En tres horas y 43 minutos de juego en el Rod Laver Arena, Jannick Sinner empezó perdiendo frente a Daniil Medvedev pero consiguió recuperarse y superó finalmente al ruso para consagrarse en el Australian Open y convertirse así en el primer italiano campeón del certamen.

No fue fácil la recta final para Sinner, aguerrido en su objetivo, que peleó hasta el último punto pese a las adversidades que aparecieron en su camino, y Medvedev se convirtió en aquel obstáculo digno de un campeón. En los primeros dos sets, el ruso controló el partido sin mayores problemas, y se impuso con dos prolijos 6-3 y 6-3.

Pero el espíritu del italiano se dejó ver en el quiebre del partido, y el tercer set fue un reflejo del ímpetu que lo empujó hacia el título. Tras un 6-4 a favor con el que acortó la diferencia a 2-1, Sinner repitió la receta y empató el partido, aprovechando la desmejora en el rendimiento de su rival.

Con el duelo igualado, el envión anímico favoreció al italiano, que no desilusionó al público presente en las gradas y marcó un imponente 6-3. En el momento en que venció en el punto final, se desplomó en la cancha en una señal de incredulidad al convertirse en el primer campeón no perteneciente al Big Three de los últimos 10 años.

A sus 22 años, el joven italiano se consagró por primera vez en el Australian Open en un duro juego mental contra Medvedev, que vio esfumarse entre sus manos su cuarta final de Grand Slam -solo resultó campeón en el US Open del año 2021-.

"La presión es algo bueno. Hay que tomarla así. Es un privilegio porque no hay muchos jugadores que vivan eso. En cambio, cuando tenés la presión sobre vos, significa que los demás piensan que podés lograrlo", declaró Sinner posterior al duelo.