrevista con periodistas del canal C5N y expresó que se encuentra "tratando de superar el día a día, de hacernos fuertes con mi señora, y tratando de canalizarlo para que esto sirva".
Además, relató cómo fue el angustiante momento: "Nosotros llegamos, mi señora se sentó y la sentó a la nena a la sombra. El que estaba yendo al auto era yo porque nos habíamos olvidado unos juguetes que eran de ella. Mi señora no estaba yendo al agua", aprovechó para aclarar.
"Le dijo a mi hijo que me acompañe y mi señora sacó una reposera para sentarse al lado y empezar a armar todo lo que era sombrilla y esas cosas. Sucedió en ese segundo. Fue todo muy rápido, escuché el estruendo", confesó.
También reveló que, a pocos metros de aquella playa, habían visto muchas personas en una cueva, con hasta 3 ó 4 chiquitos adentro jugando.
"Lo primero que hicimos es empezar a gritar por ayuda y desde donde podíamos, empezar a mover arena, a sacar piedras, a buscarla entre todos los escombros. Había una roca muy grande que no la podíamos mover, tratamos de romperla con piñas y patadas porque no teníamos nada", contó Javier.
Luego, "llegó el primer guardavidas que recorrió 600 metros para llegar hasta donde estábamos nosotros. Llevó una pala que ayudó un poco a escarbar y romper las rocas". A pesar de la ayuda, tardaron entre 15 y 20 minutos hasta que pudieron sacar a Emma. Otros 20 minutos más se fueron intentando reanimarla infructuosamente.
"La idea era que ella tuviera el día de playa entero, que jugara con la arena, que pisara el agua", rememoró con nostalgia el padre de la víctima, quien se quebró el brazo derecho intentando romper las pesadas piedras.
Denuncias, aerosoles y palas
La familia Perazzo denunció que en la zona conocida como "Las Delicias", no hay carteles de derrumbe ni el área se encuentra delimitada como un lugar peligroso.
Javier, que con sus 33 años ejerce como entrenador de básquet en el Club Unión Vecinal de La Plata, envió a los guardavidas de aquella zona aerosoles para dar aviso de un posible derrumbe en las propias rocas y palas, en caso de que las precisen.
Por último, aseguró que se plantea todos los días "honrar a su hija" y anhela que "el ángel del acantilado sirva para salvar más personas".