Horas después de su desaparición, su padre Carlos había recibido un llamado extorsivo por 7 millones de pesos para liberar a su hijo que estaba presuntamente secuestrado.
Hasta el momento, el único detenido es Walter Gil, un empleado de 23 años del corralón de materiales y enseres de campo propiedad de Carlos Aguilera. Si bien en un principio el aprehendido presentaba indicios que lo incriminaban, al día de hoy la familia cree que los verdaderos asesinos siguen en libertad.
A casi 5 meses del hecho, el padre expresó: "Esto no puede quedar impune, los asesinos están sueltos, y quizá estén entre nosotros".