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Casciari: “Sé que mi transcendencia va a ser popular”

El escritor es el nuevo invitado de Caja Negra, el ciclo de entrevistas de Filo.News conducido por Julio Leiva. 

Casciari: “Sé que mi transcendencia va a ser popular”

Nadie relata cuentos como él. Deja el corazón en cada línea y el alma en la cancha. La rompe en la radio y el teatro. Recibió premios en Argentina, Francia, Alemania y España. Su editorial Orsai caló profundo en el corazón de los lectores y hoy es un actor importante en la cultura rioplatense. Gracias a esa comunidad, está estrenando una película de una adaptación de una novela suya. Hoy, en Caja Negra: Hernán Casciari.

El escritor, irónicamente, dejó de escribir: "Tuve que dejar de fumar. Yo fumaba tabaco armado espolvoreado con marihuana, muy poquita. Pero todo el tiempo estaba en una frecuencia, no drogado, pero en una frecuencia. Yo sabía exactamente cuándo había que espolvorear índica, que es para escribir, o sativa, que es para corregir. Entonces mis cuentas, nacían desde ese lugar. Sin estar en un estado de exaltación ni de meditación, estaba normal pero tenía eso. Tuve un infarto y me pusieron un stent. El médico me dijo que no podía fumar más tabaco. Intenté escribir. En ese momento escribía un cuento semanal para el diario El Mundo de Madrid. Todos los domingos un cuento nuevo. Intenté e hice uno, salió para el orto y no me dijeron nada. Hice otro y ahí me di cuenta que no estaba sintiendo ningún placer en la construcción narrativa. Mi construcción narrativa era escribir un párrafo mientras estaba armando y el segundo párrafo. ra toda una construcción de ritual absolutamente involuntaria. Que me di cuenta que tengo desde los 13 años, desde que empecé a escribir y empecé a fumar. La corrección era fumando. No puedo corregir si no fumo, no puedo emocionarme. Entonces tomé la decisión de dejar de escribir. Al mismo tiempo, un nuevo juguete: leer en voz alta. Empezó en Vorterix, con Mario que me dijo y yo empecé a hacerlo. Y ese segundo juguete, la lectura de cosas ya escritas, se convirtieron en mi pasión primaria: la literatura, la escritura, la observación en poner en palabras algo que bajó.  Y eso fue un caminito que me enloqueció la cabeza de felicidad. Y es algo que empecé a hacer sin fumar. Nunca lo hice mientras fumaba. Todo lo que hago ahora, lo empecé a hacer sin fumar. Por eso lo puedo hacer ahora".

Reconoce que el infarto que sufrió marcó su vida y cambió rotundamente: "A mí me pasó algo muy fuerte. Yo utilicé ese desperfecto físico como excusa para hacer algo que no me animaba hacer, que era irme de España. Yo viví 15 años en España. De esos 15, por lo menos los últimos cinco los viví con mucha infelicidad. Me quedaba porque quería ver crecer a mi hija catalana. Preferí eso antes que hacer lo que quería, que era estar acá. Ya era una especie de obsesión desesperada: me molestaban los gallegos, su acento, su forma de hablar, su ausencia de ironía. Un día, en Uruguay, tuve el infarto y el médico me dijo que no podía hacer viajes oceánicos durante un tiempo". 

"Mi hija de 12 años vino de Barcelona y le dije la frase que más me costó decir en toda la vida: 'Me quiero quedar a vivir acá'. Y yo tenía miedo que ella escuche: 'No quiero vivir con vos'. Pero fue ella la que me dijo: 'Yo prefiero un padre feliz'. Ella había venido ese verano y estábamos caminando, porque me lo habían recetado, y yo le explicaba que  necesitaba vivir acá, que el corazón se me había partido al medio por infelicidad, en realidad, por comer panceta y fumar como un chancho. Pero esa, esa ingesta era mi infelicidad".

Si vamos a la caja negra de su vida, ¿cuál es el momento que lo convierte en la persona que es hoy?: "A los 15 gané un concurso del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Era un premio suculento y yo no lo podia ir a cobrar... no sé si era Duhalde y Chiche que me dieron el cheque. Tuve que ir con mi viejo a cobrarlo. Estábamos en la caja 2 del Banco Provincia, en La Plata, y entrego el cheque. Mi viejo estaba al lado supervisando y un tipo empezó a poner los billetes sobre la mesa. Mi viejo me mira y, por primera vez en la vida, me mira como diciendo: 'Está bien esto que hacés'. Y ahí me parece que empezó el caminito. Fue por la guita".

Hacia el final de la entrevista se abre la caja negra. Comienza un desafío inesperado. Semana a semana una figura se someterá al living para dialogar y reflexionar. Y vos, ¿te animás a recordar qué momento hizo un click en tu vida?