“Alcanzar el grado máximo de felicidad”, con esas palabras Pablo Pacheco define lo que significa el rock en su vida. Con 39 años y residente de Balvanera, prepara y afina los últimos detalles para la “Pachefest”, el festival que tendrá lugar el próximo sábado 27 de julio.

El evento, que comenzará a partir de las 21 horas en The Other Place, contará con la presencia de bandas como Bestia Bebé, Flema y Villanos. Para Pablo representa el famoso “sueño del pibe”: como fanático del rock, después de muchos años pudo cumplir su objetivo de producir un festival. 

De cara a la fecha, Filo.News dialogó con el Pacheco y con su amigo y productor de la Pachefest, Carlos Sanfelippo, para conocer más detalles sobre el detrás de escena: ya sea cómo inició el proyecto o qué representa poder montar un espectáculo de estas características tanto a nivel personal como musical.

“La vida por el rock and roll”

Bajo ese lema se organiza el festival. No es casualidad: “El rock me marcó en toda mi vida”, reconoce Pacheco. Luego, agrega: “Decidí hacerlo para reivindicar la esencia de ésta música que a mucha gente apasiona. En mi casa desde chico ya se escucha rock, casi que respiro rock las 24 horas”.

La idea nació entre cuatro amigos, que se conocen desde el secundario y quienes compartieron memorables recitales juntos; en la actualidad, todavía comparten la misma pasión. Tras una reunión, surgió la necesidad de hacer un “festival innovador”. 

"Pablo puede ir a un show solo, antes que quedarse en su casa”, confiesa su amigo. 

Sin embargo, no era algo fácil de concretar, ya que para Pacheco implicaba una “profesionalidad extrema y mucha dedicación”; aun así, eso no es algo que le falte: Sanfelippo afirmó que su amigo continúa con una actitud de “búsqueda permanente”, se deja sorprender por bandas nuevas todo el tiempo. 

“Puede ir a un show solo, antes que quedarse en su casa”, explica y agrega: “Es un tipo introvertido que ha encontrado en el rock un espacio donde liberar sus pasiones. Se deja emocionar. Lo ves reír en un recital. Deja mucho más que un par de horas durante un show”.

Justamente, para Pacheco el rock lo guió y le permitió poder superar las adversidades: “Me marcó en todos los sentidos y me ayudó siempre en cualquier circunstancia de la vida. No soy músico, y producir un festival es algo que soñaba desde hace tiempo”.

“Veníamos diciendo hace tiempo que él merecía un festival de rock con su nombre, que él elija las bandas, que siempre haya un espíritu under, y que tenga el estilo de rock que aún defendemos, que es el que lleva a esta música a ser una forma de vivir”, comenta Sanfelippo. 

Sin embargo, en medio de la crisis económica que atraviesa el país, no era algo fácil de concretar. Para eso, consideraron que no estaban creando un festival “por el negocio”, sino que la meta iba mucho más allá.

“Lo hacemos por pasión, un sueño. Si empatamos es un éxito. Lo vemos difícil. Pagamos todo. Las bandas, el lugar. No tenemos la barra y cobramos  barato. Tenemos solo el ingreso de entradas. Y es difícil. Difundir es difícil. Que la gente te elija es difícil. No estamos atrás de un negocio. Si no perdemos demasiado, habrá más. Sino habrá sido muy lindo”,  indica Sanfelippo.

¿Qué tipo de rock eligieron para llevar a cabo en el festival? Según contó el productor, el género no atraviesa “sus mejores días”: “Está muy difuso el rock en la juventud. No juzgo para nada los gustos de los pibes que están en los colegios, creciendo, pero el rock ya no es preponderante. Y nosotros defendemos cierta cultura y forma de entender la vida rockera”, cuenta. 

A su vez, con respecto al cupo femenino en el festival, el productor indicó que están predispuestos a la “igualdad de oportunidades”, ya que las chicas “ganan terreno” y “seducen al público”; considera que es tarea de la industria poder permitir la difusión de todas las grandes artistas que nacen día a día.

“Una banda de rock que nos emocione y tomar un trago es suficiente”, confiesa Sanfelippo.

“Un show para pache puede ser un momento de pérdida (de celulares), de rebeldía (bardear a un policía), de emoción (llorar con un tema), de dolor (recibir golpes en un pago), de excesos (beber hasta no tener más dinero)”, concluye su amigo, con lo cual resume al espíritu de su amigo Pablo en los recitales: “Yo que lo conozco bien, puedo decirte que no es tan feliz en ningun lado como mirando una banda. Por lo tanto, tener su festival, es tocar el cielo con las manos".