Se conocieron las nuevas políticas monetarias del Central, en conjunto con el resultado de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional ¿Cómo afecta a la economía y qué podemos esperar? Entrevistamos al economista, docente (UNGS) y consultor Martín Kalos para conocer su mirada sobre el horizonte que se aproxima:
El nuevo acuerdo con el FMI y sus implicancias
Está destinado pura y exclusivamente a intentar calmar en el corto plazo la vorágine cambiaria y apaciguar al FMI en todos nuestros incumplimientos del primer acuerdo para mantener su aval político, que se traduce en más desembolsos de dólares para calmar las necesidades financieras tanto del gobierno nacional como de la economía argentina.
En este sentido, es un acuerdo que no tiene perspectiva de durar demasiado. Es un régimen monetario de transición donde el gobierno espera que nos acerquemos al piso de la banda de flotación, con un tipo de cambio de $34.
Para esto se va a desarrollar una política monetaria contractiva, que va a profundizar la recesión. Esto implica mayores niveles de desempleo, mayor pobreza y desigualdad del ingreso, situación que iremos constatando por los datos que vayan surgiendo en estos meses.
El gobierno espera el aluvión de dólares de parte del FMI ahora, más los dólares especulativos, a los que no se les pone ningún control de capitales. Estos dólares entrarán en este corto plazo al país para aprovechar las altas tasas de interés, que parten del 60% actual y pueden subir aún más. Esta entrada conduciría a una apreciación del tipo de cambio, esperando llevar el valor del dólar a los $34. En ese caso, el Central saldrá a comprar dólares para fortalecer las reservas y mantener ese nivel cambiario.
Si en lugar del piso nos vamos al techo y el dólar llega a los $44 entonces el Central puede vender apenas 150 millones de dólares por día para intentar contener el tipo de cambio. Para que nos demos una idea, es menos de lo que vendió en 1 de cada 3 días hábiles en el ultimo mes y medio de corrida.
En este sentido, se convierte en una barrera un poco tibia. Más aún, si las entidades financieras y los operadores especulativos llevaron a $44 el dólar saben que el Central va a vender esos u$s 150 millones baratos y luego van a seguir forzando una devaluación mayor. Ese negocio está instalado, Sandleris muestro todas sus cartas y se sabe que puede y que no puede hacer. Es un juego peligroso mientras dure este régimen cambiario.
Proyecciones para 2018 y 2019
Las proyecciones son que de acá a junio de 2019, que es por lo menos donde se mantiene este régimen de política monetaria restrictiva y bandas de flotación cambiaria, la recesión se profundice. Antes, se proyectaba que el segundo trimestre de 2019 iba a haber un rebote liderado por la buena cosecha. Ahora hay que sumar este efecto negativo de la actividad económica por lo que el rebote probablemente sea menor al que hubiera sido.
La apuesta del gobierno es que la buena cosecha y la esperada estabilidad financiera permita terminar el año a todo galope, es decir, que arranque muy mal y termine muy bien. Por eso el promedio del año termine levemente negativo (-0,5%), incluso con el consumo subiendo.
Sin embargo, es difícil lograr estas proyecciones con este régimen monetario fuertemente recesivo y sin política de desarrollo laboral ni social. Hay mucha volatilidad en la especulación financiera que dificulta un crecimiento sostenido y fuerte.
Por lo tanto, las perspectiva es que el primer semestre va a ser recesivo, aún con el rebote del campo. En términos sociales, laborales y productivos va a ser malo pero depende de cómo se estabilice esta crisis el cómo se desarrolle el segundo semestre y el final del 2019.
¿Cómo afecta en nuestro día a día?
En el corto plazo lo que ya venimos observando: mayor desempleo, pérdida del salario real, mayor pobreza y desigualdad en los ingresos. De acá a mediados de 2019 esto va a empeorar y no hay ninguna política anunciada hasta ahora que vaya en desmedro de esto.
Por lo tanto, las personas van a tener menos plata en el bolsillo para llegar a fin de mes. Las empresas no van a recomponer sus ventas y encima quienes quieran financiarse van a enfrentar tasas de interés completamente exageradas, en muchos casos usureras. Entonces, no hay posibilidad de financiarse sin ir a pérdida.
El panorama de aca a 9 meses es muy malo en todo lo relacionado al contexto social, laboral y productivo, afectando fuertemente en nuestra calidad de vida.