La semana pasada Walter Chirinos fue asesinado a puñaladas en las calles de La Plata después de decirle a Tomás Cerletti "qué lindo que sos". A Pepa Gaitán la mató su suegro de un escopetazo por la espalda porque era torta. Al tucumano Lucas Gargiulo lo violaron en la calle por ser trans. Eva Analía Higui de Jesús fue atacada por un grupo de varones en San Miguel por ser lesbiana, hirió a uno de ellos para defenderse de una violación correctiva y estuvo presa nueve meses. Las personas trans se van de su casa aproximadamente a los 13 años. Se van porque las echan o porque no aceptan su identidad. Su expectativa de vida es de 35 años. Se mueren casi cuarenta años antes que el resto de la humanidad por ser quienes son. Porque es el precio que esta sociedad homofóbica y machista le cobra a quienes buscan salirse de la norma, a quienes no entran en los estereotipos de varón y mujer, a quienes se corren de lo esperado y crean, hacen y deshacen según sus propios deseos. 

La Marcha del Orgullo se realiza hace 28 años en nuestro país y hace 28 años que la pregunta "¿y por qué los heteros no tenemos una marcha del orgullo?", sucede. Este año no fue la excepción y se viralizó en Twitter una foto de una pareja heterosexual con un bebito en brazos que decía "Orgullo heterosexual".

Por suerte esta vez no fue el Estado, ¿no? Recordemos que para esta fecha, en el 2018, desde la Secretaria de Derechos Humanos lanzaron esta polémica publicación: 

La heterosexualidad es la norma. Es lo que tenemos que ser o sufrir las consecuencias de no serlo, como vimos más arriba y como vemos a diario. Según el informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en nuestro país durante el año 2018, 67 personas murieron como consecuencia de crímenes de odio basados en la identidad sexual y falta de acceso a derechos básicos. 

Entonces, ¿qué es el orgullo? ¿Por qué ser la norma es la antítesis del orgullo? Para entenderlo mejor, Filo.News habló con el periodista, locutor y militante Franco Torchia y con la activista lesbiana Lia Gahara. 

"La entelequia del 'orgullo heterosexual' es una entelequia, es decir, no existe. Es una expresión desesperada ante los avances del colectivo, es la manifestación de una preocupación, la preocuáción por la perdida de ciertas normas, el resquebrajamiento de cierto monopolio de los cuerpos y de los afectos. El monopolio de los deseos", explica Torchia.

Así como bien afirma el periodista, la heterosexualidad es la oritenación sexual de base. Nadie te cuenta, cuando somos niñes, que existen muchas más posibilidades a la hora de relacionarse sexoafectivamente con otra persona. Hasta que lucha del colectivo LGBTQI+ y feminismo. Estos dos movimientos que son emancipadores y liberadores de 'minorías' vulneradas y oprimidas por el machismo, hoy ocupan un terreno árido cada vez mayor.   

"Desde ya decir orgullo heterosexual es apelar a un afano, a un método de apropiarse de valores históricos de la diversidad sexual, concretamente el valor del orgullo. Una barbaridad por completo a desatender y al mismo tiempo a atender por completo", sostiene Torchia.

Por su parte, Lia comenta: "Pienso lo mismo que la 'violencia de genero al revés'. No solo no existe y es una falta de respeto tan hiriente y profunda para nuestros colectivos que cargan con decenas de muertes al año por odio, sino que también son la prolongación cínica y funcional del s(c)istema".

El término "salir del clóset" está directamente relacionado con el orgullo, porque la mejor respuesta a esconderse por vergüenza, es tomar coraje y salir con la frente alta. Pero la heterosexualidad jamás se debe ocultar, de hecho, hay que falsearla. Por eso existe el clóset. Pero este clóset no lo inventaron los colectivos, ese clóset es obligatorio para quien no se sienta parte de las nulas opciones que este mundo da y es ahí en donde radica el problema. 

La frase "la heterosexualidad mata", hace referencia a la obligación de ser heterosexual que es, en definitiva, el desencadentante de todo tipo de violencias que vive la comunidad LGBTQI+. Tengamos en cuenta que en muchísimos países las personas homosexuales aún no pueden casarse, no pueden modificar su identidad y en muchas partes del mundo ser homosexual es ilegal y la pena de muerte, el peor pero real final. 

"No existe por concepto la 'discriminación' para la hegemonía, por lo cual coptar nuestros espacios físicos y semánticos habla mas de perversión que de orgullo. Orgullo heterosexual es estar orgulloso del patriarcado y la heteronorma, orgullo heterosexual es revolcarte en tus privilegios, orgullo heterosexual es seguir construyendo una sociedad fascista y de odio a lo diferente", finaliza Lia.