El Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, no binaries y Bisexuales terminó. Pero lo que no terminó o, tal vez, lo que comenzó, fueron los interrogantes, debates y conclusiones que el evento feminista más importante del mundo nos dejó. 

Durante tres días, La Plata albergó a más de 300 mil mujeres que pese a la lluvia torrencial del sábado, resistieron y se encolumnaron en lo que se convertiría en la marcha feminista más multitudinaria del encuentro que ya lleva 35 años y recorre de punta a punta el país.

Pero si bien la marcha es uno de los momentos más emblemáticos, los talleres son el lugar en donde se gestan, deciden y alinean muchas voces, ideologías, organizaciones políticas y sociales de todos los feminismos. 

Entre los 114 talleres, el de Mujeres trans y travestis, fue uno de los más convocantes. En él se habló de la importancia de políticas públicas que reparen la terrible realidad que viven las personas trans al ser marginadas, discriminadas y violentadas por un Estado que se encuentra ausente para todo el colectivo LGBTQI pero, particularmente, para las trans que tienen, entre muchas terribles consecuencias, una expectativa de vida de 35 años.  

Uno de los debates que generó y genera más chispazos este año fue el cambio de nombre. Que el Encuentro Nacional de Mujeres pase de llamarse así a: Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, trans, bisexuales y No binaries. Si bien es un tema que aún no se resolvió, el debate sobre las palabras sucede dentro de los feminismos y la segunda forma, la elegida por la mayoría de las comunicadoras feministas a la hora de contarlo. 

Por eso, muchos diarios y periodistas, para resumir el título del evento, lo llamaron "Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias". Y aquí nos encontramos con un problema que en esta nota intentaremos dar luz.

La comunidad trans rechaza esta forma así como muchos otros colectivos dentro de la sigla LGBTQ+. Decir "disidencias", sostienen, es volver a invisibilizar las luchas de cada una de estas identidades sexuales y de género. 

Para entenderlo mejor, Filo.News habló con Paula Arraigada, referente trans, militante y candidata a diputada nacional por el “Frente de Todos, Todas y Todes”. 

"Detesto la palabra disidencia. Esa palabra sale de la asamblea lésbica y claramente no soy lesbiana ni me autopercibo como tal. Esa palabra engloba a un montón de identidades que necesitan visivbilidad", explica la candidata.

"Nosotras somos trans y necesitamos visibilidad. Y disidencias es una palabra que no discutimos, nadie nos preguntó si nos queríamos llamar así. Acuñar un termino que creó otra pensando en nosotras, de ninguna manera lo vamos a permitir", explica Arraigada.

En general, esta forma de nombrar al colectivo, que se utiliza mucho en el periodismo y en los espacios de militancia feminista, suceden como una forma de resumir una lucha colectiva. Pero el problema es que, al intentar unir, se invisibiliza. Y si bien todo el colectivo LGBTQI+ necesita ser nombrado, son las personas trans las más perjudicadas. 

"Nos llaman así, en general, las personas cisgénero que además tienen un gran problema que es la culpa con nosotras, la culpa no hay que manejarla queriendo incluir como están incluyendo, porque al final terminan haciendo todo lo contrario, invisibiliando nuestra lucha.  Dejennos que nosotras nos llamemos como nos queremmos llamar", comenta.

Según el Observatorio de Crímenes de Odio, el 64% de muertes dentro del colectivo LGBTQI+ están relacionadas a personas travestis. "No sé cuantas personas queers son muertas en el año, no sé cuantas personas nobinarias son muertas en el año pero las travas somos las más perjudicadas y al llamarnos solo disidencias la problematica por la cual tenemos un promedio de vida tan corto no se visibiliza", aclara Arraigada.

"No todo el colectivo tienen las mismas necesidades y vulnerabilidad que nosotras. Nosotras no tenemos directamente acceso al trabajo, ni explotado, ni no regularizado, no tenemos trabajo ni posibilidades. Hay que visibilizar esas cosas porque sino parece que vivimos en la misma realidad que los gays y las lesbianas y no. Nuestra vida es más cruel y eso hay que visibilizarlo hasta que deje de suceder. Nosotras no somos disidencias, nosotras somos travas", finaliza la candidata.