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En Instagram: una radiografía de los bares olvidados de Buenos Aires

La cuenta @bardeviejes llega a esos rincones de la ciudad que todos conocemos pero, por lo general, no frecuentamos: cafés quedados en el tiempo, que escapan al circuito de bares notables pero resguardan una buena porción de identidad argentina. 

En Instagram: una radiografía de los bares olvidados de Buenos Aires
(Instagram @bardeviejes)

Mesas antiguas con tapas de fórmica, pisos de granito, paredes con azulejos o revestimiento de madera, ventanales a la calle con vidrio fileteado y siempre, pero siempre, un señor acodado en la barra o en su mesa favorita tomando un café con medialunas o su almuerzo de rutina. Los que muchos conocemos como "bares de viejos", esos que pasan desapercibidos en las esquinas porteñas o en localidades del conurbano, resisten los embates de la modernidad recibiendo a su clientela de toda la vida y ofreciendo un combo perfecto: sabores que conocemos todos, tranquilidad, calidez humana, paisaje urbano y una cuota digna de nostalgia. 

En Instagram, alguien se está ocupando de reivindicar estos espacios. En la cuenta @bardeviejes se lleva adelante una tarea noble: captar la esencia de todos esos bolichitos argentos de ritmo lento en el registro de posteos y stories, trazando un mapa actual de la Buenos Aires del pasado. 

"@bardeviejes es una cuenta que está por cumplir un año en Instagram y que nació por un deseo de registrar los bares que están excluidos del circuito oficial de Bares Notables. Estos lugares representan el vestigio de una cultura olvidada y en vías de desaparición, por eso la intención es hacerlos notar y volver a habitarlos porque su sentido está dado justamente por el hábito. Creo que hay un patrimonio invaluable ahí que forma parte de nuestra identidad. Son lugares que tienen una función comunitaria per se, como un club de barrio o un centro cultural", explica su creador o creadora, que prefiere mantenerse en el anonimato. El feed se mantiene activo, con contenidos de frecuencia entre diaria y semanal. ¿Por qué invertir tanto tiempo en un proyecto virtual que no parece tener otra meta que compartir una mirada propia? "Los registro porque creo que, en 2019, aún hay cosas que sólo suceden en los bares, en la calle. Ese es el universo que me interesa contar, el que vive en un exilio paralelo del wifi. En ese sentido, @bardeviejes es también una declaración de principios: se corre de la selfie como forma de consumo. Se trata de alumbrar con la mirada otra orilla y sacar a la autoimagen de la centralidad, el protagonismo acá lo tiene el anonimato. Por eso tampoco me interesa decir quién soy. Me parece más interesante cultivar el misterio y cierta soberanía identitaria, y hablar de la identidad sin el 'discurso del yo' de por medio". 

En un principio, el usuario elegido había sido @bardeviejos, pero luego se reformuló adoptando el lenguaje inclusivo. "@bardeviejes evoca cierta ternura y se suma a una discusión contemporánea sobre quiénes y cómo ocupamos los espacios históricamente reservados a los varones. Es una invitación a que los habitemos de un modo diferente. Los bares de viejes, de alguna manera, son un indicio de lo que ocurre hoy con el relato de las masculinidades: o se reinventan y reflexionan sobre sus propios espacios y prácticas, o se pierden en el camino. Espero que sea la primera".

Contra la starbuckización del mundo

En su primer año de vida, @bardeviejes es un canto a la dedicación: ya fueron retratados 160 bares y no parece haber intenciones de aminorar la marcha. Sin ir más lejos, en su mapa ya figuran 250 paradas, y sigue ampliándose gracias a los aportes de la comunidad que se generó alrededor de la cuenta. La meta es llevar el recorrido a una esfera provincial, luego federal y, en el futuro, incluso internacional. 

¿Cómo saber cuando uno está en un verdadero bar de viejes? ¿Qué los define? "Son bares de alma periférica, marginales por excelencia, muestran un LADO B de Buenos Aires. Son la resistencia a la starbuckización del mundo y, en lugar del cupcake o del frappucino mocca, ofrecen el clásico café con leche o el sánguche de crudo y queso con manteca. Son también un umbral entre dos mundos: entre esa ciudad mestiza de principios del siglo XX con todo por hacer y la ciudad ultra procesada de la gentrificación", nos cuenta le especialiste. "Un bar de viejes tiene su propia familia disfuncional, sus habitués, personajes que entran y salen a la misma hora durante años y que sólo tienen relación ahí adentro. Como si fueran actores de una obra de teatro que repiten sistemáticamente el mismo papel". Y agrega: "En general son espacios marcados por la austeridad: el menú es simple y el ambiente también. No son lugares ostentosos ni pretenciosos, todo lo contrario, practican la sinceridad". 

Si hiciéramos una competencia, sería muy difícil encontrar un ganador. Los bares de viejes, así como comparten una identidad colectiva, con rasgos definitorios y raíces comunes, también se destacan en sus particularidades. Dialogan con la zona a la que pertenecen, con la historia de sus propietarios, con la gente que los hace propios. "Es difícil hacer un ranking, sobre todo porque hay muchas variables. A modo personal, hay un bar que es fundamental para mí -y para este proyecto- porque es el bar que convoca mi memoria afectiva y es El motivo, en Villa Pueyrredón. Luis era el dueño, murió hace unos años y ahora el bar lo maneja Ezequiel, su nieto. Es un bar que cumple muchos requisitos de un verdadero bar de viejes: periferia, habitués de barrio, gran tostado y sencillez. En términos estéticos, bares que me encantan son el Bar Piedras en San Telmo, La Tayuela en Congreso, que tiene una barra verde espectacular, y el Bar Guanabara, que queda sobre Sarmiento casi 9 de Julio y también tiene una barra en U maravillosamente bien preservada".

El camino de @bardeviejes también se traza en la vida real. El proyecto, que por ahora está confinado a la red social, podría convertirse en libro y también en app, con un circuito que permitiría volver a conocer la ciudad a través de sus bares no notables, reconociendo su valor tanto cultural como gastronómico: "Hay un know how vinculado a los productos y al hacer culinario que me parece fundamental a la hora de subsistencia de estos espacios. Creo que hay que difundirlos también en ese sentido, porque el nuevo público es un público joven que le da importancia a la gastronomía y ahí radica la posibilidad de supervivencia". 

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