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Es uno de los youtubers más grandes del país, y hoy el invitado del día en Caja Negra, donde habla de todo cara a cara con Julio Leiva.
Cantante, actor, comediante y figura del fandom con más agite del país. Pablo Agustín es eso y más. Durante el Filo.tón, festival solidario organizado por este medio para entretener y brindar una ayuda económica en tiempos de pandemia, el chat entero pedía por su aparición.
Lo pidieron y lo tienen. Además de su paso por el festival, el youtuber, uno de los más grandes del país, llegó a Caja Negra, el ciclo de entrevistas de Filo.News, para hablar de todo en diálogo con el periodista Julio Leiva.
"Siento que encuentro algo terapéutico en esto, que me desquito con la cámara. Hablo, digo lo que pienso y después recibo el feedback. Siento un contexto de realidad", comenta y se genera una charla en la que sin tapujos, repasa los temas y cuestiones que lo caracterizan y rodean.
Pablo profundiza: "Me estuve preguntando por qué muestro mi vulnerabilidad y me comparo con actores porno. Supongo que por narcicismo y la validación de la mirada del otro. Hay algo de todos nosotros, los que estamos en este medio, que te ponés delante de una cámara, te filmás y te mostrás para que la gente te vea. En mi caso, es una manera de cerciorarme de que no estoy loco. Cuando recibo que a la gente le pasa algo como a mí y hay feedback, entonces no me estoy volviendo loco".
¿Qué sucede con el ego al moverse en el medio del espectáculo y las redes sociales? "Si estás en este medio tenés un narcicismo medio raro. Buscás la validación del otro. El que dice que no le interesa o que le chupa un huevo, yo dudo. Cuando venís vulnerable, triste o dudando de vos mismo y encerrado, y alguien te dice ‘feo’, te afecta. Trato de manejarlo, de entender que lo que comentan es también transferencia, ellos están colocando en alguien que no conocen y completando mi ser con algo que ellos idealizan pero que completan con su imaginación. A mí no me conocen, no saben cómo soy en la intimidad. Quizás soy un tremendo hijo de puta o bueno o algo intermedio, como la mayoría", responde el artista.
"Creo que todos tenemos ansiedad, es un mecanismo de defensa. El tema es cuando es algo que podés controlar. En el caso de los que nos exponemos y hay tanta gente opinando, hablando, y ahí debe haber una validación. ¿Por qué la gente miró un video más que otro? No lo sé. Es difícil lidiar con esto, lo veo desde mi punto de vista", reflexiona.
"Hay estudios que indican que el estar con la pantallita todo el tiempo, da ansiedad, todo el tiempo esperando la notificación. La gente está como alterada, todo el tiempo notificaciones", sostiene.
Pablo Agustín se encuentra trabajando en su propio libro, uno de sus proyectos que lleva a cabo durante esta cuarentena, que brinda muchas veces un espacio para de cierta manera conectarnos con nuestro interior.
"No hablo mucho de mi infancia porque estoy escribiendo un libro y quiero que lo compren", comienza diciendo con su característico humor. "En realidad, he hablado de mi infancia, algunas cosas como que mi papá falleció cuando yo tenía 17 años, que no tenía una buena relación, pero el libro que estoy escribiendo me lo puse a escribir porque estaba por salir de gira y al final se reprogramó todo. Y en ese tiempo, como tengo que hacer algo porque si no me aburro, me aburro de lo que estoy haciendo e intentar hacer otras cosas. Ahora pedí una guitarra y estoy aprendiendo porque estoy en mi casa y ya ganas de pajearme no tengo. Llega un punto donde intentaste todo, no podés estar todo el día acogotando el ganso porque te va a salir algo. En el libro trato de hablar de mi experiencia con el psicoanálisis como paciente, esto es lo que puedo adelantar. Hay algunas sorpresas, pero ahí sí hablo de mi infancia y de ciertas cosas que me marcaron y que con los años te encontrás repitiendo ciertos patrones hasta que desatás el nudo", cuenta.
"Mi viejo era alcohólico y drogadicto y violento. Y la relación no era muy próspera. No pegaba mucha onda de chiquito con él. También entiendo que era una persona enferma, todos tenemos nuestros demonios y nuestras herramientas. Todos nos quejamos de nuestros padres, pero en un momento tenés que tomar las riendas de tu vida, hacerte cargo de tus cosas y si ellos te dieron esas herramientas y te parecen pocas, imagínate las herramientas que les dieron a ellos", expresa.
Al pensar en su personalidad, Pablo encuentra detalles de su personalidad, emociones y talentos que podría haber recibido como herencia, o legado. "Quizás el humor y el histrionismo lo saqué más por el lado de mi madre. Mi papá también era gracioso, los dos. Mi mamá era ama de casa, patriarcado y mi papá iba cambiando, a veces vendedor, emprendedor", menciona.
Sabe que le gustaría ser padre pero no es un horizonte que vea cercano. "Me gustaría tener un hijo, pero para tenerlo necesito diez años más de terapia", comenta.
"El libro surge un poco de esa necesidad de rever mi historia. En realidad, yo necesitaba escribir. Empecé a escribir, a veces canciones. Me gusta mucho leer y escribir. Y empecé a escribir para hacer algo, para no pensar y al mismo tiempo pensando, pero te va calmando. En un momento noté que tenía algo que estaba bueno y se me ocurrieron un par de vueltas para darle, subí historias contando que estaba escribiendo y se contactaron dos editoriales. Ya cerré con una y ahí empezamos a trabajar para que quede algo bueno", afirma.
Escribir suele ser muchas veces un ejercicio que destapa cuestiones de nuestro interior y muchas veces manifiesta lo que escondemos. Un ejercicio catártico. En el caso de Pablo: "Me cayeron un montón de fichas cuando escribía. Hubo momentos donde no podía ni leer el libro y por eso me toman tanto tiempo las correcciones. A veces me era difícil volver a leerlo porque, en parte siento que es algo tengo ganas de sacarlos y por otra parte no tengo ganas de revivirlo todo el tiempo. Tengo que estar de humor y en cuarentena es medio difícil".
"Más allá de que se me vea muy espontáneo, porque lo soy, pero cuando hablo de mis temas personales también lo pienso mucho. Muchas veces en mis videos empiezo a hablar de algo que traté en terapia y lo que estoy contando yo sé que lo puedo contar y ayudar a otro, es una enseñanza. Otras cosas más íntimas, obviamente que me las reservo para mí y mi terapeuta y somos los únicos que las sabemos", revela.
La exposición genera también un personaje del artista en escena. ¿Qué fronteras separan y unen al Pablo que vemos en Yotube, el que es cuando la cámara se apaga, y el que construyen sus seguidores?
"Que quede difusa la frontera entre persona y personaje me parece que es lo mejor que pueden hacer. No solamente para mí, para el ambiente que es todo maquillaje y una puesta en escena. Los youtubers nos acercamos mucho a la realidad porque grabamos desde nuestra casa, no somos actores pero hay un personaje, no estás contando todo. Estás mostrando tu mejor cara, tu cara divertida, alegre. O cuando querés mostrar algo más sensible decidís dedicarle ese espacio. No es que de golpe estás en un crisis y te empezás a filmar y lo subís, no es la idea", expresa.
"Siempre dije que mi fin era ser millonario y tener una chacra. Ser Suana Giménez en realidad. No sé hasta qué punto no quiero cortarla y meterme en la piel de Susana Giménez. La amo mucho, me crié viéndola. Yo tenía 8 años y miraba a Antonio Gasalla, tremendo. Me quedaba despierto para verlo, era fanático. También de Tortonese y de Juana Molina, que no es de mi época pero está en youtube. Es una genia del humor en Argentina", cuenta.
Y continúa: "La verdad es que me gusta a la noche quizás fumarme un porro y mirar a Susana Giménez". "Mi madre la admiraba a Susana Giménez y si está mi madre involucrada, ya algo tengo que ver yo. Quizás yo quiero ser admirado por mi madre como ella admiraba a Susana", comenta reflexionando sobre su persona.
"Para ser como Susana Giménez creo que me falta construir una audiencia y mantenerla a lo largo del tiempo, pero no sé. Ahora, lo hablé con mi terapeuta, Susana Giménez es una ambición muy grande, un ideal. También hay que saber conformarse en el medio. Me conformo con una Mariana Fabbiani, la amo, una Verónica Lozano, una Moria Casán. Son todos íconos medio gay, en especial Moria y Susana, son ‘mostras’, las amamos y no nos preguntamos por qué", sostiene.
¿Qué pasa entre los youtubers? ¿cómo está su relación hoy en día? ¿fingen para las cámaras? Pablo Agustín responde a todo: "Con respecto a La Faraona y Lizardo, a veces hay cosas que me molestan y decidí hablarlas. No hablo con ellos. Antes, yo me hablaba con ellos por una cuestión laboral, cuando estaba en ‘Carolos’, hablábamos por eso. Después, con Lizardo seguí trabajando porque él venía a mi canal y hacíamos colaboraciones, pero también, las conversaciones eran de laburo y fin, no había otra cosa. Con Lizardo hablé hace poco y eso fue todo. La relación que teníamos era laboral, sin laburo de por medio, no nos hablamos. Existe eso de arreglar las peleas, pero en mi caso no. Martin Cirio me tira palitos desde el día que me fui y después dice que está todo bien. Entonces, mostrá que está todo bien, dale like a una foto, tirá buena onda y eso no existe entre nosotros. Ahora, si después me contactás y me tirás un palito, pero decís que está todo bien, tampoco soy un pelotudo. Le dije ‘calmate, si está todo bien, cállate la boca y si está todo mal, lo hablamos’. Lo mejor es hablarlo en privado. No tengo ganas de callarme y a veces me jode no hacerlo y callar".
"No está armado esto con La Faraona y Lizardo. Si la gente duda de mí, de lo que es creado, ficción y lo que es personaje, esto es lo que tiene que hacer todo el mundo: dudar de lo que ven no solo en este ambiente sino en todo lo que escuchan en política por ejemplo. Yo entrevisto políticos, escuchá todas las campanas y sacá tus conclusiones. Dudá de todo, incluso de tus padres, de un amigo. No vivir aterrado, pero no confíes ciegamente en la palabra de alguien porque puede estar sesgada. Los invito a dudar", cerró el tema.
"No quiero hablar más del tema de Bárbara. Esto pasó hace tres años, siento que después de años de contestar con lo mismo, ya me armé una respuesta. Ya siento que la gente no quiere escuchar del tema, dije todo lo que podía decir, no voy a decir más cosas. Ya está, no voy a tener 80 años y seguir hablando de eso. Para mí, después de tres años precriben los quilombos", manifestó.
"La relación con mi fandom la logré con trabajo, creo que la gente se siente identificada y empatiza conmigo en este momento, en otros momentos no han empatizado conmigo la mayoría. Hay algunos fieles que me siguen desde siempre, pero la aceptación del público va rotando. Hemos visto youtubers que movían millones y ahora no mueven nada. El Demente de repente en un año, nos pasó a todos y nadie se lo veía venir. En Internet es todo muy rápido. Hoy se da que genero empatía en la gente y eso lo veo en redes, comentarios, en todos lados. Puede ser por el esfuerzo, vengo de un proyecto muy exitoso, que le fue muy bien y terminó muy mal y tuve que empezar de cero. Y me tomó dos años, yo estaba muerto, enterrado, no me ingresaba plata. Llegó un momento donde dije que me tenía que dedicar a otra cosa porque me moría de hambre pero por suerte no lo hice. Soy resiliente y eso no se puede negar, soy perseverante. La gente ahora empatiza, estaban como hinchando por mí. En general, no se empatiza con el ganador, con el que siempre gana y siempre al top. Al que le cuesta, lo trabaja y finalmente lo empieza a lograr, genera más empatía. Creo que va por este lado. Los entretengo y se necesita del entretenimiento, existe una transferencia, como la mía con Susana Giménez, hay gente que espera que yo suba un video para tener media hora donde no piensen en el coronavirus y salir de la realidad", menciona.
"Me da miedo volver a ese lugar de no éxito, es el miedo de todos por más que lo queramos disimular. Creo que lo que pasa, cuando sos conductor de un programa y le va mal, por más que seas la cara visible y te afecta el ego, el programa puede no funcionar por distintos factores. En el caso de los influencers, somos nosotros, el producto que sirve o no sirve, que tiene views o no, somos nosotros y lo que decidimos hacer. Si no funciona, uno es el inútil, vos fracasaste. Y esto tiene un peso importante. Espero que con el aprendizaje que tengo, la próxima vez que pase por una meseta, entienda que todo es circunstancial, que todos nos vamos a morir, que nada es infinito, excepto el universo", expresa.
Hacia el final de la entrevista se abre la caja. Comienza un desafío inesperado. Semana a semana una figura se someterá al living para dialogar y reflexionar. Y vos, ¿te animás a recordar qué momento hizo un click en tu vida?
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