Corren los últimos años de la década del 90. Casi iniciando el nuevo milenio. Diego Prez termina el colegio secundario y se pone a estudiar para dedicarse a la peluquería. Sin embargo, los cortes masculinos -los que a él le interesan- aún no estaban de moda, por lo que la puesta en práctica de sus estudios se demora más de lo esperado.

Adelantamos la película y vemos al Diego de casi 20 años después cortándole el pelo a Arcangel. Vamos más para adelante y lo vemos atendiendo a Juan Román Riquelme. En un zapping rápido por su carrera laboral, también vemos a Khea, Marcos Rojo, Trueno, Ecko, Cazzu, Guillermo Barros Schelotto y a Coscu, entre tantos otros.

¿Qué pasó en el medio?

“No era bien paga la peluquería en ese momento”, explica Diego desde la habitación de una de sus hijas en conversación con Filo.news. “Además, me gustaba la parte de lo masculino, y lo masculino no estaba mucho de moda”.

El caso de Diego es uno de los miles que se pueden encontrar encuestando a cualquier transeúnte: el de un apasionado por algo que no da o daba rédito económico y que tuvo que dedicar su tiempo y trabajo a otra cosa para subsistir.

Sin embargo, los vientos comenzaron a soplar a favor de la familia Prez: los hombres dejaron atrás los tabúes de una imagen cuidada y comenzaron a acercarse a las peluquerías para mejorar su presencia. Pero, a esta ecuación, se le suma una variante más.

“A mí siempre me iba mal económicamente. En busca de crecer, me fui a Río Gallegos a ver a mi hermano y, estando ahí, reflexioné muchas cosas y aprendí un montón”, asoma él. “Volví para Buenos Aires y dije: ‘Voy a hacer lo que a mí me gusta’, que es la barbería. Con ese motor vine de allá”.

Históricamente, quienes siempre llamaron la atención por sus cabellos fueron los músicos. Y, además, los estilos son bien identificables entre los distintos géneros musicales: los punkies con sus crestas coloridas, los rappers afro con la cabeza rapada, los traperos con trenzas y pelo arcoíris…

Por supuesto que, en Puerto Rico, cuna del reggaetón y de los artistas urbanos más importantes del mundo, tampoco podía faltarles un corte característico. En este caso, fue el degradé, corte que, por supuesto, Diego y los de su barbería ya manejaban.

A través de un productor que necesitaba lookear a sus artistas para sus respectivos shows en Argentina, Diego terminó cortándole el pelo a figuras del género como Arcangel, De La Ghetto, Ñengo Flow, Cosculluela.

“No estaba muy de moda lo que era la barbería y nosotros la manejábamos. Entonces me contacté con él y le dije: ‘Mirá, nosotros sabemos hacer los cortes que usan ellos’. Me dijo: ‘Bueno, les voy a tomar una prueba’”, recuerda Diego ahora. “Cuando empezaron a venir les gustó cómo los atendimos y lo humilde que éramos… básicamente, fue hacer bien el trabajo”.

Pero no quedó todo en el reggaetón. Dicho género fue el que abrió la puerta a Navajas para que, años más tarde, su feed de Instagram luzca como la vitrina de cualquier equipo de fútbol multicampeón: fotos, fotos y fotos junto a estrellas de diferentes mundillos que habían pasado por las tijeras de Diego y sus empleados.

“Cuando uno le manda un mensaje a un famoso, sea cual sea el rubro, y no tenés una foto fuerte, no te dan bola”, explica él. “Prácticamente, trabajar bien con estos artistas hizo que se empiece a correr la bola por las redes sociales”.

Si bien en Navajas la situación es abismalmente positiva, desde la barbería no olvidan sus raíces y a quienes les tendieron una mano, justamente, cuando no tenían esas fotos fuertes de las cuales habla Diego. Ahora, armaron un sillón VIP, donde los primeros clientes gozan de cualquier tipo de prioridad.

Y eso es lo que mantiene a la montaña rusa en subida. Cualquiera esperaría que la cuestión aminore la velocidad. Basta con seguir el dicho “Todo lo que sube tiene que bajar” para asimilarlo. Pero, en Navajas, escapan a la regla.

“Yo tengo un muy buen equipo, somos respetuosos, atendemos bien… somos profesionales”, revela Diego en plan formulita secreta. “Eso hace que, hoy en día, todos se sigan atendiendo con nosotros. No solamente por el corte: el trato, las redes y cuidar todos los detalles”.

Cuando uno piensa en personajes famosos, siempre curiosea con el hecho de saber cómo hablan y cómo se manejan cuando están detrás de las cámaras o fuera de su ámbito profesional. Diego es uno de los pocos privilegiados que viven este lado B de dichas figuras casi a diario.

“¡Tengo mil anécdotas! Yo tuve la suerte de cortarle a Juan Román Riquelme, que es un genio en persona y se me puso la piel de gallina”, cuenta emocionado. “Los cantantes puertorriqueños te entran a cantar los temas, te muestran la ropa, te muestran las cadenas… compartís cosas que son increíbles”.

Y es que, además, la familia Prez vivió otro hito durante esta cuarentena: Marcos, su hijo, comenzó a dar sus primeros pasos en Twitch, la plataforma de moda que acapara cada vez más y más espectadores. Bajo el nombre Markito Navajas, al poco tiempo se supo ganar el afecto del público y, posteriormente, alcanzar la cifra tan codiciada por quienes suben contenido a YouTube: el millón de suscriptores.

“Se largó solo el flaco”, afirma rotundamente su padre. “Él me dijo: ‘Che, pa, me parece que quiero dejar de ir un poco a la barbería, quiero dedicarme al streaming’”. Con el “Ok” del padre, se compró una computadora que nunca llegó por las restricciones de la cuarentena y tuvo que arrancar streameando desde el celular y jugando desde la PlayStation.

Pero el bichito de Twitch no quedó sólo en Markito, sino que se trasladó a Diego y a Navajas, que empezaron a streamear los turnos y las sesiones de peluquería. “Para mí no es normal nada: todo me interesa, todo me importa, todo me sirve”, grafica Diego.

Y es que, a raíz de eso, surge que Diego se sorprenda por todo lo que le pasa. Cuando piensa que ya tocaron fondo y que más arriba no se puede llegar, la vida los sorprende con algo que no se lo esperaba nadie de su entorno. Ni siquiera él.

“Gracias a Dios, siempre estamos con lo último. Y, con los cortes y los looks, estamos marcando tendencia nosotros. Los chicos están haciendo de todo: colores, rayas… están a otro nivel. En una época, para nosotros eso era anormal”.

Pero ellos son la última parte del eslabón. “La gente viene con la foto de los traperos, de los streamers, de lo que sea. Nos dicen: ‘Quiero así’… ellos marcan tendencia con los cortes”, afirma Diego. “Y, bueno… nosotros somos los locos que se los hacemos”.