La ficción y la realidad coquetean peligrosamente en “El Tigre Verón”, la nueva miniserie de Polka que arrancó el día de ayer por la pantalla de eltrece. El drama dirigido por Daniel Barone (“El Lobista”, “El Maestro”), con guión de Germán Maggiori y Marcos Osorio Vidal, se centra en la vida de Miguel “El Tigre” Verón (Julio Chavez), sindicalista del gremio de la carne que debe lidiar con enemigos políticos, aprietes judiciales y una familia que no siempre está en su misma sintonía “empresarial”.
Como dicen, cualquier similitud con hechos y personajes de la vida real, es pura coincidencia, pero al ver al histriónico y ‘encamperado’ protagonista, no podemos dejar de lado los paralelismos con la política local, donde los sindicalistas, muchas veces, ocupan un lugar de presión y privilegio. Por ahí viene esta producción de doce capítulos, que se mete en los chanchullos de Verón, pero también los familiares que, más de una vez, lo salpican indirectamente.
Esta es una de las tantas analogías que podemos hacer con “Los Soprano” (The Sopranos, 1999-2007), el drama criminal de HBO que tiene a Tony (James Gandolfini), jefe mafioso de New Jersey, en el centro de la escena; un antihéroe que debe hacerle frente a los dilemas personales y profesionales, situación que empieza a afectar su salud mental. No sabemos, todavía, si los conflictos van a hacer mella en la psiquis de “El Tigre”, pero este primer episodio deja bien en claro que es un hombre de pocas pulgas, al que también le puede afectar la tragedia.
La primera vez que vemos a Verón en la pantalla, llega hasta el frigorífico para “negociar” (léase, apretar) la situación de sus trabajadores. Los enfrentamientos con Antonio “El Chaqueño” Morán (Manuel Callau) -su principal rival en el mundillo patronal- no se hacen esperar, marcando la cacha dentro de este juego de poderes políticos en vistas a las elecciones que se avecinan, y que pueden poner en peligro gran parte de su imperio. Pero el golpe no viene por ese lado, ni por los constantes acosos de Lorena Raimundi (Muriel Santa Ana), una ambiciosa fiscal que se la tiene jurada y busca el momento preciso en cuanto pise el palito, para atraparlo.
No, el drama se desencadena con la muerte de su mamá, una señora mayor que sufre un accidente hogareño mientras está al cuidado de un enfermero. El fallecimiento desestabiliza el presente de Miguel, que pronto se ve amenazado por varios frentes, incluyendo los descuidos de su hija menor Justina (Sofía Gala), y los desmanes de su hijo mayor, Fabito (Marco Antonio Caponi), quien complica las cosas con sus negocios non santos.
A esta dinámica familiar hay que sumar al menor de los Verón, Juando (EstebanMasturini), el más alejado de los negocios de papá; Marina (Andrea Pietra), empresaria y segunda mujer de Miguel, toda una compinche y confidente; y a la ex esposa, FátimaFerrari (Alejandra Flechner), la metiche que todavía no le perdona el desplante. Pero los realizadores no se quedan sólo con estos dramas a puertas cerradas, sino nos muestran las bambalinas de este escenario sindical, lleno de arreglos y desarreglos, lealtades y traiciones, sobornos y todo el panorama que se puedan imaginar cuando se trata de estos personajes.
No caben dudas de que Chavez es el centro de esta historia donde los demás orbitan a su alrededor. Un protagonista que se mueve entre el dolor de la perdida y la furia, mostrando que debajo de la actitud de matón, hay un ser humano que, ante todo, se preocupa por su familia. Barone, Maggiori y Vidal nos dejan decidir a nosotros de qué lado nos queremos parar, sondeando la posibilidad de empatizar, o no, con este personaje, que de entrada, parece moverse entre dos extremos y no presentar demasiados grises. El tiempo, las circunstancias y, sobre todo el entorno, pueden demostrar lo contrario… si no, ¿qué le hace una mancha más al tigre?