Charly García cumple 74 años y sigue escribiendo la historia argentina en canciones
Charly García cumple hoy 74 años y volvió a mostrarse rodeado de amigos, músicos y esa energía que solo él puede convocar. Una escena que emociona: el tipo que escribió la historia argentina en canciones, soplando las velas y sonriendo.
Sus canciones son capítulos de nuestra memoria: de Sui Generis a "La Lógica del Escorpión", cada disco cuenta algo de lo que fuimos y seguimos siendo. Por eso hablar de Charly es hablar de todos nosotros. Es el hombre que nos enseñó que la rebeldía también puede ser poesía y que la sensibilidad no es debilidad sino poder. Cada etapa de su vida fue una era cultural. Su obra acompaña la historia reciente del país como una banda sonora inevitable: nos hizo llorar, gritar, pensar, amar, entendernos. Y, sobre todo, nos hizo sentir.
Por eso, cada 23 de octubre es una excusa para detenernos y pensar en lo que realmente significa su existencia. Charly no es solo un músico: es la historia argentina cantada.Es la voz que narró la dictadura y la democracia, el desencanto y la esperanza, la locura y la lucidez. Un artista que tradujo el inconsciente colectivo en melodías y que, sin proponérselo, se volvió espejo y profeta de todos nosotros.
La Fábrica fue el lugar elegido para celebrar su cumpleaños rodeado de amigos y familia. Entre los invitados estuvieron David Lebón, Pedro Aznar, Hilda Lizarazu, Beto Casella, Joaquín Levinton, Lea Lopatín, Fernando Caloia, Rispico, Lisa y Benito Cerati, Brenda Asnicar, Rosario Ortega, Nora Lezano y El Zorrito Von Quintiero, además de los chilenos Toño y Kiuge, entre otros.
Allí, Charly creó algunos de sus discos más icónicos, como "Say No More", "Filosofía Barata y Zapatos de Goma", "La Hija de la Lágrima", "El Aguante", "Influencia", "Rock and Roll Yo" y parte de "Kill Gil", su regreso tras siete años sin editar nuevos discos. Claramente, la mística del lugar, habla por sí sola.
Pero volviendo a su huella, hace un año, cuando presentó "La lógica del Escorpión", recuerdo esa analogía inevitable: Charly como el escorpión, intuitivo, mental, provocador, dueño de un poder que no destruye sino que despierta. Su música tiene esa cualidad: duele, sana, ilumina. Cada nota es un acto de supervivencia y una prueba de que la genialidad nunca fue cómoda. Como buen escorpiano, Charly pica donde duele, pero para despertar.
En palabras de Nora Lezano, una de las artistas y amiga que mejor sabe retratarlo, nos dijo en el último Filo.Música: “Charly es un actorazo: le encanta ser fotografiado”. Y sí, quizás porque él mismo es una performance viva.
Su vida, como sus canciones, está hecha de excesos, belleza, heridas y verdad. Y aunque el cuerpo envejezca, hay algo en su mirada que sigue siendo la de un chico que descubrió que la música podía salvarlo todo.
Hace poco volvió a sonar junto a Sting y demostró, una vez más, que su fuego sigue encendido. Que no necesita hacer ruido para seguir marcando el pulso. Y que, incluso en silencio, sigue siendo el artista con la Influencia más espectacular que tenemos.
Hoy cumple 74 y más que una fecha es un recordatorio de lo que somos cuando suena su música: Argentina en versión piano. Hay algo casi religioso en su figura: una devoción transversal que atraviesa clases, edades, ideologías. Charly es un sentimiento nacional, como el fútbol, como el mate, como el abrazo después de una canción. Es ese lenguaje común que todos entendemos, incluso, hasta los que nunca lo vieron en vivo.
Feliz cumpleaños, Carlos Alberto. Gracias por escribirnos en clave, por enseñarnos que el delirio también puede ser lucidez, y que el arte —cuando es verdadero— no envejece jamás.