Faltaba un mes y algunos días más para el momento que llevaba meses esperando. Johanna Piferrertuvo un embarazo sin complicaciones y pasó por los síntomas que padecen todas las mujeres: mareos, vómitos y demás. Sin embargo, el 6 de octubre de 2014 le informaron lo que no esperaba.
La mujer se sometió ese mismo día a un control de monitoreo, para controlar el estado de salud del pequeño en camino pero algo andaba mal, sus signos vitales no se oían. De modo que la enviaron a hacerse una ecografía.
“La ecografista fue la encargada de decirnos que Ciro no tenía más signos vitales”, diría después Piferrer en conversación con C5N. “Estuvimos solos, nunca tuvimos ningún tipo de acompañamiento”, expresó.
En ese momento, Germán, pareja de Piferrer y padre de Ciro, comenzó a llorar y se tiró al piso en un acto de desesperación. “Atiné a levantarme de la camina, me senté con él y nos quedamos los dos llorando”, contó la mujer.
Las horas posteriores a la triste noticia fueron una lucha constante. “Comenzamos un camino que los dos desconocíamos”, describió la víctima, involucrando a su pareja, quienes fueron en busca del obstetra. “No nos pudo dar la explicación médica por la cuál había ocurrido”.
Sin embargo, tiempo después le quisieron inducir un parto natural, a lo que Piferrer consideró como no apropiado dadas sus condiciones físicas y emocionales. “Yo les explicaba que no estaba preparada para someterme a eso, por más que ellos me dieron las razones, por los que sería el método apropiado para proceder”, mencionó.
A pesar de que los médicos insistían en que el caso no era una urgencia, “Germán pedía que por favor me hicieran una cesárea”. Mientras tanto, la trasladaron a “Maternidad”. “Estuve durante 9 horas allá” con el bebé fallecido y aún en la panza.
La compañía de allegados y familiares, reconfortó a la pareja. Fue gracias a una amiga de Piferrer, que consiguieron que le realizaran la cesárea en el día, porque la iban a postergar para el siguiente.
“Una vez finalizada la cesárea, pedí que no me llevaran a Maternidad, y lo hicieron.Estuve rodeada de flores, de los nombres de los bebés, de carteles que decían “Señora mamá””, relata entre lágrimas.
Otra de las situaciones que lamenta, fue una mala contestación de una enfermera. Piferrer explicó que pese a su tragedia, el cuerpo no parece detectarlo en primera instancia, de modo que se preparó para la lactancia.
“Tenía mucha leche, le expliqué a la enfermera y me dijo “Bueno mamita apretate las tetas”, y se fue”, contó la víctima de violencia obstétrica. Se considera de este modo a "un trato deshumanizado y patologización de los procesos naturales, sin considerar la Ley de Parto Humanizado".
Piferrer y su pareja permanecieron en el hospital alrededor de 4 días. Un día antes de que le dieran el alta, logró que la “sacaran de Maternidad”.
“La muerte de mi hijo, si bien la atravesé yo, también lo hicieron muchas mujeres”, comentó la mujer quien ahora brinda su testimonio para solidarizarse en la lucha de quienes atraviesan por situaciones similares.
Johanna ahora tiene 35 años, se separó y no tuvo más hijos. Su testimonio se suma al de otras mujeres que atravesaron por la misma lucha como Agustina Petrella, ante una de las 6 formas de violencia frente a la mujer estipuladas por la "ley de violencia de género".