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La familia de Lucas Pierazzoli, el rugbier fallecido, donó sus órganos y salvó una vida

El jugador del club Hurling falleció el pasado domingo tras sufrir un golpe durante un partido, y su familia cumplió la voluntad del joven de 28 años. 

La familia de Lucas Pierazzoli, el rugbier fallecido, donó sus órganos y salvó una vida
La familia de Lucas Pierazzoli, el rugbier fallecido, donó sus órganos y salvó una vida (Foto: Facebook Victoria-Vicky Daverio)

Lucas Pierazzoli jugaba al rugby en el club Hurling y el pasado fin de semana falleció producto de un golpe que sufrió durante el partido que su equipo disputó ante Sitas. En medio del dolor del mundo del rugby, su familia cumplió con una voluntad que tenía del jugador: donó sus órganos y, según confirmó uno de sus hermanos a TN, ya salvó una vida.

"Lucas ya era donante de órganos", contó Mateo, uno de los tres hermanos del rugbier fallecido. Y agregó: "Siempre ayudó a la gente, siempre se preocupaba por quienes lo rodeaban, pero también por muchos a quien no conocía, por eso esto es lo que él hubiese querido y estaría muy feliz al saber que alguien vive en parte gracias a él".

Cuando los médicos del Hospital Posadas le confirmaron que el caso de Lucas era irreversible (sufrió muerte cerebral, tenía varias vértebras fracturadas y estaba conectado a un respirador artificial), la familia no dudó en cumplir con lo que el joven de 28 años hubiese querido. "Ahora sabemos que Lucas sigue viviendo en otras personas", manifestó Mateo.

Los mensajes de la familia de Lucas Pierazzoli

Además de la despedida de varios clubes que expresaron sus condolencias, la familia de Lucas también le dedicó emotivas palabras al jugador en las redes sociales. Además del recuerdo de sus hermanos (Mateo, Juan y Simón), su papá, Guillermo Pierazzoli, publicó un emotivo texto junto a una foto en la que aparece con Lucas agarrado de la mano, de espaldas, caminando hacia adelante:

"En el fondo de un viejo estanque vivía un grupo de larvas que no comprendían por qué cuando alguna de ellas ascendía por los largos tallos de lirio hasta la superficie del agua, nunca más volvía a descender donde ellas estaban. Se prometieron una a otra que la próxima de ellas que subiera hasta la superficie, volvería para decirles a las demás lo que había ocurrido. Poco después, una de dichas larvas sintió un deseo irresistible de ascender hasta la superficie. Comenzó a caminar hacia arriba por uno de los finos tallos verticales y cuando finalmente estuvo fuera se puso a descansar sobre una hoja de lirio. Entonces experimentó una trasformación magnífica que la convirtió en una hermosa libélula con unas alas bellísimas. Trató de cumplir su promesa, pero fue en vano. Volando de un extremo al otro de la charca podía ver a sus amigas sobre el fondo. Entonces comprendió que incluso si ellas a su vez hubieran podido verla, nunca habrían reconocido en esta criatura radiante a una de sus compañeras. El hecho de que después de esa trasformación que llamamos muerte no podamos ver a nuestros seres queridos ni comunicarnos con ellos, no significa que hayan dejado de existir".

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