La comunidad de Lagunas del Rosario (Lavalle) eligió a una mujer como líder. Es la primera vez en la historia de este pueblo que la jefatura cambia de género.
La Presidenta Érica Nievas junto a la comunidad. (Foto: Comecuco.)
En los últimos días, una noticia recorrió el secano mendocino con tanto ímpetu como el zonda. La comunidad huarpe “Lagunas del Rosario”, ubicada en Lavalle, eligió a Érica Nievas como Presidenta, marcando un hito para los pueblos originarios de Cuyo.
Hace pocos años, yo ni siquiera habría podido aspirar a este cargo (Érica Nievas)
Nievas es la primera mujer que ocupa ese rol en las comunidades huarpes. En una entrevista con Radio Tierra Campesina, Érica contó que hace solo 5 años ni siquiera se le permitía hablar en las asambleas. “Hay que agradecerles a mis tías y a mi abuela, porque este protagonismo femenino es una lucha que han llevado varias generaciones. Hace pocos años, yo ni siquiera habría podido aspirar a este cargo”.
La asamblea que eligió a la nueva representante duró varias horas. Durante las deliberaciones, las mujeres huarpes pidieron que las responsabilidades fueran distribuidas de forma equitativa. Los asistentes escucharon y estuvieron de acuerdo. “Entonces es muy lindo que las comunidades hayan hecho lugar a este reclamo. Cuando terminó la reunión, yo le conté a mi gente que estábamos haciendo historia”, se emocionó la líder.
Me preocupa la situación de los jóvenes. Tenemos que darles espacios de poder y futuro (Érica Nievas)
En cuanto a lo que viene, Nievas punteó varios temas clave. Refaccionar la capilla es, dice, una urgencia; lo mismo que revitalizar los clubes de la zona. “Pero sobre todo me preocupa la situación de los jóvenes. Ellos están muy sedentarios. Muchos fines de semana no tienen qué hacer, y vemos que existe descontento porque hay algunos suicidios. Tenemos que encontrar soluciones para darles espacios de poder y futuro”, subrayó.
Los huarpes son un pueblo originario de la región cuyana. Antes de la llegada de los europeos, vivían en comunidades sedentarias que se basaban en la agricultura alrededor de valles y cursos de agua. Tras siglos de expoliación -se llegó de decir, incluso, que “ya no existían”- en las últimas décadas su identidad se ha vuelto bandera de múltiples reivindicaciones.