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Genero #género#fabiola yáñez#primera dama#Sexismo

Fabiola Yañez, el rol de primera dama y la máquina de hacer muñecas

A raíz del triunfo del Frente de Todos, Fabiola Yañez, pareja del futuro presidente, se ubicó en el centro de las críticas y los halagos. Machismo, sexismo y clasismo: tres ejes de una sola realidad. Filo habló con una historiadora sobre la necesidad de abolir este rol protocolar que tan poco nos da.   

Fabiola Yañez, el rol de primera dama y la máquina de hacer muñecas
Fabiola Yañez, pareja de el futuro presidente Alberto Fernández. | Foto: Twitter. (Fabiola Yañez, pareja de el futuro presidente Alberto Fernández. | Foto: Twitter.)

El domingo pasado, el candidato por el Frente de Todos, Alberto Fernández, se convirtió en el próximo Presidente de nuestro país. Pero él no llegó solo, el referente del peronismo está en pareja hace ya cinco años con FabiolaYañez, una periodista misionera quien se convertirá, desde el 10 de diciembre, en flamante "primera dama". 

Desde ese día hasta hoy, los medios de comunicación se llenaron de notas al respecto. No sólo sobre Fabiola sino también sobre Juliana Awada, quien dejará en unos meses ese rol protocolar que tan bien supo representar. Las notas y los artículos fueron muchos, tal vez demasiados, pero suficientes para replantearse algunas cosas que esta nota intentará visibilizar. 

"De panelista de TV a la calle Corrientes: la vida de Fabiola Yañez antes de convertirse en primera dama", tituló uno de los diarios más importantes. "Elecciones 2019: ¿puede Fabiola Yañez ser primera dama aunque no esté casada con Alberto Fernández?", fue otro. "El duelo de estilos entre Fabiola Yáñez y Juliana Awada", otro. ¿Más? Hay más: "Fuerte denuncia contra la nueva Primera Dama: Fabiola Yáñez le robó el peluquero a Juliana Awada”. 

Estos fueron algunos de los enfoques que los medios le dieron a la llegada de Fabiola como figura política. Títulos superficiales y conservadores que enfurecieron a muchísimas mujeres en las redes sociales por cosificar y colocar en un rol sumiso y pasivo, a la pareja del presidente electo. 

Pero, ¿qué significa ser primera dama? ¿Qué hace una primera dama?  ¿Cuán necesario es ese título? Para entender este rol protocolar, a priori, machista, Filo.News habló con la historiadora Julia Rosemberg.

Más que primera, de segunda y al fondo

Mauricio Macri y Juliana Awada. | Foto: Twitter.
Mauricio Macri y Juliana Awada. | Foto: Twitter.

"La primera dama tradicionalmente siempre tuvo un rol más de accesorio que otra cosa. En el sentido de que no tiene institucionalmente funciones ni tareas asignadas más que la de acompañar al presidente donde se le indique. En Argentina existía la tradición de que se dedicaban a tareas de beneficencia o caridad. Es un rol no necesario en ese sentido, de hecho bajo el mandato de Menem y de Cristina Kirchner�� hubo varios años sin esa figura y no significó absolutamente nada", explica la especialista.

Así es. Como lo sospechábamos, además de ser la "acompañante", ser la "primera dama" es tan poco necesario que se podría prescindir de dicho rol. Pero aún así, no todas las primeras damas fueron silenciosas y se quedaron quietas como Juliana. Hubo primeras damas que poco representaron su papel de simples "adornos". "Eva fue la mayor ruptura a esa tradición en tanto y en cuanto utilizó el lugar que tenía como mujer del presidente para construir política y poder, en un momento en donde las mujeres no votaban, no podían divorciarse ni disponer de sus bienes. Lo marcó una y otra vez en sus dos textos, lo cómodo que hubiese sido para ella quedarse en el lugar que se suponía debía cumplir como primera dama, y sin embargo decidió no hacerlo", relata la historiadora.

"Con el golpe de Estado de 1955 las narrativas críticas que se publicaron alrededor de Eva solían ponerla en relación con otra figura de la historia: Encarnación Ezcurra, la mujer de Juan Manuel de Rosas que también ocupó un lugar importante en la construcción política del rosismo. El juego en ese entonces para el antiperonismo era comparar dos regímenes según ellos autoritarios, que reprimían la disidencia y que manipulaban a las masas. Sobre estas mujeres, Eva y Encarnación, caían los mismos calificativos, sólo que además se le agregaba una carga peyorativa mayor por ser mujeres, por ocupar lugares que no se suponía que debían ocupar", agrega Rosemberg. 

Y si nos venimos más acá en la historia: Chiche Duhalde y Cirsitina Kirchner, también se corrieron del típico lugar de primeras damas. "A diferencia de Chiche, incluso a diferencia de Eva, Cristina fue una militante política toda su vida, incluso antes de conocerlo a NéstorKirchner, y que al día de hoy es un actor central de la política argentina, a 9 años de la muerte de su pareja", destaca la especialista.

Lo caro que nos sale estar donde se toman decisiones 

Fabiola Yañez, sale hace cinco años con Alberto fernández. | Foto: Instagram.
Fabiola Yañez, sale hace cinco años con Alberto fernández. | Foto: Instagram.

Pero estas diferencias, en un mundo que aún no se acostumbra a tener a las mujeres al mando y ocupando puestos políticos y de poder, no son gratis. Los sectores conservadores, los medios de comunicación y las redes sociales se encargan de forma sistemática, de marcar las diferencias y de estigmatizar con sexismos extremos estas conductas. "Si bien se ha avanzado en la discusión pública lo cierto es que en la disputa real de los espacios de poder todavía sigue habiendo predominio de una mirada tradicional y patriarcal", sostiene la historiadora.

Hace cuatro años atrás, cuando Mauricio Macri asumió como presidente, Juliana Awada estuvo en todas las portadas de los diarios y revistas y su "distinción" y "buen gusto", títulos de cada publicación. Awada sí era una buena representante de lo que significa ser primera dama. Silenciosa, heteronormativamente bella, de familia adinerada y con "clase", protagonizó cientos de tapas de "Hola", por ejemplo, la revista internacional que destaca la realeza. 

Y si bien Fabiola recién ahora comienza a aparecer dentro de este escenario, recordemos que ni siquiera pasó una semana del triunfo de Alberto, ya obtuvo críticas respecto a quién es, de dónde viene y las diferencias de clase, ropa y peinado que tiene con su distinguida antecesora

Pero estas agresiones sexistas, ¿de dónde vienen? ¿Por qué esa particular fijación por la clase? Recordemos que si bien el "status" de Awada fue aplaudido por los grandes medios y sectores más adinerados del país, cuando Cristina lucía carteras de LouisVuitton, era criticada por hacerlo. ¿Por qué será? ¿Será que para muchos la (no)alcurnia cambia la vara? 

Foto tomada de una nota del Cronista titulada: 'Cristina versus Juliana: dos colecciones de carteras que valen lo mismo que un departamento'.
Foto tomada de una nota del Cronista titulada: "Cristina versus Juliana: dos colecciones de carteras que valen lo mismo que un departamento".

"Creo que en el caso de Awada y Fabiola además se juega otra cosa y es el tema del peronismo. En el sentido de que el peronismo históricamente tiene un componente de herejía, un componente irreverente: que ocupen espacios de poder aquellos que no suelen hacerlo. El 17 de octubre de 1945 de alguna manera es eso: el pueblo trabajador de los suburbios tomando el espacio público que hasta ese entonces le era vedado. Eva Perón también es eso, una hija ilegítima, de origen humilde, del interior de la provincia de Buenos Aires y de profesión actriz vistiendo los mejores trajes y ocupando lugares de poder", explica Rosemberg.

Durante los últimos cuatro años, estuvimos gobernades por uno de los sectores más adinerados del país que contó con el apoyo indiscutible de los sectores agropecuarios, religiosos y conservadores. Pero ahora, otra vez, el peronismo se ubica en el sillón de Rivadavia y el machismo más clasista y retrógrado, tendrá que hacerse la idea.

"Se puede pensar que para estos sectores una mujer que hace ropa para sectores altos como Awada, no molesta, en cambio si ese lugar es ocupado por una mujer que vivió mucho tiempo en la provincia de Misiones, que trabajó en televisión, vuelve la idea de que está ocupando, aunque sea simbólicamente, un lugar que no le corresponde, en este caso, supuestamente por no tener el pedigree suficiente. En el fondo se conjugan miradas patriarcales con cuestiones de clase", finaliza la historiadora.

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