Desde que comenzó la pandemia, sabemos que uno de los grandes desafíos para todos los países es el de testear a la población de manera eficiente para poder detectar rápido a los infectados y poder aislarlos, disminuyendo de esa manera la propagación de la enfermedad.
El problema es que el método que se utiliza para diagnosticar, la Reacción en Cadena de Polimerasa (PCR), es relativamente complejo, requiere maquinaria especializada y, sobre todo, lleva tiempo.
Por su parte, los famosos "test rápidos" que se vienen promocionando desde el comienzo son serológicos, o sea, no detectan el genoma viral sino los anticuerpos que produce el sistema inmune cuando se enfrenta al virus. Por eso no se emplean, en este caso, para diagnóstico, porque pueden dar positivo cuando uno ya no tiene el virus y pueden dar negativo cuando uno lo tiene pero todavía no tiene suficientes anticuerpos como para ser detectados.
El NEOKIT-COVID 19 anunciado el viernes pasado es una nueva herramienta que complementará a los otros dos tipos de test y que, por sus ventajas, probablemente sea imprescindible para una mejor gestión de la pandemia.
"En este momento hay solo dos test de este tipo aprobados en el mundo: el nuestro y uno japonés", explica a Filo.News Carolina Carrillo, una de las científicas que participó en la elaboración del kit. "El nuestro, incluso, es un poquito más fácil", agrega.
El test parte de una muestra a la que se le extrae el ARN, o sea, el material genético. Una vez que se tiene el material genético aislado, el test se realiza en un solo tubo incubado a temperatura constante en el que se colocan el ARN y las enzimas con las que reacciona. Si luego de la incubación de aproximadamente una hora el tubo se ve lila, la reacción es negativa; si cambió a azul, es positiva.
El test tiene varias ventajas. "Respecto de los serológicos, la ventaja que tiene es que te dice si está presente el virus en el momento que se toma la muestra, y por eso tiene valor diagnóstico", explica Carrillo.
Con respecto a los test tradicionales de PCR, las ventajas son, por un lado, que requiere menos equipamiento y, por el otro, menos tiempo: "Una PCR convencional lleva como mínimo tres o cuatro horas y necesitás un termociclador; con nuestro método necesitás solamente un dispositivo térmico simple y mantener la temperatura constante para que se produzca la reacción, y da los resultados en apenas una hora".
Y otro factor a tener en cuenta es el costo: estos test serán entre un 25 y un 40% más baratos. La ANMAT ya los aceptó para diagnóstico y se podrán hacer unos 50 mil tests por semana con esta metodología.
Para llegar a desarrollar los kits, trabajaron en asociación investigadores e investigadoras del CONICET con la fundación Pablo Cassará.
"Tenemos un recorrido que hace que frente a esta enfermedad hayamos podido reaccionar rápido. Hace un tiempo estábamos desarrollando un kit similar para Chagas y cuando descubrimos la potencialidad de esta tecnología, empezamos a plantearlo en términos de una plataforma para poder trabajar con otros virus y bacterias", explica Carrillo.
Entre esos virus y bacterias con los que trabajaban, estaban a punto de empezar la validación clínica de un test para detectar dengue, chikungunya y zika; todos virus cuya información genética viene también codificada en ARN.
"Estábamos en ese proceso cuando apareció el SARS-COV2. La experiencia de estar desarrollando un kit diagnóstico para otros virus de ARN hizo que pudiéramos adaptar rápido nuestro conocimiento para responder a esta necesidad", indica Carrillo, y agrega: "Para poder llegar a hacer algo así, es necesario tener un soporte de infraestructura (como un Ministerio) y de fondos para la investigación sostenidos en el tiempo, que es lo que permite contar con una base de conocimiento para lograr diseñar un objeto concreto cuando la necesidad apremia", concluye.