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Cine y series #Netflix#Review

Análisis | All together now: Un dramón aleccionador con algunas canciones

La nueva película de Netflix es una adaptación de la novela “Sorta like a rockstar”, sobre una sufrida joven que debe sobreponerse a sus tragedias personales y aprender a aceptar ayuda.

Análisis | All together now: Un dramón aleccionador con algunas canciones

La esperanza, esa cosa con plumas… El primer verso del célebre poema de Emily Dickinson le da título en Latinoamérica a la nueva película original de Netflix, que llega hoy a la plataforma de streaming en simultáneo para todo el mundo. Y funciona a su vez como lema para su protagonista Amber Appleton (Auli’l Cravalho), una talentosa adolescente con altruistas motivaciones, que no para de sufrir hasta tocar fondo y llegar al punto de perder lo último que se pierde.

Amber es una optimista estudiante de secundaria norteamericana, que trabaja como voluntaria en un hogar de ancianos, da clases de inglés a voluntad para adultos, organiza festivales de recaudación para su escuela, y todo lo hace siempre por una buena causa, con una sonrisa y una canción. Sin embargo, su situación personal va de mal en peor: desalojada de su casa por falta de pago y dejando atrás a un padrastro abusivo, vive con su madre en un autobús escolar que ella conduce y -para colmo- no le cuenta a nadie de sus necesidades.

Porque buena, si sufrida, dos veces buena. O al menos ese es el mensaje que se desprende del guion, con un discurso moralista que presenta el sufrimiento como virtud y la lástima como recompensa. Si la descripción de la protagonista suena a princesa de Disney del siglo pasado, la elección del elenco completa esa idea convocando a la actriz que interpreta la voz de Moana para encarnar a la virtuosa Amber. Curioso, sin embargo, que la princesa más progresista y menos princesa quede reducida a un apolillado estereotipo que hasta tiene su animal acompañante. Moana se reiría de la ironía.

Basada en el best seller “Sorta like a Rockstar” de Matthew Quick, el mismo autor de El lado luminoso de la vida (Silver Linings Playbook, 2012), el proyecto de esta adaptación atravesó un camino sinuoso, hasta terminar en el catálogo de la N roja. A diferencia de su antecesora, no tuvo a un cineasta como David O. Russell a cargo del guion y dirección para convertirla en material digno del Oscar, sino que fue pasando por varias manos desde que FoxSearchlight adquirió los derechos allá por 2013. Hasta que finalmente fue a parar a Brett Haley, el mismo director que este año nos dio Violet y Finch, otro dramón de Netflix sin ritmo ni gracia.

La buena de Amber tiene problemas de sobra para alguien de su edad, pero las tragedias en su vida -por más significativas que sean- no parecen pesar tanto como su conflicto interno: la incapacidad de pedir y de aceptar ayuda. Sin embargo, cuando es conveniente a la trama, nuestra heroína se puede sobreponer a su gran ¿orgullo? ¿dignidad? (nunca lo sabremos porque no queda en claro en ningún momento) para propulsar la acción y darle todavía más razones para sufrir. Quizás un material original que en otras manos podría haber encontrado su rumbo, termina siendo un sinsentido de lugares comunes para empaquetar una moraleja que se diluye en el camino. 

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