La Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina realizó en el Centro Cultural Kirchner la 65 entrega de los Premios Cóndor de Plata. Las películas que se llevaron el mejor galardón fueron "La luz incidente" y "Gilda, no me arrepiento de este amor", que recibieron 7 estatuillas cada una.
"La luz incidente", el film de Ariel Rotter se coronó como mejor película. Mientras que el film protagonizado por Natalia Oreiro se quedó con el Cóndor de Plata a la mejor dirección para Lorena Muñoz.
Óscar Martínez se llevó el galardón a la mejor actuación masculina por su papel en "El ciudadano ilustre", ganadora en los Premios Platino. En el rubro femenino fue compartido por Érica Rivas y Natalia Oreiro por sus trabajos en "La luz incidente" y "Gilda, no me arrepiento de este amor", respectivamente.
Otro premio fue para Lautaro Delgado, quien ganó su segundo Cóndor consecutivo como actor de reparto, por su rol en la película que homenajea a la cantante argentina.
Además, Susana Pampín obtuvo el correspondiente a la actuación de reparto femenina por "La luz incidente", largometraje que también ganó por su guion original a cargo de Ariel Rotter.
La gala fue conducida por Gabriela Rádice, quien entregó 21 premios Cóndor de Plata a la producción local, así como dos estatuillas dedicadas a la producción extranjera estrenada en 2016.
Uno de ellos fue para la mejor película iberoamericana ("El abrazo de la serpiente", de Ciro Guerra), y el otro para las del resto de los países ("Carol", de Todd Haynes).
Artistas de renombre recibieron también sus galardones. Se entregaron tres Cóndor de Plata a las Trayectorias de Ana María Picchio, Miguel Ángel Solá, Lita Stantic y Guillermo Alamo; así como uno en Homenaje al Cincuentenario de la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martin (CTBA).
Se obsequió, además, el Premio de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación, SIGNIS, a "La luz incidente" y fue considerada "un ejercicio de estilo maravilloso que muestra el comportamiento familiar y social de la clase media alta porteña de los años 60, cuando prevalecían los mandatos por sobre los sentimientos individuales".