"Inconcebible": ¿qué tratamiento reciben las víctimas de abuso sexual en Argentina?
La serie reveló el abuso que reciben las mujeres por parte de los policías y de la justicia cuando se animan a contar sus experiencias. ¿Realmente es así? Spoiler: sí. Filo.News habló con una abogada feminista para saber más detalles sobre nuestro país y cuál es el impacto de la serie.
En 2017 hubo 15.134 denuncias de violaciones y abuso sexual en todo el país, según informó el Ministerio de Seguridad de la Nación. 11 violaciones y 31 abusos sexuales por día. Según la Procuración General de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, las denuncias por violación y abuso sexual aumentaron un 60 por ciento entre 2012 y 2017. Los números son inconcebibles.
La nueva miniserie de Netflix, de un total de ocho episodios, está basada en hechos reales y relata diferentes casos de violación en serie de Washington y Colorado de 2008–2011, incluyendo el caso de Marie Adler, la joven que luego fue cuestionada y acusada de mentir. A pesar de que ella había confesado que fue violada.
La serie pone en escena el verdadero panorama que reciben las víctimas de violación, de qué manera sufren abuso por parte de la policía y la Justicia luego de animarse a contar lo que pasó. Ya sea el hecho de tener que repetir el episodio una y otra vez, cuestionar sus decisiones, a quién llamaron y a quién no, la falta de empatía y presión.
¿Esta situación ocurre en Argentina? ¿Cuál es el tratamiento que reciben las víctimas en nuestro país? Para saber más detalles, Filo.News se comunicó con la abogada feminista Luli Sánchez.
Una problemática no tan lejana
Al momento de denunciar un delito sexual, la investigación dependerá de la edad de la víctima: si es menor de edad, se deberá proceder a una investigación de oficio, pero si es mayor, depende de la voluntad de la mujer si desea o no ejercer la acción penal, que quede a su decisión si comenzar el juicio o no.
Sin embargo, más allá de todos estos establecimientos jurídicos, ¿cómo son tratadas las víctimas por las autoridades? “En Argentina también tenemos este problema de que no se cree a las víctimas o se cuestiona su palabra, me refiero a personas que sobreviven abusos y violaciones”, confiesa la abogada.
“Conozco muchos casos en Argentina en que las víctimas son tratadas así, son vapuleadas y humilladas por el sistema de justicia penal y que aun así logran generar esas alianzas, para impulsar y llevar esos casos adelante. Que no es lo que debiera pasar”, continúa.
La abogada explica que hay diferentes tipos de abusos, por lo cual cada uno da cuenta de distintas sistemáticas. Sin embargo, el problema que rige en nuestro país es que no hay protocolo para la actuación de la justicia en lo que respecta al abuso sexual. El único campo donde se está trabajando actualmente con una guía es en el campo de los femicidios, pero en el resto de los delitos no hay: “Este es un problema que compartimos con otros países de América Latina”, reconoce.
“Conozco muchos casos en Argentina en que las víctimas son tratadas así", confiesa la abogada.
“En otros contextos como Colombia, México hay algunos protocolos específicos de cómo tratar las violaciones en contexto de guerra, masacre, de organizaciones criminales, pero no hay protocolos para investigar otros tipos de abuso y violencia. La falta de estos protocolos tienen que ver con una falta de nombrar y visibilizar este tipo de violencias, o con que los protocolos y las prácticas que existen más que echar luz echan sombras, cuestiones que al feminismo nos parecen determinantes para identificar e investigar de manera eficaz este tipo de delitos”, señala la profesional.
En nuestro país, por lo tanto, se exige la aplicación de la Ley Abrazo, que busca luchar contra la revictimización de las mujeres en casos de denuncia por abuso sexual. Tan solo basta con recordar el femicidio de Lucía Pérez en 2006, por ejemplo, en donde la Justicia decidió absolver a todos los culpables tomando como argumentos el pasado sexual de la víctima.
La importancia del feminismo y la perspectiva de género
La serie, basada en el libro de no ficción “An Unbelievable Story of Rape” (Una increíble historia de violación), por T. Christian Miller y Ken Armstrong para la agencia ProPublica, expone dos claras líneas argumentales: cómo deberían ser tratadas las víctimas -en los casos abordados por las abogadas-, y cuál es el verdadero trato que reciben -en el caso que se observa en el primer capítulo y que, según confiesan las profesionales, también se distingue en nuestro país-.
Mientras que los detectives querían terminar las declaraciones rápido para irse a su casa y las señalan y juzgan constantemente a las mujeres, las investigadoras les otorgaban espacio, la acompañan al hospital, se van a su casa y continúan trabajando, le dejan su número para cualquier contacto, a pesar de las trabas buscan resolver el caso solas sin ayuda del FBI ni ningún hombre, se preocupan por las víctimas y les preguntan si comen y duermen bien. Una diferencia clara.
“La serie me parece que está muy bien, que es un recorte muy acertado sobre cómo se estigmatiza y se persigue a la víctima. Me parece un recorte muy realista. Además devela no sólo la precariedad de quienes son las víctimas directas de los ataques sexuales sino la precariedad con la cual trabajamos en esto que llamamos perspectiva de género en la justicia, y en este caso la policía e investigadores”, evalúa la abogada.
La serie fue dirigida por mujeres (Susannah Grant y Ayelet Waldman), protagonizada por mujeres (Toni Collette, Merritt Wever, Kaitlyn Dever), y también producida por mujeres (Sarah Timberman, Katie Couric, entre otras). Sin dudas, eso no es un detalle menor: aporta a la perspectiva de género necesaria detrás de cámara.
Por ejemplo, durante las escenas de violación, la cámara se enfoca desde la tela que el agresor le ponía en los ojos a las víctimas; es decir, en lugar de mostrar las imágenes explícitas del hecho, decide poner foco a la desesperación y dolor que sentían las mujeres en ese momento.
Como si fuese poco, muestra a las mujeres romper diferentes estereotipos de género: ya sea alejar a los personajes de la cocina, o mostrarlas jugando al pool en el bar y hablando de trabajo, arreglando el auto, evitando los “sentimentalismos”, y lo que representa tener a otra mujer como referente y mentora, en lugar de un hombre. Sin dudas, puede considerarse feminista.
“Lo que me encanta de la serie es como las profesionales comparten información en ambientes informales, como todo eso está mezclado, se llevan el trabajo a la casa, como esto le toma sus vidas, tiene que ver más con un ejercicio voluntarista de esta perspectiva de género que con un apoyo institucional”, reconoce la abogada.
Luego, continúa: “Para lograr que ese sea su trabajo profesional y llevar adelante esos casos, tienen que remar con toda la desidia y misoginia de las propias instituciones y de sus propios compañeros, eso me parece también muy realista… cómo encaran a personas que han sido victimizadas por el sistema y cómo pensar de que muchos casos esa relación es tensa, se construye un vínculo de confianza. Me parece que la serie junta un montón de casos reales y que logra transformar eso en una ficción muy interesante”.
¿Por qué es importante que una serie de Netflix aborde esta temática?
Desde el guion, la serie toma una postura: no desconfiar de las víctimas. Tal es así en el momento en que las detectives Grace Rasmussen y Karen Duvall le dicen a las mujeres “Nadie cuestiona tu credibilidad”, o reclaman que “Nadie ve los datos de violencias contra las mujeres”.
Frente a estos detalles, que la serie llegue a Netflix es una gran iniciativa: no solo representa un mayor alcance sino que también implica el debate de diferentes usuarios en redes sociales. “La serie me parece un recorte acertado de esos puntos de la realidad y de la forma de luchar en este momento contra la justicia patriarcal incluso desde dentro de las instituciones o desde haber vivido situaciones muy terribles”, afirma la abogada.
"La serie me parece un recorte acertado de esos puntos de la realidad", opina la letrada.
Gracias a este tipo de materiales audiovisuales en el ámbito mainstream y la lucha de cientos de abogadas y agrupaciones feministas, se buscará instalar la perspectiva de género en el ámbito judicial. O por lo menos, que se hable un poco más del tema, porque es realmente necesario.