El riesgo invisible: el regreso de enfermedades que creíamos erradicadas
La caída de la inversión en salud, la falta de cobertura vacunatoria y las condiciones sociales están detrás del regreso de enfermedades como el sarampión, la fiebre tifoidea y demás. Un fenómeno global que se siente en Argentina.
En un contexto en el cual el sistema de salud argentino está denunciando la falta de dinero en el sector, ya sea para sueldos o inversión dentro de los hospitales, y las autoridades políticas toman medidas que desde la medicina han sido rechazadas, se ha empezado a ver un resurgimiento o reaparición de enfermedades que se creían erradicadas como lo han sido el sarampión, la fiebre tifoidea y demás. Y, a partir de la información difundida, no se trataría de algo que ocurre porque si, sino que se trataría de cuestiones multifactoriales.
Es por eso que Filo.news dialogó con Wilmer Marquiño, asesor en Vigilancia de la Salud, Prevención y Control de Enfermedades en Organización Panamericana De La Salud (OPS), y Tomás Orduna, médico infectólogo que supo trabajar junto con el Gobierno nacional durante la pandemia de COVID-19, para profundizar sobre esta problemática.
Wilmer Marquiño y Tomás Orduna.
Resurgimiento de enfermedades
Desde un principio, Marquiño dejó en claro que no se trata de un tema únicamente centrado en la Argentina, sino que "ocurre a nivel global" y que "algunas están resurgiendo y otras, directamente, están apareciendo por primera vez". "Podemos hablar de una reemergencia, sin duda, de enfermedades como el sarampión y la fiebre tifoidea, que hacía décadas que no escuchábamos por estos lares", aportó Orduna.
"Es un fenómeno multifactorial. Influyen determinantes sociales, estructurales, el cambio climático, la deforestación y hasta la gobernanza de los países", continuó el funcionario de la OPS.
De esta manera, el ex asesor gubernamental durante la pandemia afirmó: "Con respecto al sarampión, tiene que ver con las coberturas vacunales", a lo que añadió que puede vincularse con el "ingreso de personas desde el extranjero" y que "sabemos que es mucho más probable adquirir un sarampión en Europa, en Rusia o en Estados Unidos versus en América Latina", lo cual, entonces, "traen portando el periodo de incubación y comienza con un episodio dentro de nuestro territorio" que "significa que no está habiendo una cobertura adecuada". "La cobertura debe superar el 95%. Y sabemos que en los últimos años, por diferentes causas —y exacerbado por la pandemia— no se ha alcanzado ese nivel", destacó.
En ese sentido, Marquiño señaló que "existen vínculos entre el regreso de estas enfermedades y cuestiones como el acceso al agua potable, al saneamiento o a la alimentación" porque "donde hay conflictos, guerras o cambio climático, las condiciones de salubridad empeoran". "Las desigualdades sociales son el sustento de las inequidades en salud. Hay que identificar qué desigualdades están afectando a cada comunidad para abordarlas de forma intersectorial", expresó y pidió que también actúen "otros sectores como economía, ambiente, educación, gobernanza".
Como una demostración de lo dicho antes, el infectólogo manifestó que la fiebre tifoidea "es una patología asociada al consumo de agua o alimentos contaminados con una bacteria cuya aportación es exclusiva del ser humano", por lo que un contagio "significa que hay contaminación fecal del agua o de los alimentos". “Las personas asociadas al brote vivían en condiciones carentes de agua potable y de disposición adecuada de excretas, con falta de higiene ambiental, familiar y personal", explicó y, así, dijo que "hay que estar vigilando que no ocurra lo mismo con otras enfermedades inmunoprevenibles. Por ahora, no está ocurriendo con tétanos, rubéola, fiebre amarilla o paperas".
La importancia de reforzar las coberturas vacunales
Teniendo en cuenta la caída de las tasas de vacunación, el asesor en control de enfermedades consideró que "el COVID-19 sinceró la organización de los sistemas de salud en muchos países" porque "en lugares donde la cobertura de vacunación ya venía en baja, la pandemia lo profundizó" y, además, detalló que durante ese periodo "todos los esfuerzos se centraron en el COVID" y que "otras enfermedades, como el sarampión, quedaron desatendidas".
"Escuchar un brote de sarampión está asociado a que hay personas que no están vacunadas correctamente", declaró el infectólogo y que "hay muchas enfermedades que hoy la gente joven no conoce, nunca vieron un caso clínico. ¿Por qué? Porque gracias a las vacunas no lo vemos". También agregó que "las vacunas requieren que sigamos abogando por la cobertura. Que cada uno cumpla su calendario según la edad cronológica".
En esa línea, tanto Marquiño como Orduna estuvieron de acuerdo en que fomentar la vacunación "es una medida eficaz de protección contra las enfermedades inmunoprevenibles" y que "tenemos que hacerlo por nosotros, por nuestros grupos sociales y por la comunidad en general" porque "no solo permiten vivir más años, sino vivir más sanos".
De esta forma, el experto de la Organización Panamericana de la Salud indicó que "la confianza en las vacunas es fundamental. Son seguras, están bien diseñadas y cuentan con sistemas de vigilancia ante efectos adversos" y lo complementó asegurando que "necesitamos reforzar el mensaje de que la vacunación es una herramienta esencial para prevenir enfermedades como el sarampión o la fiebre amarilla".
Respecto a esto, el médico del Hospital Muñiz solicitó que "no darle lugar a los antivacunas" debido a que "desde el punto de vista de la evidencia, no tenemos que discutir lo que ha salvado a millones y millones de personas". Luego, puso el ejemplo en que "hay dos medidas fundamentales para la humanidad que han hecho que se prolongue la vida: agua potable y vacunas" que "cambiaron la salud pública, prolongaron la vida y redujeron enfermedades graves". Y sentenció remarcando que "hace 200 años la expectativa de vida era 35 años. Hoy en Japón llega casi a 85. Las vacunas y el agua potable son responsables de ese salto".
El rol de la política en la protección de los ciudadanos
La vacunación es importante siempre y cuando los Gobiernos la fomenten, algo que va respaldado por medidas dirigidas hacia la salud pública, es por eso que Orduna precisó que "hoy hay una decisión política del Estado nacional de transferir responsabilidades sanitarias a las provincias" y que "las provincias no tienen los recursos suficientes. Aunque hay leyes federales, se necesita financiamiento desde Nación para sostener insumos como las vacunas".
En consonancia con eso, subrayó que "si el Estado nacional se desentiende de la compra de vacunas, las provincias pueden no estar en condiciones de asumir ese gasto".
A su vez, Marquiño sostuvo que "desde 2015, más de 190 países firmaron el Reglamento Sanitario Internacional impulsado por la OMS. Es la base para articular respuestas globales ante brotes y emergencias sanitarias". "Este reglamento promueve la vigilancia, el reporte oportuno, el análisis y la respuesta frente a estos eventos", añadió.
Es por eso que instó a que "cada país debe generar espacios de coordinación intersectorial" y esto se debe a que "no alcanza con que actúe salud: tiene que haber participación de economía, ambiente, educación y más".