A diferencia del dicho popular, “Cats” (2019) no parece tener nueve vidas. La adaptación cinematográfica del musical de Andrew Lloyd Webber -a su vez, basada en los poemas de “El Libro de los Gatos Habilidosos del Viejo Possum” (Old Possum's Book of Practical Cats) de T. S. Eliot-, es una de las obras más exitosas de todos los tiempos, con varios récords en su haber. La traslación a la pantalla grande no podía malir sal, más con el currículum de su director, Tom Hooper, responsable de la oscarizada “El Discurso del Rey” (The King's Speech) y “Los Miserables” (Les Misérables, 2012) con Hugh Jackman.
O sea, el hombre tiene su experiencia en esto de los musicales, pero “Cats” presenta sus propios retos. Retos que, lamentablemente, no logró superar a la hora de convertir a sus actores en felinos. Ya cuando apareció el primer adelanto de la película, y esos mininos extrañamente antropomórficos, las dudas (y las burlas) en las redes sociales no se hicieron esperar. La técnica de efectos especiales -conocida en el medio como “digital fur technology”- no dio los resultados esperados, y a pesar de que sigue habiendo retoques (la copia que llegó a los cines durante el estreno del fin de semana no era definitiva y ahora Universal piensa distribuir una nueva versión, ja), el público no logró asimilar estas imágenes tan bizarras.
A “Cats” le tocó competir de igual a igual con “Star Wars: El Ascenso de Skywalker” (Star Wars: Episode IX - The Rise of Skywalker, 2019), y podría haber tenido su chance en la taquilla si tenemos en cuenta que sus públicos son muy diferentes y que la película de Hooper tiene un elenco increíble que incluye a Taylor Swift, Judi Dench, Jennifer Hudson, Jason Derulo, Idris Elba, Ian McKellen y James Corden, entre otros; pero esos tráilers ya habían hecho un daño irreparable. Las críticas tampoco ayudaron, y las estimaciones iniciales del estudio (unos 15 millones el primer fin de semana) se quedaron muy cortas ante los 6.5 millones que terminó acumulando.
¿Lo peor? El presupuesto del film ronda los 100 millones de dólares, una cifra que, en estas circunstancias, parece imposible de recuperar. Los analistas de estas cuestiones no dejan de señalar a los medios (y las repercusiones sociales) como uno de los principales responsables de este fracaso. Las reseñas fueron literalmente brutales, y la culpa no siempre se la achacaron al CGI, sino a un argumento que se toma las cosas demasiado en serio, en vez de optar por el acercamiento kitch de Webber o cualquiera de las puestas teatrales. Tal vez, ese era el camino a seguir -actores claramente disfrazados y escenarios minimalistas-, en oposición a la parafernalia visual y extravagante donde el realizador decide colocar a sus personajes.
“Cats” gira en torno a la tribu de los gatos Jélicos durante la noche en que se toma ‘la elección jelical’, o sea, donde deciden cuál de ellos renacerá en una nueva existencia. De entrada, un argumento complicado para adaptar, más cuando se toma la vía del realismo, pero con todo a su favor para unaobra que se estrenó en el West End de Londres en 1981 y un año después hizo su arribo en Broadway. Desde entonces, acumuló montañas de premios -incluyendo el Laurence Olivier y el Tony-, y se convirtió en uno de los musicales con mayor permanencia en ambos escenarios: 21 años en el Reino Unido (hasta 2002) y 18 años en Nueva York (hasta 2000).
Las estadísticas no tuvieron peso en esta oportunidad, más allá de que Universal tiene buena racha con sus musicales -“Mamma Mia!”, “Pitch Perfect”, las mismísima “Los Miserables” recaudó 441 millones en todo el mundo y se anotó varios Oscar-, pero el tiempo nos dirá si “Cats” se transforma en fracaso resonado (la recaudación global es de 10.9 millones y todavía le faltan la mayoría de los mercados internacionales) o se convierte en objeto de culto, bien al estilo “The Room” (2003). ¿Maúllan Sancho?