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Cine y series #Cats

Análisis | Cats no puede escaparle al bochorno visual

El exitoso musical de Andrew Lloyd Webber llega a la pantalla grande y no tenemos muchos elogios para tirarle. 

Análisis | Cats no puede escaparle al bochorno visual

Hay obras que parecen inadaptables, y tal vez es por una sensata razón: no pueden encajar en todos los formatos con el mismo nivel de suceso. De entrada, la creación musical de Andrew Lloyd Webber es todo un reto, ya que toma su trama del compilado de poesía “El Libro de los Gatos Habilidosos del Viejo Possum” (Old Possum's Books of Practical Cats) de T.S. Eliot. A partir de ahí, el compositor teatral le dio vida a una de las puestas más longevas, arriesgadas y exitosas de todos los tiempos, más allá de que los espectadores no siempre salieron de la sala convencidos de lo que acababan de atestiguar.  

En principio, podría parecer una apuesta segura para cualquier estudio cinematográfico, más si tenemos en cuenta el elenco que logró juntar Tom Hooper. Pero lo que funciona sobre las tablas no siempre funciona en la pantalla grande, y ahí reside el principal y mayor problema de “Cats” (2019), la película, una historia sin pies ni cabeza que sufre mucho más a causa de su intencionado estilo visual.

Hooper, ganador del Oscar como Mejor Director por “El Discurso del Rey” (The King's Speech, 2010), ya tiene experiencia musical gracias a su exitosa versión de “Los Miserables” (Les Misérables, 2012). De ahí, la confianza de Working Title y Amblin Entertainment al otorgarle casi cien millones de dólares para llevar a los mininos a la gran pantalla. Como ya dijimos, nada asegura el suceso, ni siquiera los nombres de James Corden, Judi Dench, Idris Elba, Jennifer Hudson, Ian McKellen, Taylor Swift, Rebel Wilson y la debutante Francesca Hayward, entre otros; pero acá las verdaderas culpables son las elecciones artísticas que tomó el realizador y su equipo.

“Cats” gira en torno a la tribu de los gatos Jélicos durante la noche en que se toma ‘la elección jelical’, o sea, donde a Old Deuteronomy (Dench) le toca decidir cuál de ellos ascenderá al Heaviside y renacerá en una nueva existencia. Los aspirantes preparan su propio acto musical, como si esto se tratara de un concurso de talento gatuno, lo que convierte a esta historia en algo todavía más extraño. “Eran simples personas vestidas de gatos, en un gigantesco basurero”, se justificaba Maxwell Sheffield en “La Niñera” (The Nanny, 1993-1999). Y algo de razón tenía. Así imaginó Webber a sus protagonistas, pero Hooper cayó bajo el influjo de la tecnología, el CGI y una técnica de efectos especiales conocida en el medio como “digital fur technology”, que convierte e los actores en versiones felinas antropomórficas difíciles de digerir para el ojo humano (o cualquier ojo).

Taylor Swift en versión gatuna 

Acá comienzan los problemas para esta película que juega con los intérpretes en elaborados escenarios gigantescos (a escala felina) por las calles y viviendas británicas. Victoria (Hayward) es una gata recién descartada por sus dueños en el basurero de los Jélicos, y a lo largo de la noche y la ceremonia que se lleva a cabo, intentará encontrar su pequeño lugar en el mundo y entre los de su especie. Todo esto adornado con estrambóticos números musicales -algunos bien llevados y otros que rozan lo ridículo-, pero el poco atractivo visual se pierde en la falla de los efectos: incompletos y bizarros cuando se trata de estos mininos humanoides.     

“Cats” no sólo falla desde su estética, tampoco logra hacer mucho con la adaptación de la obra y la posibilidad de que el espectador pueda entender lo ocurre ante sus ojos. Tal vez, el guión de Hooper y Lee Hall (“Rocketman”) da por sentado que ya nos conocemos esta historia de memoria, y poco y nada ejecuta para intentar explicar de qué la va este ritual o los Jélicos en general. El resultado es una serie de cuadros musicales y personajes que entran y salen de escena cuando la trama lo necesita. Ninguno tiene preponderancia ni un peso dramático, sólo están ahí para cantar, bailar y, de vez en cuando, interactuar los unos con los otros.     

Ni los números musicales logarn destacarse

Es por esto que la película resulta bastante aburrida y desconectada. Los números de Hayward son los que realmente brillan, así como la ingenuidad y curiosidad que trasmite su personaje. Ni siquiera el momento “Memory” de la Grizabella de Hudson logra destacarse entre tanta extrañeza, justamente porque Hooper no sabe cómo transmitir y trasladar el impacto emocional del escenario a través de la cámara. ¿Otra vez un primer plano como el de Anne Hathaway en “Los Miserables”?

En resumen, tal vez no había forma de que la adaptación de “Cats” tuviera un final feliz. Hooper podría haber optado por escenarios minimalistas y un vestuario y maquillaje más reales en vez de la digitalización de los actores. Una puesta más ‘teatral’ si se quiere, yendo en contra del lenguaje cinematográfico, resultando incluso menos extraño que estos híbridos digitales que nos apartan por completo de las intenciones de una obra que habla sobre la trascendencia. Es posible que “Cats” logre trascender, pero no cómo lo imaginaron sus realizadores.   

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