La ministra de Seguridad se hizo presente en el lugar para reunirse con el embajador israelí, Eyal Sela, y dar información sobre lo que sucedió.
Bullrich habló tras la explosión de un drone cerca de la Embajada de Israel
Actualidad -
Suscribite a las notificaciones y enterate de todo.
A sus 15 años su mundo que cambiaba y la incertidumbre de un futuro formaron el recuerdo al que vuelve como actriz. Sus abuelas, el amor, y Latinoamérica en su piel. Mientras que aún disfruta el éxito por la tenelovela de Netflix, se luce en la calle Corrientes con "Lo que queda de nosotros". ¿Qué fragmentos de ella son los que la hacen quién es? Nos cuenta en esta nota.
"Acá todo es muy especial", asegura como una niña enamorada de la noche porteña, o más bien de su gente, que la recibe en la puerta del Multitabaris, también pero a su manera, con los ojos brillosos.
"No me imaginé esta acogida con la que el público me recibe. Me sorprende mucho de acá que cuando termina la función, me esperan a la salida del teatro para sacarme fotos, entonces el feedback es directo. En Colombia todo se basaba en el aplauso y ya está. Pero acá... es bonito encontrarse con la gente muy conmovida por la obra y agradecida con mi presencia aquí", cuenta a Filo.News.
Sobre el escenario, Carolina Ramírez Quintero es Nata y junto con Alberto Ajaka ("Apache: La vida de Carlos Tévez", "Victoria", "El Lobista") cuentan una historia que enternece a sala llena. La actriz y el actor protagonizan "Lo que queda de nosotros", obra que la actriz trajo a Argentina desde Colombia, más precisamente en Bogotá, donde se presentó por primera vez.
Ahora con dirección de Virginia Magnago, la obra se construye con un conjunto de imágenes visuales poderosas, pero a las que se accede sólo a través de las actuaciones, que permiten que a través de sus cuerpos pasen varios personajes, aunque principalmente los de una joven y su perro, Toto.
Y así contarnos la historia de amor o de desamor, de desencuentros y encuentros entre dos amigos. Aquello que nos permite refelxionar desde la pureza que construye a estos dos seres, las carencias, la importancia del afecto en el inhabitable mundo en el que estamos de paso, al que permanentemente tratamos de encontrarle el sentido, a esta vida bella de la adversidad, y cuestionarnos qué queda de nosotros cuando alguien se va y que siempre cuando parece que no hay nada que perder, se puede seguir perdiendo, y recibiendo.
Arriba del escenario, la actriz se despliega como toda una Reina del Flow aunque la historia dista bastante de glamour, y el brillo pasa por otro lado. Abajo, el público la espera como esa reina latina llegada de Colombia -el país del Encanto-, que se personifica desde la pantalla.
"Todos estos seguidores que vienen de 'La Reina del Flow', otros de 'La hija del Mariachi', vienen precisamente por esa deuda que sienten de agradecer directamente lo que los atravesó y el buen rato que pasaron. El agradecimiento cuando es real y te permite sentir el contacto es muy bonito", destaca.
Caracterizada por un sentido del humor que le permitió siempre ver el lado amable y el sacrificio de la vida, Carolina nació en Cali, Valle del Cauca, un 20 de junio, que paradójicamente para argentinos y argentinas simboliza el día de la Bandera. Digo paradógicamente ya que el sentimiento de patria es un estandarte que la artista sostiene con convicción y que la ha acompañado en su trabajo por diversos países Latinoamericanos, y hasta de Hispanoamérica, ya que visitó España en el marco de los Premios Platino.
Miembro de una familia numerosa, que evoca entre recuerdos y momentos que la llevaron a ser quién es, entendió de chica a desprenderse al mismo tiempo que a valorar. El cariño de sus abuelas: que de una heredó el carisma, de otra, una experiencia de vida que la inspiró.
De su padre, la diversión y disciplina que un deporte conlleva, lo que aplicó también en su paso por la Escuela de Ballet. Carolina tiene dos perros, María Guadalupe "Lupe" de la Lleca y "el príncipe" Cazzú; y una gata, Flora, todos los rescató, y que forman el mundo que -tal como cuenta- armó junto a Mariano Bacaleinik, el empresario argentino con quien se casó.
"Me importa ser generosa, empática y liderar luchas que sean importantes o no. Es lo mínimo que una puede hacer cuando ha recibido tanto", afirma la actriz quien planea continuar trabajando en el país, ya que en febrero de este año viene de grabar "Unicornio", película de Natural Arpajou, donde comparte elenco junto a Nancy Dupláa.
Quedan cosas pero se suman otras. Creo que a lo largo de la vida una no sólo va perdiendo años sino que también va ganando experiencias. Siento que en la vida eso se va equilibrando de alguna manera. Yo no te puedo decir que la vida me ha dejado grandes cosas porque gracias a Dios, las pérdidas más grandes en mi vida aún no han acontecido. No he vivido tragedias familiares que hayan dejado resabios en mí como a mucha gente.
Viví una tragedia familiar pero yo era muy chica, así que no tuvo el mismo impacto para mí que para mi tía, cuando mi prima falleció. En esas experiencias lo que yo he visto, que se suma también a lo que observo de mi país con la Comisión de la Verdad (que busca reparar los daños ante el conflicto armado), una se va encontrando y va viendo los espejos de esta gente que ha perdido a sus hijos en la guerra y que siguen ahí, en esa lucha, respirando y construyendo.
Es esto: la vida a pesar de lo que queda también se va sumando de otras cosas que van llegando. No creo que una llega al final con lo que dejó, va dejando pero al final también vas recogiendo.
Tengo un trabajo que me hace muy feliz y por el que me pagan y muy bien, no todo el mundo puede decir eso, es un privilegio por el que agradezco. Para muchos es el medio por el que consigue una compensación económica que les permite construir su vida, pero yo lo recojo en experiencias, en energía vital que la gente me da.
Cuando una trabaja con las emociones, compartís emocionalmente con mucha gente que está en las mismas. Tengo, además una familia muy contenedora, de la que me siento muy orgullosa. Yo he sido muy afortunada, más allá del trabajo que tengo y los privilegios, por el momento y lugar en el que nací, ha sido muy lindo alrededor.
Vengo de una familia numerosa con dos abuelas. Una murió muy joven, la recuerdo con mucho cariño y su experiencia de vida me inspiró: una mujer del campo, que casaron muy joven, con una vida personal muy guardada, quien me despertó la curiosidad de saber qué hay más allá, muy cariñosa pero no tan demostrativa. Esos espejos a mí me marcaron para no vivir las historias que ella sí.
Tengo otra abuela que está por cumplir 99 años. Tuvo una vida muy dura porque mi abuelo era el patriarca de la familia y no fue un buen tipo. Ella sacó a sus hijos adelante y siempre con alegría. Es un personaje; siempre me dicen que saqué mis dones actorales de ella, porque es una payasa, todo el tiempo está muerta de la risa, o contando chistes, y es la que prende el baile en las fiestas familiares que son una montonera. Además de que ya está organizando la fiesta de los 100.
Mi madre, mis tías, mis maestras. Yo crecí en una escuela muy particular de formación para bailarines así que estuve en un entorno artístico, y tuve cerca muy volada creativamente que también me formó. Un papá deportista que desde niños nos enseñó la disciplina.
Las cosas malas también me formaron. Porque una en la vida se cruza con cada personaje que te marca pero a la vez te enseñan que eso es lo que una no quiere de su vida. Eso también hay que agradecerlo y son las cosas que la tienen a una acá, dando la lucha y siguiendo adelante.
Yo tengo muchos referentes. Cada persona que se me cruza debe ser un referente. Hay mucha responsabilidad en el hecho de ser un personaje público. Obviamente yo también soy un ser humano, que me enojo, indigno, me pasan cosas banales.
Tengo muchos. Hay una época, cuando nos fuimos de Cali y llegamos a Bogotá, yo tenía 15 años. En ese tiempo Cali había pasado por una crisis económica muy dura y mis papás se habían quedado sin trabajo. Ellos son muy jóvenes espiritualmente y ha sido divertidísimo que sean lo más adolescentes que hay.
De un día para otro ellos decidieron que nos vayamos a vivir a Bogotá. Eso implicaba cerrar una casa, pasarnos a otra ciudad, una capital que no conocíamos y en la que además hace frío, no conocer a nadie, dejar allá a una familia tan grande. Digamos que siempre me remito a esa primera aventura porque era un momento de mucha incertidumbre. Me desligan de la escuela de danza que luego continué en Bogotá pero no era mismo. Fue un momento de cambios muy grandes, de sacrificios como familia pero que realmente nos marcaron en adelante a todos.
Ahí empecé a valorar sobre todo la generosidad de mi hermano. Un niño que en ese tiempo, a sus 12 años, una Navidad en la que no recibimos regalos porque no se podía, nunca tuvo un reproche. Me acuerdo que a la mañana siguiente, el vecinito de enfrente le preguntó qué le había traído el Niño Dios (a nosotros no nos llega Papá Noel) y mi hermano dijo 'Nada', pero con una tranquilidad, una empatía con mis papás que estaban muy dolidos.
Yo con qué derecho siendo una adolescente iba a poder quejarme si mi hermano siendo un niño podía entender la situación. No teníamos ni mucho para comer, me acuerdo que el 31 estábamos comiendo lentejas, porque mis padres habían asegurado el alquiler de unos meses, el colegio ¿pero el vivir diariamente? Y estábamos ahí comiendo, riéndonos porque se habían inventado unos jueguitos. Éramos cuatro niños.
En ese momento a mí como adolescente me sueltan la mano. De Cali, donde me llevaban a todos lados a "búscate una vida", "anda en bondi". En ese momento yo empecé a trabajar porque me salieron algunos como bailarina en televisión. En la academia de ballet mis amigas hacían mucho free lance en lanzamientos, en la tele, entonces me llevaron. Empecé a buscarme la vida.
Esa época definió mucho cómo ibámos a ser y a seguir adelante. No la recuerdo con tristeza. En ese momento seguramente sí tenía mucha angustia porque no es fácil ser adolescente pero mi gran lección me la dio mi hermanito de 12. Una no se puede quedar ahí relamiéndose de las heridas, porque después resultó en algo bueno.
Y era un niño. Muchas veces subestimamos a los niños. Uno nace generoso. Cuando uno va deformando a sus hijos porque siente que tiene que llenar huecos afectivos con regalos, cosas, viajes, que si vamos a un restaurante y no hay pelotero entonces no podemos ir. A nuestros niños también tenemos que enseñarles y mostrarles el mundo: que a veces hay, otras no y no pasa nada.
Cuando construyo los personajes siempre lo hago desde su niñez. Aunque haga un personaje que tenga 50 años, es importante saber cómo fue su niñez. Porque creo que te define como ser humano, y por eso es tan importante la defensa de las infancias.
Incluso cómo te alimentaron. Si eso tan básico define, imagínate en el amor, la contención, en el cuidado, las enseñanzas porque también los niños deben saber que el mundo tiene limitaciones para unos y para otros, por ejemplo que hay gente que no puede comer tres veces al día.
Precisamente el mundo imaginario parte de la nada. Cuando ves jugando a un niño, lo ves que por ahí va solo con el juguete o incluso con su mano haciendo de cohete. Entonces viaja por el espacio.
Esa precisamente es la propuesta de la obra, que pretende que veas esas imágenes en tu cabeza: el parque, la perrera, la casa de Nata. Ese mundo imaginario lo construís vos, a partir de tu propia percepción y de lo que el texto te está dando.
Qué lindo que sea una obra que está llena de imágenes y fotografía cuando no hay nada más que un banco, una mesa y dos actores. Esa es la magia del teatro. Dentro de ese mundo "infantil" vemos una historia bastante adulta. Porque está contada por Nata y Toto que son dos niños en algún sentido, indefensos ante el mundo, y que lleva al adulto que la está viendo a cuando tenía 5 años y podía imaginar que el living era el espacio sideral.
No siento que mi vida haya cambiado, sí que mis posibilidades se extendieron. También hay que decir que pasaron muchos años. Cuando conseguí un trabajo que suplía las necesidades económicas, eso trajo muchas responsabilidades también. Una ya es una adulta que tiene un gobierno y unos políticos que mantener.
Asumir la vida adulta es muy difícil, creo que ser niño y estar bajo el ala paterna o materna es hermoso porque no están esas responsabilidades, hay otras: estudiar, formarse para luego ser adulta y recibir este peso enorme que significa vivir en un mundo tan económico en el que es difícil. Muchas veces me pregunto cómo hacen esas familias con varios hijos.
Muchas veces te cabe la responsabilidad por otros porque vienen y te dicen 'gracias a vos superé esto'. Yo la verdad es que no lo hice a propósito, me alegra mucho si pude ayudar a muchas personas.
Una tiene que ser consecuente. Si estoy en este momento hablando de las infancias con vos después no puedo ir y maltratar a mis perros. Y mi responsabilidad es parecerme un poco a lo que te estoy contando. Mucha gente me dice 'qué bueno que te muestras como eres' y a mí me cuesta creer que alguien no.
Simplemente para aclarar. Instagram es una red social de imágenes, sí con abuso de filtros pero yo creo que si la gente lo sabe de entrada, también sabe en qué territorio se mueve. Si nosotros somos concientes del mundo en el que vivimos creo que es más fácil pasar por ahí y cómo no caer en la manipulación de las imágenes, ni de los medios de comunicación. No podemos ser sujetos pasivos que repetimos lo que consumimos. Pienso que una tiene que ser crítica y cuestionar(se).
Yo soy 100% Latinoamericana. La llevó aquí, en el corazón. Siento que pertenecemos incluso a un mismo territorio porque hasta compartimos los mismos problemas, la misma idiosincrasia, el mismo realismo mágico. Latinoamérica está unida, como dice la canción de Calle 13 con la que me identifico completamente. Puedo estar en Argentina, Bolivia, Perú o México, pero yo me siento Latinoamericana y eso no me hace sentir extranjera. Me encuentro en los ojos de otro. Me lo tatuaría en algún momento. Latinoamérica en la sangre, siempre.
De acá tengo casi todo. Me encanta su sentido del humor, su sentido de la protesta. El quejo argentino es vital. No estar conforme con lo que pasa también trae una cierta dignidad que muchos países Latinoamericanos están a penas aprendiéndola. Mi país por ejemplo.
Me duele que muchas veces hablen muy mal de su país pero yo sé que lo hablan desde el pretender ser humildes, pero sé que el argentino es muy orgulloso de su patria, esa banderita celeste la cargan con mucho orgullo siempre. Por eso son tan críticos y tan exigentes.
Me gusta el sentido de la amistad, como tienen dignidades adelantadas con respecto al resto de Latinoamérica, y en esa búsqueda de querer vivir bien, viajar, comer rico. La calidad de vida es algo por lo que luchan todos los días.
En Febrero de este año trabajé en una peli argentina junto a Nancy Dupláa, una actriz que admiro hace muchos años, tuve la oportunidad de estar con ella y amé. Claro que me gustaría seguir trabajando acá, los actores que más admiro están acá.
La ministra de Seguridad se hizo presente en el lugar para reunirse con el embajador israelí, Eyal Sela, y dar información sobre lo que sucedió.
Actualidad -
La normativa se oficializó en el Boletín Oficial y, al mismo tiempo, el jefe de Gabinete de Ministros, Guillermo Francos, destacó que la medida incluye una modernización integral de la gestión de la vía fluvial.
Actualidad -
El ex presidente fue citado para el próximo 11 de diciembre.
Genero -
Manuel Adorni dijo que están abiertos a discutir cambios en las partidas, pero dejó en claro que lo único que no se negocia es el equilibrio fiscal.
Actualidad -
El fuego comenzó en la terraza en los equipos de aire acondicionado del establecimiento, pero ya fue controlado por Bomberos de la Ciudad. “Se evacuaron a 88 empleados y solo un operario sufrió inhalación de humo”, según informó el SAME.
Actualidad -
El próximo domingo, el piloto argentino disputará su séptima carrera en la máxima categoría del automovilismo mundial.
Deportes -