Termina "Monzón", la biopic del campeón y femicida: "El capítulo final va a dar qué hablar"
Filo.News conversó con el protagonista de la serie basada en la historia del boxeador y que esta noche emitirá su último episodio. El lado B del hombre aclamado, su relación con las mujeres, detalles del detrás de escena y más.
Un hombre de orígenes humildes, desenvuelto en un contexto hostil. Impulsivo. Audaz. Hambriento, de poder, de reconocimiento. Con ambición. Talentoso. Reconocido, celebrado. Con decenas de títulos en su haber. La victoria plasmada en su entorno y en el mundo. Combatiente dentro y fuera del ring. Un violento, el hijo sano de una sociedad que supo cuidarlo pero también condenarlo. Un femicida. Eso y mucho más podríamos decir sobre Carlos Monzón.
El 17 de junio de este año llegó a la pantalla de Space el primer capítulo de la biopic del pugilista, campeón de peso mediano y femicida de su última pareja, madre de su hijo más pequeño Maximiliano, la modelo uruguaya Alicia Muñiz.
"Monzón", contó la historia del boxeador bajo la dirección de Jesús Braceras, producida por Pampa Films, Media Distribution y Disney. Con dos protagonistas (Mauricio Paniagua y Jorge Román) que aceptaron el desafío de meterse en la piel del histórico personaje, quien asfixió a su pareja y la arrojó desde el balcón de una vivienda en Mar del Plata, el 14 de febrero de 1988.
Más de 30 años después, la televisión mostró (por la pantalla de Space) anécdotas y circunstancias de la vida de Monzón, sus vicios, problemáticas, sus momentos más luminosos y oscuros. Las audiencias se conectaron con la trama que este lunes a partir de las 22 horas llega a su final.
Hoy veremos el capítulo número trece de la serie que mostró desde la ficcionalización del personaje, la historia enfocada principalmente en el femicidio de Muñizy el camino del fiscal Parisi (Diego Cremonesi) por conocer la verdad, acompañado por flashbacks de sus años de juventud como boxeador y también como figura pública.
"El último capítulo va a dar que hablar", adelanta Jorge Román en diálogo con Filo.News, protagonista de la versión más adulta de Monzón. "No puedo adelantar mucho pero tengo la sensación de que la gente está prendidísima. Si los doce capítulos anteriores dieron ya qué hablar, este incluso lo hará más", añade.
¿Cómo vivís el éxito de "Monzón"?
Todos estamos muy contentos porque se trabajó mucho, mucho tiempo, fueron muchas personas. A veces esas cuestiones no se ven reflejadas en la pantalla. En este caso la ecuación fue felizmente proporcional al esfuerzo que hubo, entonces estamos celebrando. Porque si bien me esperaba cierta repercusión el récord de audiencia que tiene en cable, la recepción que generó con el público y críticos, superó todas mis expectativas.
¿Cómo fue el trabajo de composición del personaje?
Me incorporé a la producción luego de rodar la película "Matar a un muerto" (que este jueves 5 de septiembre llegará a los cines argentinos).
En un mes trabajamos algunas líneas con Jesús Braceras, que es un excelente director, y con Mauricio Paniagua (el actor que interpreta la versión más joven de Monzón), quien ya venía entrenando meses antes. Nos focalizamos en que no estábamos haciendo una mímesis, sino que íbamos a crear un Monzón de ficción aunque había algunas cosas que teníamos que tener presentes: cómo se paraba, miraba, se expresaba.
En mi caso, vimos que no sumaba que me adelantara demasiado antes de comenzar a rodar porque, en la vida misma, Monzón era de ir directamente a los bifes, poner el cuerpo a las circunstancias. Era impulsivo en su accionar pero no en lo que sentía. Ese fue el mayor drama que tuvo: la dificultad de que al no poder expresar sus emociones, se refugiaba en el alcohol.
¿Te cambió la visión que tenías de Monzón?
Lo pensé más de una vez durante el rodaje. Mi cambio fue más bien en pensar: "Qué tortura". qué tortura son estas existencias porque para que un ser humano llegue a ese grado de violencia y hasta matar a una persona creo que tiene un grado de emociones reprimidas y de miedos muy profundos (Cabe mencionar la tortura que también vivió su entorno y los familiares de Alicia Muñiz).
"Antes de matar Monzón se mata primero", reflexiona Jorge Román.
Considero que una persona que carece de miedo es amorosa, y justamente el que teme es violento. Desde ese lugar, pienso cuánto miedo e inhibición a exteriorizar sus sentimientos habrá tenido para terminar matando. Porque si tengo que jugar con simbología, antes de matar Monzón se mata primero.
Esto también se refleja en su final: ¿Qué hace un tipo en la ruta manejando como manejaba Monzón?
Muchos me preguntaban qué le diría. Yo le preguntaría: "¿Por qué no pediste ayuda, amigo?" Pienso que la adicción no es un dato menor. De hecho, le preguntaron en la cárcel si probó la droga y él lo negó. Las palabras que usó fueron: "No me benefició". Entonces le preguntan: "¿Y el alcohol?". Monzón hace un silencio y dice: "Por eso estoy acá".
Cuando lo escuché supe que era una línea que tenía que tomar para representar al personaje. Hay un tema con el alcohol, que no es una cosa folclórica del asado de los domingos, es una enfermedad. La adicción es un infierno.
Carla Quevedo (compañera que interpretó a Alicia Muñiz) hizo una observación que es cierta: "Monzón era el epítome del macho en una sociedad de los '70 /'80 que lo representaba fielmente".
Al tener a Brusa (entrenador interpretado por Fabián Arenillas), padre sustituto, logró ser muy diciplinado profesionalmente en el boxeo porque de otro modo no se explica el haber conseguido 14 defensas exitosas. Es único.
Otro punto que me puse a reflexionar mucho es su relación con Silvia (su hija, interpretada por Cumelén Sánz), él le dio una mano a todos los familiares que eran muchos, siempre. Esa es otra parte de la historia. Dejó muy bien económicamente a su familia (Aunque también les generó más de una angustia, como se ve reflejado en varias escenas con su hija, Pelusa y más).
Hay una escena en que Monzón afirma: "Las mujeres me pueden" ¿cómo analizás la relación de Monzón con los personajes femeninos de su vida?
Cuando Monzón cuenta su historia deja entrever que la que le faltaba era su madre. Al leerlo por primera vez, presto atención a eso. Uno podría pensar en qué mujer desalmada, pero no. Hay que contextualizarse en la época y en la situación de pobreza extrema que vivía.
Esa mujer no contaba con la ayuda de su pareja (el padre de Monzón), era alcohólico, ausente y tenía muchos chicos que alimentar. En ese contexto una madre podía manifestarse dura con los hijos por las carencias. Ella tenía que hacer de madre, de padre, alimentar a sus hijos.
Monzón lo recuerda así. Piensa que las mujeres lo pueden pero también podríamos hacer otra lectura: "Yo no puedo con las mujeres".
Campeón y femicida. Violento y triunfador. El ícono de una sociedad machista que celebró sus golpes y un tribunal que los condenó.
Esta noche a las 22 horas por la pantalla de Space, el último capítulo de la biopic protagonizada por Mauricio Paniagua y Jorge Román, quien se permite reflexionar para meterse en la piel de Carlos Monzón.