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El papa Francisco pasó una “noche tranquila” y recibió la visita de Giorgia Meloni
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Will Smith y Martin Lawrence se vuelven a juntar después de casi veinte años, para una nueva aventura de esta dupla policial con mucho ritmo y métodos dudosos.
Pasaron 17 años desde que Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence), los mejores detectives de la División de Narcóticos del Departamento de Policía de Miami-Dade, tuvieron su última aventura en la pantalla grande de la mano del explosivo Michael Bay. El tiempo no transcurre solo, y las expensan siguen aumentando, por eso la dupla vuelve a la carga con la tercera entrega de esta saga que le debe mucho a “Arma Mortal” (Lethal Weapon) y otras tantas buddy cop movies de la década del ochenta y noventa, aunque también supo impregnar su propio estilo (digamos, mucho más afroamericano).
Bay se fue a explotar cosas a Netflix y los ignotos Adil El Arbi y Bilall Fallah tomaron la posta detrás de las cámaras, transformando a “Bad Boys para Siempre” (Bad Boys for Life, 2020) en una digna trecuela y, por qué no, una buena companion de “Rápidos y Furiosos” (Fast & Furious), pero con menos locura y más estereotipos dañinos. El guion de Chris Bremner, Peter Craig y Joe Carnahan -gente que de acción desenfrenada sabe algo- vuelve a juntar a estos dos amigos y policías que, cada día, están más cerca del retiro... aunque no quieran admitirlo.
Sus métodos poco ortodoxos ya no se adaptan a las nuevas técnicas ni a los oficiales más jóvenes, pero esto no parece detenerlos, al menos, hasta que un viejo enemigo de Lowrey entra en acción con ganas de venganza. Isabel Aretas (Kate del Castillo), viuda del líder de un cartel mexicano, escapa de una prisión azteca con la ayuda de su hijo Armando (Jacob Scipio) y pone en marcha un plan para recuperar su poderío y su territorio en las costas de Miami, además de llevar a cabo la esperada revancha contra los hombres que llevaron a su esposo Benito a la cárcel.
Entre ellos, el eterno soltero Mike que, a pesar de que su compañero ya es abuelo (literal), no pretende bajar la velocidad. La anticipada jubilación de Marcus pone en jaque a Lowrey, quien tras el primer atentado de Armando se ve obligado a unir fuerzas con un nuevo equipo de investigadores -AMMO (Advanced Miami Metro Operations)- liderado por Rita Secada (Paola Núñez) y sus jóvenes discípulos: Vanessa Hudgens (Kelly), Alexander Ludwig (Dorn) y Charles Melton (Rafe), ¿el futuro de esta serie?
De ahí en más, “Bad Boys para Siempre” es una seguidilla de persecuciones vertiginosas por las calles de Miami, escenas de súper acción, muchos lugares comunes (y dale con los mexicanos narcotraficantes y delincuentes) y la química de la pareja protagonista en primer plano, lo único que realmente funciona en este rejunte que no se aparta de ninguno de los convencionalismos del género y juega constantemente con la nostalgia de una franquicia que ya tiene 25 años de edad y no se adapta del todo a los tiempos que corren.
La ausencia de Michael Bay en la silla del director se siente, pero de manera positiva, ya que no tenemos que aguantar su excesivo patriotismo y ese desfile constante de traseros femeninos al que nos tiene tan acostumbrados. Igual, Arbi y Fallah saben cómo tomar el testigo y continuar su legado, aprovechando la exuberancia femenina (que, al parecer, no puede faltar) y los clichés más telenovelescos.
Por lo demás, “Bad Boys para Siempre” cumple con lo que propone: una comedia policial que se preocupa mucho más por sus coreografiadas secuencias de acción (muy bien filmadas, por cierto) que por un guion previsible y un tanto simplista cuando llega el desenlace. No es que debamos esperar mucho más de “este tipo de películas”, pero después de 17 años, podrían hacer ese pequeño esfuerzo en favor de la audiencia.
La aventura de Will y Martin entretiene y se disfruta -a pesar de sus quichicientas persecuciones y sus extensas dos horas- porque la dupla funciona y su estrecha relación sigue siendo el centro de la trama. No importan los narcotraficantes, las conspiraciones vengativas, ni los superiores que quieren mantenerlos a raya, mientras la amistad sea irrompible, la música siga bien alta y los autos sean cancheros y veloces. No deberíamos ponernos tan exquisitos, pero después de que la franquicia de Dominic Toretto irrumpió en la pantalla, ya no dejó mucho lugar para la imaginación ni los trucos, y cualquier saga que quiera destacarse va a tener que mostrar su mejor carta.
La tercera entrega de “Bad Boys” lo logra a medias, pero sigue satisfacciones a los fans más acérrimos del género y de la franquicia que comencé Michael Bay en 1995 cuando este tipo de historias eran moneda corriente y Martin Riggs y Roger Murtaugh ya nos estaban quedando demasiado vejetes para perseguir a los más malos. Ahora, ¿quién va a venir a relevar a esta dupla?
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