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Vivió en primera persona la época de "Chernobyl": "Me hizo ser quien soy"

Tiene 44 años y es profesor en Estados Unidos; cuando vio la serie, volvió a revivir toda la incertidumbre que le dejó la Unión Soviética, donde vivía cuando era pequeño. Filo.News dialogó con Slava para conocer cómo afectó la época a los ciudadanos de Rusia.

Vivió en primera persona la época de "Chernobyl": "Me hizo ser quien soy"
Slava Malamud

Esta noche, a partir de las 21 horas, se estrena el último capítulo de “Chernobyl” en la pantalla de HBO Latinoamérica, la miniserie centrada en el peor accidente nuclear de la historia que tuvo lugar en la central Vladímir Ilich Lenin, en el norte de Ucrania.

Esa noche murieron 31 empleados de la planta, aunque el número real fue mucho más doloroso: según calculó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un informe de 2005, hubo entre 4000 y 9000 personas murieron por efectos de la radiación a largo plazo. 

Explosión en Chernóbil

Sin embargo, más allá de las cifras y estadísticas, el dolor, angustia e incertidumbre que se vivió la época es difícil de poner en palabras. La serie, con tan solo cinco episodios, buscó explicarlo en imágenes, retratar los detalles inéditos, el clima, las sensaciones y la oscuridad de ese momento. 

Slava Malamud tiene 44 años, y fue uno de los habitantes rusos que vivió en primera persona la época en la que sucedió el accidente. La serie fue un antes y un después para él: tal es así que lo dejó demostrado en sus redes sociales, donde realizó una minuciosa reseña de cada uno de los episodios.

“Acabo de terminar de ver el episodio 1 de Chernóbil. Esta es mi perspectiva es la de alguien nacido y criado en la Unión Soviética que tiene recuerdos vívidos de 1986, la catástrofe en sí y cómo fue manejado por los políticos soviéticos y los medios de comunicación estatales”, escribió, en un mensaje que tuvo más de 30 mil “likes”.

Incluso, el escritor y productor de la serie, Craig Mazin, le respondió: “Wow. Esto es asombroso de leer, Slava. Es un gran mérito para nuestro increíble diseñador de vestuario Odile Dicks-Mireaux y nuestro diseñador de producción Luke Hull y sus equipos incansables, la mayoría de los cuales creció en la Lituania Soviética. Estoy muy agradecido por el increíble trabajo que hicieron”.

Gracias a la serie, Slava volvió a revivir su infancia y descubrió detalles de su pasado que no conocía. En este contexto, Filo.News dialogó con Malamud para poder conocer cómo se vivió la época bajo su piel.

Ser contemporáneo a la tragedia

26 de abril de 1986: esa fecha no fue una más en la vida de ningún habitante de la Unión Soviética. Slava, al igual que los demás soviéticos, vivió, sintió y sufrió la época que marcó un antes y un después en la historia de su país y de todo el mundo.

Él tenía 10 años cuando ocurrió el accidente, y vivía en lo que hoy se conoce como Moldavia, a 460 kilómetros de la zona radiactiva de Chernóbil.

"La información oficial era muy escasa, pero los rumores comenzaron a extenderse rápidamente. Nos dijeron que no jugáramos afuera en el polvo. O no quedar atrapado en la lluvia. Se habló de agua y alimentos contaminados. De miles de víctimas. Como niños, no estábamos tan asustados por algo que no podíamos ver, pero nuestros padres ciertamente estaban aterrorizados", recuerda.

"Realmente no descubrimos lo que sudeció hasta mucho más tarde", confiesa.

"En junio de 1986 -cuenta-, mi madre y yo tomamos un tren a Leningrado y atravesamos el norte de Ucrania. El conductor caminaba alrededor del auto y les decía a todos que mantuvieran las ventanas cerradas y, por alguna razón, que pusieran mantas mojadas alrededor del marco. Mi mamá estaba muy preocupada, se enfermó".

A su vez, su padrastro fue un oficial del ejército soviético y supervisó los esfuerzos de evacuación en una de las regiones dentro de la Zona. Sin embargo, Slava no se enteró de esto hasta que vio la serie: "Cuando fui a su cumpleaños le dije: 'acabo de ver 3 episodios de una gran serie sobre Chernobyl, quizás te interese', y él me respondió: '¿para qué la voy a ver si la viví?'. Y le dije: '¿eh? ¿Por qué nunca me contaste?', y me dijo: 'bueno, nunca me preguntaste'. Es lo más sovietico que me pudo haber dicho: nunca ofrezcas información".

La serie: una interpelación directa a la vida soviética

Una de las escenas de la serie

"Esto es algo que tendría que haber salido de nuestra perspectiva, de nuestro talento. En Rusia o Ucrania; pero no se hizo en Rusia, se hizo en Occidente", detalla Slava, con respecto a la producción de la serie. 

Sin embargo, no le parece que sea una decisión errada: "Hay una razón por la cual es así: porque los rusos no están dispuestos, todavía, después de 33 años, a contar la historia de verdad (...) no tratan de contar la historia de las personas que estaban allí, sino que están tratando de transmitir algún tipo de mensaje políticamente conveniente", añadió.

Según recuerda de ese momento, el Gobierno detalló una versión oficial de los hechos que no fue la verdadera; les dijeron que había sido un "accidente menor", aunque nadie creyó ese discurso.

"Las prioridades de los funcionarios soviéticos son muy sesgadas: se preocupan por el 'prestigio de la patria' en primer lugar y están dispuestos a tratar a los seres humanos como material prescindible. De vez en cuando está justificado, a menudo resulta en errores horribles. Las respuestas iniciales de las personas a cargo (todo está bien, no propagar el pánico, mantenerlo en secreto) fueron muy precisas", señaló.

"He visto muchos intentos occidentales de retratar la vida soviética y los ciudadanos soviéticos. No fue una gran sorpresa que HBO decidiera explorar un importante evento soviético desde mi infancia. Parecía una historia lo suficientemente grande como para hacer una buena producción. Lo que fue una gran sorpresa es lo bueno que resultó el show", confesó.

"Lo que fue una gran sorpresa es lo bueno que resultó el show", reveló.

"Los soviéticos también son retratados como a menudo cínicos, desconfiados de la autoridad y burlándose de ella (especialmente en las escenas de los mineros de carbón en el Episodio 3), lo cual es extremadamente cierto y algo que pocos occidentales saben sobre nosotros", continuó.

En este sentido, Slava destacó los detalles, los cuales fueron construidos con una gran fidelidad a la realidad y con el fin de que sean interpretados y reconocidos directamente por todos los que vivieron la época. 

"Me siento abrumado por la atención a los detalles y siento un enorme respeto por la decisión creativa de que los personajes se comporten e interactúen de la manera más cercana posible a la vida real. (...) El director y el elenco hicieron un trabajo absolutamente fenomenal. Es una alegría verlo y varias escenas me hicieron aullar de alegría", explicó.

La huella que nunca se olvida

Una de las escenas de la serie

"'Chernobyl' no es manipulador con las emociones del espectador, no explota el dolor y el sufrimiento de personas reales y, aunque es brutalmente honesto en su evaluación del evento, no le grita consignas políticas. Probablemente es lo que más me gusta de este programa", reflexionó.

A 33 años de la tragedia, Slava vive en Estados Unidos, donde se mudó a los 17 para trabajar como periodista corresponsal en un periódico ruso; su principal trabajo, en la actualidad, es ser profesor de matemática en una escuela. Pero no se olvida de su pasado, ese que sigue latiendo ahí y que se trasladó de su infancia a la televisión.

"Me alegro de que un pedazo de nuestra historia haya tocado a las personas de esta manera. Creo que la escritura, la dirección y la actuación son absolutamente de primera clase. En cuanto a por qué verlo, la gente debería decidir por sí misma. Obviamente, es un gran cuento preventivo de arrogancia humana y fracaso institucional en un sistema totalitario, pero también se puede encontrar inspiración en él. Y poderosos sentimientos. Y la decencia humana. Una buena educación en historia y cultura", finalizó.