El que no ama el hummus que tire la primer piedra. La clave para mí es usar un buen tahini. Una vez me convocaron para hacer la carta de un local armenio y tuve que hacer la búsqueda del mejor tahini en Buenos Aires. Es, sin duda, el Zeenny. Ahora, si no tenés tahini, hacete hummus sin tahini, es rico igual, funciona igual. ¡AH! También podés reemplazarlo por manteca de maní.
Otro secreto de un buen hummus es la textura (se la da la incorporación de agua fría en hilo, de a poquito) y el equilibrio entre sal, limón y tahini. Este gusto es muy personal y vas a tener que ir encontrando el tuyo. Depende de qué tahini compres, cuán ácido te guste el hummus, etc. Con mi hermana siempre decimos: “Dime cómo te gusta el hummus y te diré quién eres”. En un restaurante herviría los garbanzos hasta que estén muy suaves y después los pelaría. Esto es únicamente una cuestión de textura. Vos podés usar garbanzos en lata, no pasa nada.
INGREDIENTES
- 1 lata de garbanzos de 250gr
- 90gr de tahini
- 80ml de jugo de limón
- Sal c/n
- Medio ajo sin germen
- 110ml de agua fría
1. Poner los garbanzos escurridos, el tahini, el jugo de limón, el ajo y la sal en una licuadora.
2. En un vaso tener el agua fría. Encender la licuadora y verter el agua en hilo: vas a ir viendo cómo empieza a ponerse más blanco, es lo que tiene que pasar.
3. Poner agua hasta que tenga la textura deseada, siempre de a poco para no pasarse y que no quede acuoso. Probar y, de ser necesario, ir agregando más sal, más limón, hasta llegar al punto que más guste. Esto es a ojo, así que se puede jugar.
4. Una vez alcanzado el hummus perfecto, guardar y reservar en la heladera.