Facundo Corvalán y la vida después de ganarle al coronavirus
Desde su casa ya recuperado, le contó a Filo.News cómo transitó la enfermedad, sus miedos, el operativo que armó con su familia y la enseñanza que le dejó sufrir el virus en carne propia.
Facundo Corvalán y la vida después de ganarle al coronavirus (Foto: Twitter @basquetplus)
Facundo Corvalán es una de las más de 650 mil personas que se colgaron la victoriosa medalla de haber vencido al coronavirus. Una medalla muy distinta a las que soñó –y sueña- con colgarse en su carrera como basquetbolista. Así y todo, aunque aquellos días en los que debió defenderse a puro tapón del virus ya se transformaron en un mal recuerdo, lo marcaron para siempre.
El jugador del Real Canoé de la Liga LEB Oro, la segunda división del básquetbol de España, estaba en ese país cuando el panorama ya se había desmadrado. "Mi club cerró sus puertas y no había más entrenamientos ni competencias. La situación estaba bastante descontrolada y el virus se encontraba por todos lados", comenzó relatando el base de 21 años en una charla con Filo.News. Acompañado por su mamá, quien había viajado a visitarlo, y a sabiendas de que en Argentina comenzaban a cerrarse los aeropuertos, hubo una conversación en particular que lo terminó convenciendo a volverse: "Sabíamos que los hospitales estaban colapsados y tuvimos una charla con la médica del club que nos dijo: 'A deportistas y jóvenes como ustedes, hoy en día por como están los hospitales colapsados, no los van a atender porque están priorizando a la gente de mayor riesgo'".
-Sentí mis primeros síntomas en el avión, que fueron fiebre y una sensación de cansancio en el cuerpo y dolor de garganta. Eso lo puse en la declaración jurada con la que me hicieron un control en Ezeiza, pero como no tenía síntomas fuertes como alguna dificultad respiratoria, tos o fiebre muy alta, nos dejaron seguir camino para mi casa. Con mi familia ya habíamos organizado todo: mi papá nos llevaba el auto a Ezeiza y después yo iba manejando hasta Junín y él se tomaba un colectivo como para no estar en contacto porque sabíamos que veníamos de un país de riesgo. Durante el viaje me empecé a sentir peor pero hice el esfuerzo para llegar a casa. Cuando llegamos, mi papá y mis hermanos se habían ido a lo de otros familiares. Y ahí se ve que me relajé y los síntomas aumentaron bastante más. Llegué a tener 41 grados de fiebre, dolores musculares, óseos y una sensación de cansancio.
-¿Pensaste que estabas infectado de coronavirus?
-Los síntomas son un poco más fuertes que los de una gripe común y como soy alguien que no se enferma casi nunca pensé: ‘¿Por qué no puede ser el virus sabiendo como está la situación en España?’. Entonces llamamos al 107 y a las horas nos vino a buscar la ambulancia. A mi mamá también la llevaron a pesar de que no tenía síntomas, por haber estado con un posible infectado. A los dos nos hicieron los estudios, a mi me dio positivo y a ella negativo.
-¿Sabés dónde te pudiste haber contagiado?
-No. En España el virus ya estaba en cualquier lado y lo podía tener cualquier persona u objeto. La situación estaba incontrolable y la verdad que si diría un lugar particular, mentiría. Pudo haber sido en el gimnasio del club o en el supermercado porque no se tenían los cuidados como acá del distanciamiento de personas. Los agarró un poco de sorpresa. Entonces por más que yo tenía los recaudos y siempre andaba con alcohol en gel, guantes y barbijo, en algún lugar me he descuidado y me encontré con el virus.
-Estuviste internado en el Hospital Abraham Piñeyro de tu ciudad. ¿Cómo fueron esos días?
-Hubo días de todo tipo. Pero en su mayoría me sentí muy bien acompañado por todos. Un montón de gente me ha hecho llegar su preocupación y cariño y eso me los hizo hacer más llevaderos.
-¿Tuviste miedo?
-Los primeros días con los síntomas y cuando tomé conciencia, por más que yo no me sentía muy mal, me agarró miedo por la incertidumbre de no saber si el virus me podía llegar a afectar mucho más o ser uno de esos casos de la tele en los que el virus llega a complicar la vida. Tuve ese miedo pero cuando pasaron los días y me sentí mejor, fue solo esperar a que el virus se vaya eliminando.
El ex jugador de Ciclista de Junín y Bahía Basket estuvo internado 19 días y después de dos hisopados que le dieron negativo recibió el ansiado alta que le permitió volver a su casa, donde pasó los primeros 14 días viviendo en el quincho para realizar el aislamiento domiciliario. Tiempo cumplido, por fin llegó el momento del reencuentro con sus seres queridos.
"Ahora estamos todos juntos. Ya nos reencontramos y volvieron los abrazos, las peleas con los hermanos…", contó Facundo entre risas y con la satisfacción de sentir otra vez de cerca la calidez de la familia y que recuperó, al menos un poco, la normalidad.
La cuarentena que ahora transita como la mayoría de los argentinos, lo tiene cumpliendo algunas cuentas pendientes: "Estoy haciendo de todo un poco. Tengo tiempo para entrenar, también aprendí a jugar al Burako. Estoy colaborando con la cocina, la limpieza y un montón de detalles de la casa que cuando estás con la rutina del día a día hay rincones que no querés ni mirar y los dejás para más adelante. Entonces ahora estamos acomodando y colaborando un poco con todo".
Mientras espera una definición sobre el futuro de la Liga, Corvalán intenta mantener en orden sus horarios para no perder el ritmo. "En el hospital mismo, cuando me sentía bien entrenaba un poco con lo que podía. Pero ya en casa tengo algunos elementos más y estoy más organizado con una rutina", explicó.
El juninense vivió en carne propia la enfermedad de una pandemia histórica que golpeó al mundo. "Por más de que haya sido una mala experiencia, creo que también me sirvió mucho para pensar muchas cosas y abrir los ojos. Traté de buscarle el lado bueno a todo esto. Me conecté mucho más con mis amigos y mis seres queridos, que por ahí con la rutina diaria no hablás con tanta frecuencia. Me parece que va a ser algo que a todos nos hizo abrir los ojos y dentro de lo malo vamos a poder sacar cosas buenas".
Está claro. La vida después del coronavirus no será la misma para Facundo Corvalán. Y tampoco para el resto de la humanidad.