Esta perrita superó sus problemas de conducta con terapia y se salvó de que la durmieran
Luna no nació agresiva, aprendió a comportarse así a raíz del maltrato que recibió durante meses por parte de sus anteriores cuidadores. Afortunadamente alguien se involucró en su caso y le consiguió una segunda oportunidad.
Ningún perro nace siendo agresivo. No importa su raza ni su tamaño. Es una falacia. Es una estigmatización social que puede dejarlos en la calle y hasta llevarlos hacia su propia muerte.
Cuando un perro manifiesta problemas de conducta es porque ha sido criado así. Puede que haya sufrido alguna experiencia traumática que involucre a más perros, personas u otros animales; que no haya sido socializado; o que a lo largo de su vida haya sido víctima de maltrato y/o abuso. Las posibles causas son diversas pero en todos los casos es necesario aclarar que tiene solución que los perros catalogados como “agresivos” merecen una segunda oportunidad.
Para asegurarse de que así sea existe la Asociación Protectora de Animales (APRANI), desde el 2006 trata animales con problemas de conducta y atiende a perros, gatos, conejos, aves, caballos, tortugas y chanchos, ofreciendo atención veterinaria alopática y terapias alternativas, como por ejemplo homeopatía, antroposofía e inmunoterapia.
Allí Alicia Barreto, médica veterinaria (UBA) especialista en etología -estudia el comportamiento de los animales en sus medios naturales o en situación de libertad- mejor la realidad de 200 animales en situación de calle. Los rehabilita para después reinsertarlos con su familia ideal. Una que los provea de amor, alimento y contención por el resto de su vida.
Luna fue de unos de los últimos casos que llegó al refugio y se sumó a los más de 30 que ya trata por manifestaciones de comportamiento agresivo. Quien en ese momento cuidaba de ella le pidió ayuda a Alicia porque “mordía mucho y estaban por dormirla”, revelaron desde Aprani a Filo.News. “La perrita fue criada atada y a veces a golpes, por lo que aprendió a relacionarse de esa manera”, aclaró sobre su problema de conducta.
Alicia inició el tratamiento con ayuda de Luis, un voluntario del refugio que se destaca por ser muy bueno en el manejo de perros “agresivos”. “Con una medicación que regula los neurotransmisores cerebrales” y con “tratamiento conductual con el dogal” lograron que Luna mejorara. Además Luis se encarga de los paseos diarios de Luna con el fin de que vuelva a socializar con otros perros, animales y humanos.
Una vez que la perrita sea dada de alta totalmente el refugio le buscará una familia que pueda disfrutar del amor y compañía de Luna. “Ellos no son malos, han sufrido malos tratos y por eso reaccionan así" explicó la veterinaria.
Muchos de los animales rescatados fueron muy maltratados en su infancia y ello genera que le tengan miedo a los hombres y de allí devienen sus problemas de conducta y hace muy difícil que puedan ser adoptados. Utilizando terapia conductual y tratamientos veterinarios, los cuales pueden durar meses e incluso años, genera un gran cambio en la personalidad de las mascotas, consiguiendo que lleguen a ser unos tiernos amigos y compañeros. Merecen una segunda oportunidad pero para tenerla necesitan personas que se involucren.
“Estamos muy contentos con los resultados de las terapias, tenemos muchas historias de éxito para contar, perritos que llegaron súper agresivos y con las terapias mejoraron tanto que hoy viven en parques junto a otros animales y nueva familia", concluyó Alicia.