El alarmante panorama educativo en Argentina: ¿Qué hay detrás del deterioro en la comprensión lectora?
“Los estándares alcanzados por los estudiantes de distintos niveles de escolaridad, incluso en la universidad, no son los esperados”, asegura la lingüista Valeria Abusamra. ¿Cuáles son las causas detrás de este panorama y qué medidas se están tomando para abordarlo?
La importancia de la lectura y la escritura en la formación educativa es incuestionable a nivel global, pero en Argentina, la distancia entre las expectativas y la realidad plantea un panorama preocupante. Según datos recientes, el 46% de los alumnos de tercer grado no entienden lo que leen. Es decir, casi la mitad de los estudiantes de este nivel no comprende un texto adecuado a su edad. Cifra que plantea una serie de interrogantes sobre la efectividad del sistema educativo en el país: ¿Qué factores contribuyeron?, ¿Cuál es el papel que desempeñan los padres en este contexto?, ¿La situación se ve afectada únicamente por aspectos cognitivos, o también intervienen variables socioeconómicas?.
De acuerdo con el informe "Lectura y desigualdad: Comparaciones entre Argentina y América Latina" del Observatorio de Argentinos por la Educación, publicado en abril de 2023, los estudiantes de tercer grado “no logran localizar información o establecer relaciones presentadas literalmente”, ni tampoco realizar inferencias a partir de “datos sugeridos, destacados o reiterados”. El número se eleva al 61,5% entre los pertenecientes al tercil de menor nivel socioeconómico, mientras que desciende al 26,3% en el caso de aquellos del tercil de mayor nivel socioeconómico. Los datos se derivan del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE), una evaluación estandarizada realizada en América Latina y el Caribe en 2019 para evaluar el aprendizaje de los alumnos en diferentes áreas.
“Los estándares alcanzados por los estudiantes de distintos niveles de escolaridad, incluso en la universidad, no son los esperados”, afirma Valeria Abusamra, doctora en Lingüística e investigadora del Conicet. “Los informes más recientes que analizan los resultados de pruebas nacionales de lectura mostraron un aumento significativo en la cantidad de jóvenes con bajo rendimiento en comprensión lectora en comparación con los resultados obtenidos en 2016 y 2018”, comenta. Pero, ¿a qué se debe esta tendencia en el país?
Para comprender el fenómeno, es crucial considerar múltiples factores. En primer lugar, la especialista asegura que no debemos atribuir la responsabilidad al estudiante, sino al sistema educativo y a los adultos encargados de enseñar. “Debemos cuestionarnos si estamos enseñando como corresponde, si estamos trabajando para poder identificar y adoptar políticas educativas adecuadas que mitiguen los efectos de las dificultades”, manifiesta. Hay una necesidad urgente de reevaluar las estrategias pedagógicas implementadas y de mejorar los métodos de enseñanza para favorecer el desarrollo de habilidades en los estudiantes. “Al leer, escribir, comprender y producir textos se aprende y la enseñanza se transforma en un derecho imprescindible de los alumnos”, expresa.
“¿Por qué desvío la responsabilidad y pongo el foco en el adulto? Porque la lectura es cultural y dicho carácter determina su desarrollo”, detalla y añade: “Nadie nace sabiendo leer ni escribir; tampoco dominando las habilidades de comprensión o de planificación de textos”. Este enfoque no solo apunta a la competencia profesional de los educadores y tutores, sino también a las circunstancias en las que los alumnos se desenvuelven. La carencia de recursos, una infraestructura educativa deficiente y las disparidades en el acceso a materiales educativos pueden entorpecer el desarrollo adecuado de las habilidades de los estudiantes.
La situación se vio agravada por la pandemia de COVID-19, que exacerbó las desigualdades existentes y dejó al descubierto las deficiencias en el sistema educativo argentino. En las pruebas Aprender de 2021, el 22.3% de los estudiantes obtuvieron calificaciones en la categoría de nivel básico o inferior, mientras que el 21.7% demostró un rendimiento básico en lectura. Lo que implica que, como aclara Abusamra, "el 44% de los estudiantes que completaron la escuela primaria durante la pandemia lo hicieron con niveles básicos o inferiores de habilidades de lectura y comprensión de textos".
El impacto de la tecnología en la comprensión lectora
En la misma línea de argumentación, la experta señala otro factor relevante: la comprensión de un texto implica una compleja interacción entre “diferentes niveles lingüísticos y diversas funciones cognitivas”, como la memoria, la atención y las habilidades ejecutivas. Es por esto que, destaca la importancia de “tener presentes las actuales formas de procesamiento de la información que impulsan las tecnologías". A pesar de la familiaridad de los niños desde una edad temprana con el procesamiento de múltiples estímulos a través de dispositivos digitales, subraya que la lectura requiere un enfoque “analítico y secuencial”.
“El avance de la tecnología dio lugar a dos desplazamientos: se pasó de la escritura a la imagen y del libro a la pantalla”, expresa y continúa: “El tipo de dispositivo utilizado para la lectura puede influir significativamente en la comprensión lectora”. Según Abusamra, se observó que la exposición creciente a la tecnología, con su énfasis en la velocidad y la multitarea, puede “promover un tipo de procesamiento cognitivo más superficial”, lo que resulta en una disminución de la comprensión profunda en entornos digitales. Esta "hipótesis de la superficialidad" sugiere que las tareas que requieren atención sostenida o pensamiento reflexivo “son más difíciles para individuos que están altamente acostumbrados al uso de medios digitales que se basan principalmente en interacciones rápidas impulsadas por recompensas inmediatas”.
Al consultarle a la especialista sobre las repercusiones de la falta de comprensión lectora en la vida cotidiana de las personas, hizo referencia a las palabras de Alberto Manguel en su obra "Una historia de la lectura". El escritor argentino plantea la intriga y el miedo que siempre ha generado la figura del lector y su capacidad para reinterpretar el mundo a partir de un texto. Destaca el poder transformador de la lectura, que puede conducir a una rebelión contra las injusticias y ofrecer una vía de escape de la ignorancia y la mediocridad que parecen amenazar a la humanidad. Es una habilidad crucial para una participación ciudadana informada y activa en los procesos democráticos, para el desarrollo profesional y personal de cada individuo.
Hacia una comprensión profunda...
En respuesta a esta preocupante situación, Abusamra lanzó recientemente una serie de libros dentro del programa "Leer para Comprender y Aprender", dirigidos a alumnos de 5º y 6º grado, así como aportes teóricos destinados a los docentes. En colaboración con otras siete autoras, la licenciada explora el desarrollo de la comprensión lectora a través de un enfoque compuesto por once componentes fundamentales. Estos abarcan desde aspectos básicos como la estructura básica del texto, el vocabulario y la sintaxis, hasta habilidades más avanzadas como la generación de inferencias, la organización de la información y la construcción de modelos mentales del lector.
La investigadora resalta que el paso de aprender a leer a leer para aprender no es simplemente una inversión en el orden de los verbos, sino “un proceso complejo que implica una trayectoria extensa, que pone en juego procesos, habilidades y estrategias diferentes”. Destaca que una vez superada la fase inicial, la comprensión de textos se convierte en un medio para un fin más amplio: “el aprendizaje de contenidos disciplinares en la escuela y el acceso al conocimiento en general”, lo que contribuye al desarrollo del conocimiento del mundo.
Para remediar el escenario, Abusamra plantea la importancia de “un enfoque sistemático y colaborativo” en la enseñanza de la comprensión lectora. Señala que este proceso no se limita a un único docente, sino que requiere un esfuerzo conjunto de toda la comunidad educativa. “Es un camino que puede empezar en instancias muy tempranas y con la oralidad porque hay un momento del desarrollo en el que la oralidad se correlaciona de modo casi perfecto con la escritura”, expresa y se pregunta: “¿Por qué esperar para trabajar con la comprensión de textos si puedo trabajar aspectos esenciales desde el punto de vista oral?”.
La investigadora recurre a una analogía sugerida por Hollis Scarborough para ilustrar el proceso de aprendizaje de la lectura. Comparándolo con una cuerda tejida, explica que el aprendizaje de la lectura implica por un lado, “los hilos asociados con las habilidades de decodificación y, por el otro, los hilos vinculados con los procesos de alto orden que se ponen en marcha con la comprensión (por ejemplo, la generación de inferencias, la integración de información con el conocimiento del mundo)”. “Nuestro trabajo consiste un poco en enseñar a tejer esos hilos”, cierra.
La urgencia de actuar ante la inacción gubernamental
Bajo la consigna #NoEntiendenLoQueLeen, más de 100 organizaciones de la sociedad civil se unieron en una campaña destinada a visibilizar la situación de la comprensión lectora en Argentina y a promover la priorización de la alfabetización en la agenda educativa del país. La campaña busca generar conciencia sobre las dificultades de lectura que enfrentan los estudiantes argentinos y movilizar a toda la sociedad para contribuir a la mejora de los aprendizajes en este ámbito crucial.
Con el objetivo de abordar esta problemática, el gobernador de San Luis, Claudio Poggi, lideró recientemente una reunión en la que participaron la experta en alfabetización, Ana María Borzone, y el ministro de Educación, Guillermo Araujo. Durante este encuentro, se delinearon los primeros pasos de un proyecto integral de alfabetización que abarcará desde la sala de 5 del Nivel Inicial hasta el Nivel Primario. Sin embargo, hasta el momento, no se tomaron medidas significativas.