El supuesto “reposo” de enfrentamientos que reinaba en la franja de Gaza en los últimos días se ha visto nuevamente interrumpido. En este caso, a raíz de una operación encubierta llevada a cabo por el Ejército de Israel en el sur de Gaza y cuyas implicancias significó la muerte de siete palestinos, dentro de ellos un alto mando militar.
¿Qué consecuencias tuvo esto? En el cortísimo plazo, la reactivación de las alarmas antiaéreas que componen el escudo antimisiles conocido como “Cúpula de hierro” del que Israel dispone.
De igual manera, en represalia por esta acción encubierta, el grupo Hamas ha disparado cerca de 400 proyectiles desde la Franja. En una escalada furiosa, el ejército israelí por su parte ha respondido con bombardeos desde la aviación y la artillería hacia posiciones palestinas en la región.
Pero, ¿qué es Hamas?
La respuesta variará drásticamente según quien sea consultado. Lo cierto es que Hamas es una organización política islamista palestina y un grupo militante fundado en 1987 que ha librado una guerra contra Israel, Estado al que no reconoce.
Al mismo tiempo, la organización provee a los palestinos de servicios sociales y funcionales que desarrolló como una alternativa a las instituciones de la Autoridad Palestina presente en el territorio de Gaza, enclave gobernado por Hamas.
¿Por qué en Gaza?
Tal como su nombre lo indica, Gaza es una franja de territorio densamente poblada, gobernada por Hamas, rodeada fundamentalmente por Israel y poblada en gran medida por palestinos.
Actualmente se encuentra bajo bloqueo israelí, medida que ha significado el bloqueo del flujo de bienes comerciales, alegando desde el Estado judío que Hamas podría usar esos bienes para fabricar armas contra Israel. Si bien las intensidades habían mermado, al menos hasta este momento, el corte de suministros como el acceso a la electricidad y alimentos continúa deteriorando las condiciones humanitarias.
La tesis principal de resolución del conflicto es la denominada “solución de dos estados" que establecería a Palestina como un estado independiente en Gaza y la mayor parte de Cisjordania, dejando el resto de la tierra a Israel.
No obstante, a las diferencias e imposibilidades de llevar esto a la práctica, el recrudecimiento de los enfrentamientos significa un proporcional aumento en las dificultades de poder encontrar una solución conjunta al conflicto.
El menor error de cálculo en la escalada de violencia podría devenir en una nueva guerra como las tres que tuvieron lugar en este última década.