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Crónica de la represión en Chubut: cómo se vivió desde la piel de dos docentes

Eduardo y Natacha fueron testigos de la situación que comenzó como una reunión de paritarias y terminó protagonizada por balas de goma
Crónica de la represión en Chubut: cómo se vivió desde la piel de dos docentes
Crudos testimonios de lo que ocurrió en Chubut | (Fotos: Filo News)

Se enciende una cubierta. Comienzan a cantar: el espíritu de protesta se presencia en cada uno de los docentes. Mate va, mate viene. La tarde del martes 26 de junio, en la puerta de la Casa de Gobierno de Chubut, realzaba en el aire la voz de reclamo de cada uno de los presentes. Sin embargo, ese deseo duró poco.

Fueron citados para discutir paritarias los docentes de la provincia, pero todo el escenario se vio teñido de tristeza y dolor con una fuerte represión policial. En diálogo con Filo News, dos testigos revelaron cómo se desarrollaron los hechos. 

Primer testimonio

Manifestación y represión en Chubut | Foto: Filo News

Eduardo Guaymas, de 39 años, vive en Puerto Madryn y trabaja como docente en dos instituciones: enseña música, su pasión, en la Escuela 775 y ejerce el labor de auxiliar administrativo y de preceptor en educación de adultos de la escuela 789.

El hombre siente su profesión como parte de su persona: "Soy músico autodidacta de los 14 años y cuando entré en el terciario, despertó en mi ese sentimiento por la docencia tan profunda".

Guaymas recuerda cada secuencia de ese martes: Fueron citados para discutir paritarias a las 12 horas los gremios de Asociación de Trabajadores de la Educación del Chubut (Atech), Sindicato de Trabajadores de la Educación del Chubut (Sitraed) y Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop). Iban a hablar con los secretarios generales de cada gremio. 

Pero en la reunión, la cual comenzó 5 horas después, no tuvieron una respuesta concreta. Por lo que deciden encender esa cubierta. Fue entonces cuando la policía les pidió que se vayan; ellos no accedieron: no estaban cometiendo ningún delito. Pero no se lo perdonaron.

Manifestación y represión en Chubut | Foto: Filo News

"Abren la puerta, sale la policía local, nos siguen pidiendo que nos retiremos. Forman un cordón detrás de nosotros, se paran con sus brazos cruzados como empujándonos con los codos, pero seguíamos tomando mate", contó y dejó en claro la resistencia que había a abandonar la causa.

"Después, sale una segunda fila, hasta que un comisario salió con un matafuego para apagar la cubierta pero directamente a chocar con nuestros compañeros". Ahí comenzó todo. Ahí se desplegó el horror: "La infantería comenzó a reprimirnos, a pegarnos, tirarnos del pelo, ahí se desencadenó todo lo subsiguiente, forcejeos, golpes", relató.

Luego, continuó: "Estuvimos cerca de 6 horas de continua tensión, infantería avanzaba y empujaba, hubo balas de goma, que me pegó en la zapatilla por suerte, a algunos compañeros los rozó. Hasta las 2 de la mañana estuvimos así".

"La infantería comenzó a reprimirnos, a pegarnos, tirarnos del pelo, ahí se desencadenó todo lo subsiguiente, forcejeos, golpes", recordó.

"Recibí golpes en la espalda, cuando intenté separar a los de infantería que estaban tratando de golpear a los compañeros, para apaciguar la situación, recibí golpes con los escudos ,bastones, hubo compañeros con fisuras en la clavícula, hematoma y traumatismos; había dos filas paralelas, empujaban los de adelante con escudos y atrás con bastones", añadió.

La situación no fue nada fácil, dejó una sensación que nunca olvidará: "Sentimos una sensación de abandono del Estado, de amargura, de tristeza (...) Estamos en total repudio con el accionar fallido, violento, nefasto, indignante para los trabajadores de la educación".

"El secretario de Seguridad de Chubut, Federico Massoni, salió a decir que no fue represión porque no cumplía con los requisitos"; indignado, se cuestionó: "Faltaba un muerto, otro (Carlos) Fuentealba".

Segundo testimonio

Manifestación y represión en Chubut | Foto: Filo News

Natacha De Rico, 32 años, vivió una situación similar. De Puerto Madryn, trabaja en el Centro de Servicios Alternativos y Complementarios 556 (CeSac). 

Cuando vieron a los policías cara a cara, les hablaron con el corazón y con valentía: "Les dijimos que somos trabajadores como ellos, que no queríamos molestarnos, lo único que queríamos era manifestarnos, y que se nos eche, que se nos vea, que la única manera de manifestarnos es la que mostramos, siempre pacíficamente".

"Varios compañeros quedaron en hospitales, no podían ver nada, tenían los bastones marcados en la cabeza", señaló.

Luego comenzó el desastre. Cuando pudo abrir los ojos, en medio de las bombas de gas, solo pudo ver las corridas de los compañeros y oír los gritos de desesperación.

"Salimos corriendo un grupo de docentes a avisarle a otros compañeros lo que estaba ocurriendo cuando empezamos a escuchar balas de goma, fue un escenario terrible, muy triste, es una película de terror", relató.

 

La escena culminó con ese horror a flor de piel: "Varios compañeros quedaron en hospitales, no podían ver nada, tenían los bastones marcados en la cabeza".

¿Qué sensaciones quedaron tras la jornada? "Mucha decepción, angustia, desilusión, tristeza (...) "Espero que estas personas recapaciten y renuncien, y que sean más humanos, no aflojemos a la lucha, no podemos perder los derechos adquiridos, no nos pueden vencer de esta manera", finalizó.

Unidos por la causa

Si algo tienen en común, es su espíritu de lucha. De ahora en más, ambos quedarán en expectativa por la definición del ámbito de las paritarias. Pero también, si hay que volver a manifestarse lo harán; por el amor a la docencia, por el amor a la profesión y por aportar un granito de arena al cambio de la educación en Argentina.