El comienzo de esta historia es conocido: una madre prueba diferentes métodos para incorporar más verduras en la dieta de su hijo de cinco años, que tiende a rechazar cualquier plato verde. Lo sorprendente es la solución. Linda Miller Nicholson, de Seattle, Estados Unidos, es fanática de las pastas desde chica y durante varios años vivió en Italia, donde su pasión por amasar emprendió alto vuelo. Cuando se enfrentó al desafío del mini comensal quisquilloso, decidió agregar a la masa de sus ravioles, fideos y canelones la proporción de vegetales que buscaba sumar al menú diario de su hijo. Y no es que empezó a servirle cintas de espinaca: con muchísima dedicación, inventó distintos diseños para volver los platos más entretenidos y tentadores. Así nació su marca registrada: en su cuenta de Instagram @saltyseattle, Linda tiene más de 265.000 seguidores que no pueden creer lo que ven.
Ravioles con forma de mini hamburguesas, canelones con superficies floreadas, cintas de todos los colores del arcoiris, moñitos con la bandera de su país, garganelli con estampa de estrellas, lasagnas escocesas; la lista sigue eternamente. Por semana, usa aproximadamente 13 kilos de harina 00 y consigue los huevos de su propio gallinero. Todo para producción particular, ya que no comercializa ninguna de sus creaciones al público, excepto en el caso de algunos pedidos especiales o de la alianza con marcas y medios para comunicar su trabajo. Según explica en su página, "cada desarrollo generalmente lleva varias horas de preparación y no podría ponerle un precio competitivo para su venta", además que de que todavía cocina desde su casa, lo que podría derivar en algún inconveniente legal.
¿Cómo consigue los colores vibrantes en sus pastas? Usando ingredientes naturales de tonos intensos, como remolacha, matcha, páprika, salsa harissa, zanahorias, arvejas, acelga, cúrcuma, carbón vegetal, entre otros. Con su mano para el diseño artesanal y una masa bien hecha, todos los platos se ven perfectos crudos, que es como suelen aparecer en su Instagram. Pero ¿qué pasa cuando se meten en la olla? La clave, asegura, es hacer una masa bien finita y hervirla fresca, de modo que requiera una cocción muy breve y no genere un impacto considerable en la forma y el color de la pasta. Algunos de los "colorantes naturales" que se mantienen mejor después de cocinados son la espinaca, el perejil, la raíz de cúrcuma, la salsa harissa y el carbón.
Además de ser influencer de los carbohidratos, Linda dicta talleres en su "pasta studio": las inscripciones son en esta web (más que nada si vivís en Seattle, claro). También publicó un libro titulado Pasta, Pretty Please, donde detalla 25 recetas para hacer masas y 33 técnicas para darles formas especiales, como también los pasos para hacer rellenos y salsas. Se consigue en Book Depository (llega bien a Argentina) a $1200 y está disponible para Kindle en Amazon.