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Las disculpas de Karina Jelinek y la violenta heterosexualidad obligatoria

Luego de que la panelista Yanina Latorre expusiera la orientación sexual de la modelo, Jelinek dio explicaciones al respecto. ¿Por qué es noticia su preferencia sexual? ¿Qué hay detrás de los titulares al respecto? En esta nota, ideas sueltas nacidas desde el hartazgo. 

Las disculpas de Karina Jelinek y la violenta heterosexualidad obligatoria
Karina Jelinek, modelo.

Hace algunas semanas la orientación sexual de la modelo Karina Jelinek fue portada de todos los medios. Pero además, en la ecuación, estuvo involucrada la panelista YaninaLatorre, quien en un programa de chimentos, contó al aire que Jelinek vivía con su novia

O sea, la noticia no sólo era su orientación sexual sino además el pésimo momento que tuvo que pasar al "salir del clóset" de forma casi obligada. La violencia a la que se vio expuesta Jelinek en ese programa de chimentos fue también eje central del escándalo. No es responsable hablar de la sexualidad de otra persona en un medio de comunicación sin autorización de, en este caso, la protagonista.

La viralización del segmento televisivo generó, además, que usuarios y usuarias de las redes, sean expectadoras de lo que se convirtió en un escándalo familiar. El hermano de Jelinek, al parecer, la dejó de seguir en Twitter al enterarse de su elecciones a la hora de coger.  

   

Escándalo total. La obligaron a salir del clóset de manera pública, con todo lo que eso implica en una sociedad que todavía niega la libertad y naturaliza día a día las violencias que vive uno de los colectivos más vulnerados del planeta. 

No es novedad, con quién se acuesta tal o cual, si le gustan las chicas, los varones, si tiene pito pero es mujer, si tiene vulva pero prefiere que le llamen con pronombre neutro. Nada de todo esto pasa desapercibido, a todo el mundo le interesa y quiere saber, como una especie de chisme de pasillo, como un código heteronormado del pertenecer, del marcar límites, del señalar al distinte.  

¿Pero por qué? ¿Para qué? ¿Qué pasa si a Jelinek le gustan las chicas? Existe en ese código paqui (muy heterosexual) una tranquilidad al delimitar quiénes son la norma y quiénes les que escapan de forma desesperada, silenciosa y con temor. 

Según el filósofo, sociólogo e historiador Foucault la sexualidad es un dispositivo de control. Esta incitación, dice, nos lleva a confesarnos permanentemente, ante los otros y ante nosotros mismos. Y la verdad es que re sí, Michel. Eso es exactamente lo que le pasó a Karina y a cientos de miles de personas en el mundo que se ven obligadas a definirse, a decir, contar y expresar sus deseos. 

Los medios de comunicación, grandes protagonistas de todo lo que es el control, al menos, de los discursos sociales, son incitadores respecto a "las confesiones" o a las "polémicas declaraciones" de personajes que salen del clóset con o sin su consentimiento. Contar que te gustan las chicas es para los medios mainstream aún una confesión.

"La necesidad de etiquetar o encasillar no es nueva y es, en muchos casos, una herramienta válida y un momento específico en la construcción de conocimiento", explica el filósofo Tomás Balmaceda y agrega: "No hay dudas de que los que están fuera de las etiquetas o los que muestran que tenían la etiqueta equivocada llaman la atención, pero no debemos dejar de entender que categorizamos para disciplinar".

Vivimos en un sistema heterosexual obligatorio así que suena bastante lógico que ese mismo sistema sea el que nos señala de forma explícita si salimos de la norma, si buscamos otras posibilidades a la hora de coger, si construímos (al principio siempre es en silencio) otra forma de vincularnos con nuestro propio género o con otro que no sea el socialmente opuesto. 

"Uno de los problemas de la orientación sexual es que existe un permiso tácito insólito en el discurso público que la vuelve materia de opinión de cualquiera. Si alguien decide contar que es gay o bisexual, por ejemplo, de inmediato tiene que escuchar las opiniones de otros, desde el clásico "debés estar confundido" al "es una fase", "tal cosa te lavó la cabeza", etc. Pero la orientación sexual no puede ser motivo de opinión ni de escrutinio público", sentencia Balmaceda. 

Porque si bien son los medios los que publican titulares o notas en donde la noticia es simplemente con quién decide o elige tener relaciones sexuales algún personaje de la farádula, hoy estas noticias se levantan de las redes. ¿Y quiénes son usuaries de las mismas? Nosotres.  

Este miércoles la panelista Yanina Latorre fue tendencia casi toda la tarde porque Jelinek hizo una nota para una conocida revista. “Me atraen hombres y mujeres: no elijo de quién enamorarme”, dice el título y suena como una especie de pedido de disculpas. 

Es que claro, el régimen heterosexual así resuelve estas cuestiones. Primero te expone, después lo debate de forma pública y luego logra que de alguna forma nos expresemos al respecto y, en muchos casos, pidiendo perdón.

Pero este régimen, alimentado por los grandes aparatos de control, existe y se sostiene también por nuestras propias curiosidades. El morbo y las ganas de señalar al otre con respecto a une pero solo para marcar la diferencia, sólo para realizar ese trazo imaginario que te ubica a vos en el lugar en el que corresponde que estés (hetersexualidad) y a la otra persona fuera.       

Por suerte existen las nuevas generaciones que llegan y crecen con la Educación Sexual Integral como una realidad y los feminismos como posibilidades a la hora de pensar en un mundo mejor. 

Y aunque aún hoy, 2020, Jelinek haya tenido que salir a dar explicaciones respecto a su orientación sexual, nuestra sociedad se encuentra no sólo cuestionando estas formas sino además reflexionando al respecto. 

¿Cuál es la noticia cuando hablamos de orientaciones sexuales? Nuestro país es uno de los más avanzados en cuestión de derechos del colectivo LGBTQI* pero aún así los crímenes de odio suceden una y otra vez. En Capital Federal, en Chaco o en Bariloche. A lo largo y ancho del país todavía hay quien cree que puede, con violencia, eliminar el deseo que le escapa a lo impuesto.

Esa debería ser la noticia, el horror y la discriminación con la que viven miles de personas que no quieren ser parte de una norma que adoctrina con tanta impunidad que ni siquiera tu hermano que pregunta "por curiosidad" si su vecino "patea o no para el otro lado", se da cuenta de lo que hace cuando lo hace. 

Bajémonos del patrullero heterosexual del sexo. Naturalicemos que cogemos y militemos para que la heterosexualidad deje de ser la norma y se convierta, de una buena vez por todas, en una opción más.  

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