Ubicada a pasos de Parque Centenario, en Caballito, es una esquina francesa con todas las letras. Aunque hoy está en manos del parisino Johan Cymermann y bajo el nombre Co-Pain, antes ahí funcionaba la boulangerie bretona de Franck Dauffouis.

Luego de que decidiera volverse a su tierra natal, Johan, un ex-cliente de la boulangerie, decidió continuar con este proyecto. Para eso, se capacitó con Dauffouis durante seis meses. ¿El resultado? Una panadería aggiornada pero que respeta la calidad de los productos que hicieron de esta esquina una de las visitas obligatorias si andás por Caballito.

¿Por qué ese nombre? El “copain” es la persona con quien se comparte el pan, uno de los lemas que Johan respeta a rajatabla. Además, a diferencia de otras boulangeries, acá no usan masamadre: utilizan la técnica francesa de poolish (una mezcla con partes iguales de harina y agua y un poco de levadura que fermenta durante doce horas).

¿Qué pedir? Todo es alucinante pero la baguette, tradicional o con aceitunas, es uno de los panes que sí o sí tenés que probar. Otro dato: el croissant de almendras y el pain au chocolat son verdaderamente irresistibles. 

Bruno Gillot y Olivier Hanocq, los franceses que viste más de una vez en El Gourmet, son la cara detrás de este proyecto que abrió a comienzos del 2005. 

Aunque en un principio se dedicaban exclusivamente a proveer de panes a los principales hoteles y restaurantes de Buenos Aires, luego de unos años de crecimiento decidieron (¡y qué buena decisión!) sumar a esto un local de venta al público. Hoy ya cuentan con tres sucursales.

El concepto de L’epi (espiga en francés) se basa en los métodos tradicionales y la fermentación natural. Además cuentan con un característico horno a leña: construido en 1911, es uno de los más antiguos de Buenos Aires.

¿Qué pedir? Si te gusta el buen pan, acá te vas a sentir en el paraíso. Tenés todo tipo de panes: de cerveza, de centeno, integral, baguettes y panes con uva, entre otros. Y si estás con antojo de algo dulce, no te pierdas los macarones de chocolate. ¡Y bon appétit!

Con el horno ubicado en el centro de la panadería y a la vista de los clientes, es otra de las boulangeries estrella de la Ciudad de Buenos Aires. Este emprendimiento ubicado en pleno Palermo Soho, fue creado por Anais Gasset y Morgan Chauvel, dos franceses que están atentos a cada detalle y que aportan su frescura juvenil ya desde el nombre: Cocu significa “cornudo”, un guiño para descontracturar.

Acá utilizan masa madre: un fermento elaborado solo con harina y agua, sin azúcar, que se almacena y puede utilizarse porcionada, agregándola a la preparación que se está realizando en el momento. 

Además, las recetas son 100% francesas y de fabricación manual, respetando absolutamente la tradición artesanal que creó la reputación del pan francés en el mundo. Sus panes se destacan por su esponjosidad y por su costra bien crocante.

¿Qué pedir? El menú (para disfrutar en el local o para llevar) se exhibe en una pizarra gigante y los productos están a la vista. Vas a encontrar desde pan de miga, brioche hasta panes saborizados, de campo y todo tipo de facturas francesas.