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Pese a la pandemia, Plaza Mayor contó con varias filas para comprar pan dulce

La tradicional casa de Monserrat se recupera tras un año complicado por la pandemia y su producto insignia sigue generando el mismo impacto que años anteriores.

Pese a la pandemia, Plaza Mayor contó con varias filas para comprar pan dulce
Colas para comprar el pan dulce de Plaza Mayor

Al igual que para la mayoría de los locales gastronómicos del país, Plaza Mayor vivió momentos delicados respecto de su economía. Desde adentro informaron que en los peores meses quizas entregaban por delivery cinco platos al día, cuando era una costumbre que la esquina de San José y Venezuela se viera con gente en sus meses.

Sin embargo, llegó una época del año en la que el pico de ventas se agiganta y, a pesar de la pandemia, el local empezó a tener la habitual demanda de pan dulce, por lo que todos los empleados se dedicaron directamente a la cocción, cuidad y entrega del producto insignia desde hace 40 años.

Federico Yahbes, gerente y propietario del restaurante, recordó que Plaza Mayor no tiene secretos a la hora de la creación. "Frutos secos, nueces, avellanas, castañas de cajú y almendras. Además, frutas abrillantadas, cerezas e higos. Harina, polvos, levadura -en una cantidad que lo deja más bajito que los de otras casas- y básicamente, manteca", le contó a Clarín.

La historia del pan dulce nace en los primeros años de los '80 cuando Ricardo Yahbes, papá de Federico, quería promocionar la sidra tirada y se le ocurrió servirla como gentileza al final de la comida y junto a la copa alcanzaba una porción de la receta de doña Tita Marcone, lo que inicio la leyenda.

Hoy por hoy, los panes dulces artesanales va entre los 1.000 y los 2.000 pesos, dependiendo de los ingredientes. En el caso de Plaza Mayor, el kilo cuesta 980 pesos, con la particularidad de que la demanda de la marca llevó a que en sitios de venta online como Mercado Libre haya revendedores que piden entre 1.890 y 2.500 pesos.