La tiroides, una glándula en forma de mariposa ubicada en la base del cuello y que apenas pesa 25 gramos, regula funciones vitales del organismo: el metabolismo, los niveles de energía y hasta el ritmo cardíaco. Sin embargo, a pesar de su tamaño, los trastornos asociados a esta glándula suelen pasar desapercibidos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 750 millones de personas en el mundo tienen enfermedades tiroideas, y lo más preocupante es que el 60% desconoce su condición. Entre los trastornos más comunes se encuentran el hipotiroidismo y el hipertiroidismo, pero en esta fecha el foco se centra en el cáncer de tiroides, una patología menos difundida que necesita atención y diagnóstico temprano.
El cáncer de tiroides y su detección
“La enfermedad ocurre cuando las células de la glándula comienzan a crecer de manera anormal y forman tumores o nódulos”, explica la Dra. Laura Maffei (M.N. 62441), endocrinóloga y directora de Maffei Centro Médico. Aunque puede afectar a cualquier persona, es más frecuente en mujeres jóvenes y de mediana edad, entre los 20 y 55 años.
Muchas veces los nódulos se descubren de manera casual: al palparse el cuello, durante una consulta de rutina o incluso al afeitarse. Frente a este hallazgo, la consulta médica resulta indispensable. El tipo más común es el carcinoma diferenciado, que suele tener un pronóstico favorable si se detecta a tiempo.
Avances en diagnóstico y tratamiento
En los últimos años, la medicina avanzó en la detección y tratamiento del cáncer de tiroides:
* Ecografías de alta definición que permiten identificar nódulos más pequeños.
* Biología molecular para diferenciar qué tumores requieren cirugía y cuáles pueden manejarse con vigilancia activa.
* Cirugías más seguras y menos invasivas, con mejores resultados estéticos.
* Tratamientos personalizados, adaptados a la situación de cada paciente.
También se perfeccionaron los métodos de seguimiento. “Antes era común suspender la medicación de levotiroxina para inducir hipotiroidismo y facilitar el rastreo con yodo radiactivo, un proceso que afectaba fuertemente la calidad de vida. Hoy, gracias a la TSH recombinante, esto ya no es necesario y las dosis de yodo se ajustan con mayor precisión, reduciendo efectos adversos como gastritis o sequedad de boca”, destaca Maffei.
Una enfermedad con altas chances de recuperación
El cáncer de tiroides, cuando se diagnostica en etapas tempranas y se trata de forma adecuada, ofrece altas probabilidades de recuperación. Por eso, en este Día Mundial del Cáncer de Tiroides, la especialista recuerda la importancia de prestar atención a los síntomas y realizar chequeos médicos periódicos:
“La tiroides es una glándula pequeña pero con un rol enorme en la salud. La información, la prevención y el acompañamiento médico son aliados fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes”.