Desde el año 1995, el consumo global de vino se mantuvo por arriba de los 22.000 millones de litros anuales, con algunas oscilaciones; alrededor de 2006 y 2007, esa cifra alcanzó un pico de 25.000 millones, para estabilizarse en los 24.500/700 en el último tiempo.
Dentro de ese esquema, Argentina figura en el grupo de países que contribuyen con un gran volumen de consumo, equivalente o superior a los 1.000 millones por año; nos acompañan Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, España, Reino Unido, China y Rusia. A su vez, la categoría se desdobla entre países con tendencia decreciente de consumo, generalmente los grandes productores (nuestro caso y el de los países europeos), y aquellos que experimentan un incremento, de la mano de cada vez mayores importaciones.
Así las cosas, el Observatorio Vitivinícola Argentino señala que, en 2017, nuestro país ostentaba unos 8,9 millones de hectolitros bebidos en 365 días, consiguiendo el puesto 8 del ranking internacional y coincidiendo en cifra con Rusia, en el puesto 9. Un año más tarde, en 2018, ese orden se invirtió: Argentina pasó al noveno lugar, con 8,4 millones de hectolitros (esto es, 500 millones de litros menos) anuales, mientras que España quedó octava (con 10,6 millones de hectolitros) y Rusia ascendió a la séptima posición.
Si bien los argentinos consumimos menos, la tendencia indica que los países no productores están ganando protagonismo: el volumen de consumo de Rusia aumentó en más de un 30% en apenas un año, y China pasó de los 17,9 millones de hectolitros en 2017 a los 20,6 en 2018.
"China es por lejos el mercado más dinámico entre los principales mercados de importación", explica el informe del Observatorio. "La dinámica y el crecimiento de la actividad económica han sido unas de las razones por las cuales ha crecido la demanda de vinos". ¿Y por casa? ¿Cómo se explica la caída del 5% de consumo? "Aparece el nivel de actividad económica como un determinante del consumo de vino; el precio de la cerveza, como principal sustituto de un importante segmento de precios del vino; y la variable inflación que afecta no solo a la capacidad de compra sino también que distorsiona los precios relativos. Estas tres variables explican en un 95% el comportamiento del consumo de vino en Argentina", concluye el análisis.