En la Argentina, la disputa por la mejor empanada nunca termina: varias provincias tienen receta propia y, cada una de ellas, miles de fanáticos. Con o sin papa, frita o al horno, quemadita o no, con picante o sin. ¿Vos ya sabés cuál es tu favorita?

Muchos lo tienen decidido y su elegida es la emapanda salteña. Ya sea porque es la de su tierra natal, la que aprendieron a comer y preparar en su infnacia, o porque es la que los enamoró en un viaje al norte del país. Chiquita, apretada, jugosa, con papa, en horno de barro o frita y acompañada con llajwa (que los lugareños pronuncian "yagua": la salsita picante de color rojo que se hace con tomate y locoto), si está bien hecha invita a comer media docena de una sentada (más también). Según dicen sus creadores, si la empanada es de humita, no es salteña. Como mucho, una de queso puede andar; pero la reina absoluta es la de carne.

Tan rica, tradicional y emblemática es la empanada salteña, que tiene su propia efeméride: cada 4 de abril se celebra su día, sobre todo en su provincia de origen. Allí, en 2003 el cocinero Roberto Argentino “Topeto” Díaz fue el impulsor de agregar la fecha al calendario oficial, que terminó por establecerse en la ordenanza 7.117 del Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta. ¿El motivo? Un evento histórico memorable: el 4 de abril de 1820, el gobernador Martín Miguel de Güemes destinó la suma de 29 pesos y 6 reales para la compra de empanadas con las que recibir a las tropas argentinas que entraban en la ciudad, provenientes de Tucumán. 

En las redes

Varios salteños hicieron eco de la fecha y aprovecharon la ocasión para reivindicar uno de sus platos preferidos. Gonzalo Alderete Pagés y su restaurante porteño Santa Evita no se podían quedar afuera: el cocinero es uno de los amantes declarados de la empanada salteña y uno de sus mejores embajadores en Buenos Aires. En muchas oportunidades compartió datos, procedimientos y curiosidades sobre este ícono culinario nacional. 

El rey de la empanada